XIV

Otros meses pasaron, Kelling Gadea, seguía en su curso junto a su tía, realizó varios intentos de conseguir empleo sin tener éxito, John y celeste en su relación que progresaba, Kelling Hernán en sus clases de último año de secundaria, por otro lado, Josh sobrellevando su noviazgo, sus salidas con Susana y su nuevo amigo Víctor se volvían frecuentes. Antes de percatarse ya estaban en septiembre.

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Josh, cada vez miraba más fatigado a su padre, después de tantas pláticas le convencieron de ir a la clínica, por lo que aceptó, pero con la condición de ir solo, estuvo tomando medicamento, cada ocho horas por lo que se empezaba a notar mejor. El joven después de tanto tiempo había quedado con sus viejos amigos para salir y recordar viejos tiempos. Después del trabajo el joven se fue al sitio donde habían quedado. Llegó al paseo del lago de la capital, era un lugar bastante agradable, ahí vio a sus viejos compañeros haciéndole señas.

Al estar cerca se abrazaron, tenía bastante de no verse, buscaron unas bancas para sentarse, aunque más bien fue buscar sitio donde estar más solo puesto que había unas como especie de gradas bordeando el lago. El viento soplaba insistentemente pero no era molesto.

- ¿Cómo estás, Josh, cuéntanos? –preguntó, René.

- Pues ahí vamos, ya sabes que estoy trabajando desde finales de la escuela, estamos en la misma universidad… y aun así no nos vemos las caras…. Y pues sigo con mi novia y tengo un nuevo amigo en el trabajo.

- Mmmm… de verdad.

- ¿Por eso te has olvidado de nosotros? –interrogó, Marcos cruzándose de brazos.

- No, nada de eso, simplemente no me queda tiempo.

- Mmmm…

Todos se pusieron a reír, luego se acomodaron mejor, en tanto dos se fueron a comprar algo de comida, Alfonso y Marcos fueron en busca del alimento. René y Josh se quedaron viendo, su amigo sonrió.

- Cuéntame ¿Cómo vas? –inquirió René.

- Lo que te dije.

- ¿En serio?

- Sí.

René, movió la cabeza asintiendo, luego acomodó sus codos sobre una mesilla de concreto para luego apoyar su cabeza en una de sus manos.

- ¿Y tú que me cuentas?

- Pues volví a la iglesia –le comentó con el rostro iluminado, se notaba tan contento, Josh sonrió, produciendo las palabras de su amigo una gran nostalgia en su interior.

- ¡Qué bueno! –dijo, Josh con sinceridad.

- Sí, amigo nunca me había sentido mejor, estoy haciendo todo lo posible para que los chicos también vengan –soltó de lo más animado.

- Eso sería genial.

- ¿Y tú cómo vas en esa parte?

- Mal amigo, siempre por la tangente.

- Eso no está bien.

- Puede que sí… pero… –posó su vista en el suelo con aire abatido– no sé.

- Mmmm… eso no está bien y lo sabes.

Josh, se lo quedó viendo a su amigo, sabía que, René, tenía razón, pero también a su mente sonaban las palabras de Susana “eso es arcaico” aunque bien sabía que eso era incorrecto, pero también se le venía a la cabeza las una y mil complicaciones con su tiempo, los usuales impedimentos para este estilo de vida.

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John y Celeste estaba en plenas risas acababan de ver un accidente de un conocido y a pesar que al inicio lo que experimentaron fue susto y correr a auxiliarle ahora que todo estaba más tranquilo y solos no paraban de reír, estaban en la sala de la casa que John cuidaba.

El incidente había sido que un joven ex compañero de clases en común iba de lo normal por la calle, cuando unos motorizados se detuvieron a asaltarle, el joven al observar el atraco que iba hacia él le hizo desmayarse; John y Celeste se quedaron boquiabiertos por lo que la joven en nerviosismo buscó su móvil y John empezaba a quitar el cerrojo de la entrada, sin embargo los atracantes al observar que su víctima se desmayó se alejaron sin hacerle nada. En eso celeste y John fueron a verle, unos minutos después el joven recuperó el sentido, estaba rojo por lo sucedido, pero más por lo apenado que el susto.

- Solo estaba haciendo el mate (expresión de mi país refiriéndose a su actuación) –pero era obvio que no había sido una actuación el desmayo fue muy real, pero claro sus ayudadores le siguieron la corriente.