Lo que dicta el Corazón: El Origen [1]

3.

La tormenta que se me venía encima era colosal y bastante difícil de evadir.

Desperté a las seis abrazada a las almohadas de Mikael pero sin rastros del pelinegro lo cual me preocupó. Me puse de pie y salí de la habitación creyendo que lo encontraría en su sala de estar pero no, no había nadie así que como último recurso me fui a su cocina encontrando un desayuno encima de la isla y una nota firmada por él.

No quise despertarte tan temprano pero debía irme, tengo guardia médica.

Quizás quieras hablar conmigo así que te dejo mi número y este desayuno que he preparado para ti.

Pd: espero tengas un día tan lindo así como tú.

Atentamente: Mikael De León.

Aparte de encontrar un detalle tan lindo como este a mi móvil no han parado de llegar llamadas de Aiden y mensajes donde me pide que hablemos o pidiéndome explicaciones de a dónde estoy y porqué no le avisé que saldría. Le ignoré y me dispuse a degustar lo que el pelinegro ha preparado para mí.

Y por supuesto a llamar a Davenport.

—¿En dónde te encuentras?

Se que está mal no saludar pero necesitaba ir a otro lado que no sea mi casa.

—En el club de papá con los gemelos, ¿Por qué? ¿Te sucedió algo?

—Si me pasó algo y quiero que vengas por mí, ¿crees que si puedas llegar rápido?

Se que Mikael dijo que sus hermanas y padres no vienen acá pero igual siento miedo que me vea con su ropa y andando como si nada. ¿Y si piensan que somos algo? Oh Dios no.

Alesk me preocupas. Bien dame unos segundos y salgo para tu casa.

—El detalle es que no pasé la noche en casa.

¿Le tenía miedo a Davenport? Por supuesto que si, él es como mi segundo padre y aunque no lo parezca tiene muchísimo más carácter que Erick, quien si es mi padre biológico.

—¿Y en dónde está usted, Alesk?

—No tengo idea, yo te mando mi ubicación en tiempo real y vienes por mi. ¿Si? ¡Te adoro, Davenport! —. Y cuelgo antes de que me regañe.

En media hora había ordenado lo que ensucie y dejé todo como lo había encontrado ayer por la noche y en unos segundos me encuentro bajando en el ascensor para enfrentarme a mi mejor amigo quien aguarda por mi afuera. Sostuve fuerte las tiras de mi maletín como si este fuera a salvarme el alma del regaño que se me viene encima.

El portero se despide de mi y cortésmente abre la puerta del edificio para mí y aunque parezca lo más predecible posible Adam estaba delante de mi con su auto atrás estacionado. El rubio venía con una camiseta blanca básica y sus vaqueros y una chaqueta de mezclilla y su cabello rubio desordenado. Al verme y ver de dónde salía sus ojos me abordaron con una gran interrogante: “¿Qué haces tu saliendo de ahí?” respiré hondo y me acerqué a él.

—¿Con quién estuviste?

—Primero que nada buenos días y segundo; con un chico que fue amable conmigo y me ayudó cuando más lo necesitaba.

Lo quito de ahí para abrir la puerta y subir al asiento de copiloto. Él rodea su auto para venir por el otro lado del coche y verme sin comprender.

—¿Y quién es él? ¿Por qué no me llamaste a mi? Pude ir si me decías que estabas mal y lo sabes, nunca podría dejarte sola.

—Davenport…

—¿Fue Aiden? ¿Qué te hizo ese mal nacido? —. Él entró al coche enojado y yo no sé por donde comenzar.

Le estuve confesando todo, absolutamente todo. Desde el viaje de negocios de Erick hasta que Aiden pisó mi casa y lo que vino a continuación me avergonzó contar. Davenport tiene un buen concepto de mi y que escuche como dejé que Aiden invada mi espacio personal me avergüenza.

—Es un maldito y lo voy a golpear. —. Declaró un Adam cabreado.

—No lo vale, Davenport…

—¿Cómo de que no? Te ilusionó y jugó contigo aún sabiendo que estás enamorada de él, Alesk. Por muy ciego que sea ese cabrón no le da créditos para que se acerque a ti de ese modo y luego cambie. ¿Qué demonios le pasa? Me importa una mierda que sea el mejor amigo de tu padre, que sea socio de mi papá y miembro de oro en el club campestre o que sea tu jodido amor platónico… ¡Pero contigo nadie juega! Y él me las va a cobrar.

Y nunca había visto a mi mejor amigo tan enojado con alguien o maldiciendo o diciendo palabrotas.

Él pone el coche en marcha a mi casa y claro durante todo el camino le fue comentando a sus hermanos gemelos que le hablen a Chase con anticipación diciendo que pida un buen abogado para que lo saquen de la cárcel. Estuve tratando de que piense con racionalidad y no con su rabia pero fue en vano.
Davenport aparca en la cochera de mi casa y baja de su auto como alma que lleva el diablo y tengo miedo, después de todo no quiero que golpee a Aiden. Le sigo apurada gritando que no le haga nada pero es simplemente imposible

—¡Davenport, por favor!

Él me ignora olímpicamente e ingresa a mi casa para encontrar a Aiden en la sala principal. Les juro que no perdió tiempo para agarrarlo del cuello de su camisa y proporcionarle un puñetazo en su mandíbula haciendo que caiga al suelo.




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