Lo Que Dios Tiene Preparado Para Ti

XVI

Era más de las seis de la tarde, Josh estaba en su cuarto tumbado en su cama, su vista estaba puesta fija en el techo, meditaba en aquel sentimiento que experimentó al entrar a aquel culto matutino, esa sensación de bienestar que quedaba en lo más recóndito de su cerebro se hizo presente en su ser después de mucho. Sus ojos ce cerraron, recordando ese momento de paz, donde sintió que todo estaba bien, una sonrisa brotó en su rostro… cuando el teléfono celular sonó, su vista fijó los ojos en el aparato, era su novia que le llamaba; se sentó antes de contestar.

- Hola –soltó él.

- Hola, estoy lista –refirió, Susana, al otro lado de la línea– vas a venir ¿verdad?

- Sí, voy para allá.

Concluyó su llamada, pero él se encontraba pensativo, ante todo lo ocurrido, sintió la necesidad de poner algún orden en su vida, buscar de eso que le hacía bien, así como su padre le dijo. Al entrar a esa iglesia se dio cuenta de ello, se sentía decidido ante eso, además que su ser abatido se lo pedía a gritos, necesitaba de un consuelo, de tener esa paz que alguna vez tuvo. Por otro lado, estaba Susana, pero siendo su novia, esperaba que al explicarle lo entendería, aunque conociéndola al inicio no le haría gracia que él, quisiese regresar al evangelio.

Pero era algo que el necesitaba, sus ojos miraban a través de la ventana del taxi que había tomado para ir a casa de su novia, a su mente llegó en la forma en que podía plantarle aquel tema, que a ella no le agradaba, pues iba en contra de todo lo que le gustaba, pero seguro del sentimiento que se tenía estaba seguro que ella terminaría entendiendo, e incluso, si tenía suerte podría involucrarla.

****

Kelling Gadea, estaba acostada ya en su cama, se sentía un tanto abatida por su situación, deseaba con desespero un empleo, por otro lado, sentía que su fe decaía, pues últimamente sentía que tenía que hacer un esfuerzo para asistir a la iglesia, todo empeoraba, cuando, Estéfano hacía sentir mal a Virginia, le dolía verla tan frágil, siendo afectada por las crueles palabras de su conyugue. La joven se removió con fatiga en su cama, tratando de despejar sus pensamientos, pues cuando entraba en depresión su mente viajaba como un cohete al pasado, a ese que con gran esfuerzo y desesperación deseaba que se enterrara en el pasado y se quedara perdido para siempre, pero cuando entraba en esas circunstancias, era toda una lucha.

Aunque ante muchas apariencias, la vida de los Gadea era armoniosa, en donde la verdad ellos luchaban contra mucho por eso, aunque en la mayoría de las ocasiones se les volvía un dilema, además de ser de ese tipo de personas de luchar por ver lo positivo para vaciar todo lo malo, pero claro, no siempre se conseguía.

La muchacha se acurrucó en su lecho, sintiéndose frustrada, ella siempre soñó con un futuro, era del tipo de personas que le encantaba visualizar su vida y sus proyectos, aunque estos siempre le resultaban fallidos, la vida era complicada cuando las personas están atentas a tu vida, esperando verte fallar y criticar con una velocidad impresionante. La mente de la chica era un revoltijo completo, se sentía desesperado, por lo que con desesperación buscó su celular y auriculares, en búsqueda de paz y tranquilidad puso música, esa que más le gustaba.

****

Josh, había llegado a casa de su novia, logrando convencerla de que no salieran a ningún sitio, sino pusieron una película y pidieron una orden de pollo frito, con cara de fastidio la chica aceptó, el chico aun no había hablado con ella, después de pensar mucho el asunto, ahora que estaba con ella las palabras no le salían para hablarle de aquello.

Estaban comiendo, viendo una película de ciencia ficción, la primera parte de los Transformers, tras terminar de comer, la joven se llevó todo, para dejar de despejar el área, estaba aburrida, por lo que empezó a besarle las mejillas a su novio.

- ¿Qué haces, Susana? Terminemos de ver la película –soltó Josh.

- Síguela viendo, yo no te estoy tapando los ojos –le susurró.

El joven se sonrió ante le comentario, su novia siguió besándole la mejilla de su lado, con lentitud bajó hasta el cuello del joven, en tanto con su mano le acariciaba el pecho; Josh, sabía lo que su novia buscaba, con lo que estuvo meditando, pensó que no estaría bien.

- Susi, tranquila nena –ella, sacó su cabeza de su cuello y le miró pícaramente.

- ¿No quieres estar conmigo? –le preguntó, con esa mirada oscura que ponía cada vez que quería intimar– porque yo si quiero estar contigo.

- No pienses mal susana, me encanta estar contigo, eres mi novia y te deseo –soltó, ante sus palabras la chica se mordió el labio inferior con una media sonrisa.




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