Lo Que Dios Tiene Preparado Para Ti

III

Después que los chicos conversaron de muchas cosas irrelevantes, Marcos, se puso de pies, miró su reloj, marcaban las siete, tomó el balón sugiriendo a sus amigos que jugaran, estos aceptaron la propuesta, se dirigieron a otro grupo de jóvenes, en poco tiempo conformaron dos grupos de once integrantes, así comenzaron a jugar. Cuando ya hacía falta un cuarto para las ocho, Marcos, descubrió a Susana, entrando al parque con dos chicas más del salón de clase, corrió y le pasó el balón a otro compañero de equipo, luego trotó hacia Alfonso.

- ¿Ves quién viene ahí? –dijo haciendo una mueca con su labio en dirección donde la chica iba.

- Susana –musitó el joven– no seas mala onda con, Josh –sugirió, Alfonso.

- Tranquilo, sé que me pasé con él, pero es que mi intención es ayudarle, no ves como babea por esa chica.

- Pues sí.

- Entonces ayúdame a ayudarle.

- ¿Cómo?

- Mira, ella está sentada para ver nuestro partido, hay que hacerle ver lo bien que, Josh, juega, además que marque un buen gol.

- Ya te entiendo, cuenta con ello.

Así fue como montaron la jugada, en el momento preciso le mandaron un pase, el cual, Josh, remató con nitidez mandando el balón entre las redes, el chico celebró el gol, pero no muy escandaloso, ni que fuera la liga. Pero en eso sin siquiera buscarlo sus ojos dieron al lugar donde Susi estaba con sus nuevas amigas al parecer, él se percató que ella le miraba lo que le llenó de emoción. El juego concluyó, llevándose ellos la victoria por el último gol marcado por Gonzales, luego empezaron a caminar hacia la salida.

- Ahí está, Susana –dijo, René.

- Sí, lo sé –afirmó, Josh.

- Muy oportuno que ella te viera marcando el gol, así fue como su atención se concentró en ti.

- ¿De verdad lo crees?

- Sí. Yo ya la había divisado desde hace un rato. No te lo dije para que no te desconcentraras.

- Muy acertado su pase, chicos –les dijo a Alfonso y Marcos.

- Y que lo digas –expresó, Marcos, riendo de buen humor.

- Haber te conozco… tú ya la habías visto así que me ayudaron. Ustedes se confabularon para que yo anotara.

- Pos sí.

- No creo que te enojes por ello –señaló, Alfonso– fue para ayudarte. No es un secreto para nosotros que te gusta, Susana.

- No, pues sí. Yo no estoy enojado… Gracias.

- Para eso estamos los amigos –dijo, René– yo ya lo había notado.

Cuando René expresó la frase se echaron a reír, eran muy unidos, así que se trataban de ayudar incluyendo al loquillo de Marcos, que a pesar de su carácter a veces desesperante por sus bromas inoportunas, era el que más ideaba locuras al momento de ayudar a uno de sus amigos.

Al pasar enfrente, Josh y Susana cruzaron miradas rápidas. Dejaron el parque atrás, cuando el joven llegó a su casa su familia ya estaba ahí.

****

Ahora conozcamos a otros de los personajes: Marta Furtado, era una niña de 13 años que a pesar de su corta edad había recibido duros golpes, el primero lo recibió tan solo al nacer, esta pobre criatura nació de una traición hecha por el padre, la mujer con quien la concibió estaba fuera de la realidad, por lo que no le interesaba plantar los pies sobre la tierra y menos hacerse cargo de la bebé de sus entrañas. Por lo que la niña fue dada al progenitor, el hombre no tuvo más remedio que llevarla a su hogar.

Ya se imaginarán el idilio que creo esto, es tan obvio imaginar la reacción de la conyugue al enterarse del engaño, un espectáculo sorprendente. Josefina (la madrastra de Martha), se sintió herida ante la situación, se llenó de rabia y ver a la niña era tener vivida la estocada recibida, era semejante a que le untaran sal a la herida; la criatura no tenía ninguna culpa, pero para Josefina con aquel hecho tan reciente le era imposible apreciar a aquella infante.

Ante aquella situación, Magaly (Madre de, Raúl, abuela de, Martha), se hizo cargo de su nieta, ver a aquel pedacito de persona tan indefenso y sin protección alguna, rodeada de caos, inspiraba a aquella anciana a cuidarle –Está cosita bonita es parte de mí también– decía la mujer de edad, viendo cariñosamente a su nieta –yo te cuidare, mientras viva de protegeré.

Durante muchos años lo hizo, Magaly, pudo ver los primeros pasos de aquella niña, ir por primera vez a la escuela y soportar de cada una de sus travesuras. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de, Magaly, no le evitaba por completo los desasosiegos a la pequeña. Convivían junto a su padre, hermanos y Josefina, quien aún al ver a la chiquilla le hacía recordar el malísimo momento, así que le trataba con indiferencia, haciéndole ver que sus hijos eran más importantes.




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