Aleskia Sallow.
5 años atrás.
“¿Y aún cuando la magia se acabe tu volverás a mi lado a amarme? Porque siento que sin ti nada de lo que hoy existe vuelve a ser igual a como era. Y cuando depositas tu azulada mirada en mi siento que mi mundo se derrumba y me pregunto si cuando sea como ellas me mirarás o simplemente pasaré por alto ante tu radar.
Y es que te amo tanto que pueda recibir mil apuñaladas y aún así amarte de la forma en la que lo hago”
La poesía no era mi fuerte y aunque ame leerla nunca me quedaba algo completamente grabado como para plasmarlo en un papel, pero luego de leer millones de cartas que mi madre le enviaba a mi padre pude sacar el romance del cajón.
Observé por la ventana y lo encontré junto con mi padre jugando al fútbol y con otros más amigos que ellos comparten. Se veía tan bien con su shorts deportivo y su remera básica, su cabello castaño pegado a su frente.
Él siempre ha sido el amor de mi vida y no se cómo es que llegué a amarlo de este modo si nunca vi otro tipo de señales que me hagan ver a otro punto pero siempre era él y creo que por eso me enamoré, siempre estaba él cuando más lo necesitaba, cuando quería un abrazo estaba él.
Y se que no es una excusa ya que mi caso no es común pero simplemente sucedió, todo pasó de la nada y ya no puedo echarme para atrás y solo quiero besarlo. Es mi más grande sueño, recibir mi primer beso de él.
Él es tan loco y es lo que hace que mi corazón vaya tan rápido y me cuida, amo cuando se preocupa por mi.
—¿Algún día me amarás? —. Dejé la pregunta al aire, y suspiré cuál enamorada viéndole jugar al fútbol con mi padre y sus amigos.
Y verlo ser tan él con sus amigos la misma duda vuelve a mi mente: ¿En qué momento comencé a amarlo? Solo recuerdo un poco de ese día y ya han pasado más de cinco meses desde que supe que me gustaba.
Erick toda la vida me ha inculcado que es él mi tío ficticio pero yo digo que no, Aiden no es de mi familia y nunca jamás lo será y así debe ser. ¿Qué ganan con hacerme creer una mentira? No harán que deje de gustarme de la noche a la mañana.
El llamado a mi persona me hace suspirar y dejar todo en su lugar para atender al llamado de mi papá. Bajé las escaleras y encontré a sus amigos en la sala con la televisión encendida viendo un partido de fútbol americano, voy a la cocina encontrando a papá sacar galletas del horno.
—¿Te encuentras bien cariño? En todo el día no quisiste salir a jugar con nosotros.
—Estoy bien, solo es un leve dolor de cabeza. —. Me excusé olímpicamente, voy al banco de la isla para ocuparlo.
Erick traía un delantal puesto para evitar ensuciar su ropa, traía su cabello rubio desordenado.
—¿Y tus amigos?
—En la sala, hoy hay partido.
Él me deja un plato de galletas y un vaso de leche fría para regresar con sus amigos a la sala quienes gritaban emocionados ante el juego. Erick sabe cuánto amo las galletas de naranja con ralladura de limón fresco, son mis preferidas y él solo las hace cuando me quiere ver feliz.
—Hasta que te veo. —. Dicen a mis espaldas.
Aiden viene a mi lado dejando un beso en mi cabello para ir al refrigerador a beber un vaso de agua fría.
—Pensé que estarías viendo el juego. —. Elevé una ceja confundida.
—Sabes que odio el fútbol americano.
Escéptica lo veo y él simplemente sonríe divertido.
—¿Y el futbol de campo normal? Aunque es lo mismo.
—Técnicamente no, pequeña. Uno es como los brazos y el otro es con los pies.
—Futbol es Fútbol.
Aiden se carcajea y viene para quedar frente a mi.
A pesar de su edad aún conserva rasgos juveniles y es extraño, ya a este momento debería tener una que otras cosillas avanzadas pero también creo que tiene que ver mucho la genética y toda la familia Clark tiene aspecto joven, incluso Milagros Clark.
—¿El colegio que tal?
—Bien, ya sabes. —. Desvié mi atención y él hizo un sonidito con su boca..
—¿Sucedió algo? —. Intento ignorarlo pero fue imposible.—¿Alesk?
—Davenport no ha ido y lo extraño.
Aiden me vio enternecido y yo bufé, no quiero causar ternura.
—Ya lo verás mañana, no te angusties.
Él me da una rápida mirada y sale de la cocina al recibir una llamada a mi celular personal.
Y en mi corazón pude ver cómo esa extraña calidez volvía con más fuerza. Y no me importa que mi enamoramiento sea visto como un cliché mal producido, yo lo quería y me conformo con eso.
••
En el presente.
De León fue realmente amable en querer acompañarme en lo que terminaba de ducharme y buscar un vestido apropiado para está noche y aunque a último momento estaba arrepintiéndome tuve que buscar emoción donde no tenía.
Ya se lo había prometido al pelinegro.
Erick una vez me compró un vestido negro de gala y nunca encontré alguna oportunidad para usarlo y bueno, hoy parecía una buena ocasión. Dejé mi cabello suelto y un poco húmedo, maquillé un poco mi rostro y me calcé unos zapatos del mismo color altos.
Editado: 29.08.2024