Lo Que Dios Tiene Preparado Para Ti

XX

Para Josh Gonzales fue una de las etapas más duras de lo que llevaba viviendo, se sumergió por un buen tiempo en la depresión y el despecho, primero se culpó a si mismo por la perdida de su amada, esa etapa duró bastante, para luego caer en la ira y rencor contra la persona que no valoró sus sentimientos y contra aquel que traicionó su confianza haciéndose pasar por su amigo. era un asunto terrible al principio poder tolerar al individuo, pues verle cada día en el trabajo no era cosa fácil.

En el primer día, Josh, había experimentado el deseo de cogerlo a puñetazos, pero se mordió la lengua y usó de toda su capacidad de resistencia para contenerse y no hacer una locura. Patricia no sabía que hacer ante aquella situación, pues no le gustaba nada el sufrimiento por el cual su hijo estaba pasando, pero el chico estaba tan deprimido que sus consejos no penetraban en aquel muchacho apaleado por los sentimientos.

Fueron meses fatídicos para el joven, en el cual parecía hundió en una miseria emocional, pues empezó a tener algo más de libertinaje, pues flirteaba con alguna joven para conseguir lo que quería para deshacerse de ella a la semana. Tampoco es que, Josh, lo hiciese seguido, pero si cuando su necesidad fisiológica apremiaba. No quería enamorarse de nadie y que lo hirieran, esos pedazos de corazón que se rehusaban a sentir. Con desesperación, Patricia, al no saber que hacer más para ayudar a su hijo, habló con sus amigos, para que le ayudaran a sacarlo de ese trance de depresión en el que se encontraba el muchacho, también habló con el pastor y los hermanos de la iglesia para que le ayudasen, que oran por él. Con urgencia, Patricia quería ayudar a su hijo, sacarlo de allí para arrimarlo de nuevo al camino del Señor.

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Por otro lado, Celeste en sus pensamientos estaba segura de querer avanzar y animaba constantemente a su pareja en ello, entonces pensaron que después de un tiempo de no estudiar tras salir del bachillerato, daría el siguiente paso para inscribirse en la universidad, ambos estudiarían la misma carrera, pues hacían todo junto. Pasaron días hablando del tema, seleccionando bien la carrera al igual que, a la universidad en que entrarían.

Cuando lograron decidirse, Celeste y John estaban emocionados por empezar aquella nueva etapa y que mejor que de la mano de su media naranja. A pesar de por todas las riñas que pasaban, por los pleitos casi inevitables que se forman en las parejas eran bastante unidos y se apoyaban en sus proyectos.

Cuando empezaron fue fácil para ellos atraer amigos, sobre todo, John, que era un parlanchín y además de bromista innato. A la universidad que llegaron era una pequeña, habían elegido la carrera de contabilidad, y pues esta no estaba demandada allí, había más alumnos en la carrera de mercadeo, administración de empresas, pero en contabilidad pública solo habían ingresado dieciséis alumnos, con los cuales se hicieron amigos de la mayoría.

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Kelling Hernán había tenido su bachillerato, con orgullo portó la toga y se desplazó por la tarima dando un pequeño discurso, fue un momento bueno para ella, su familia estaba feliz por su logro. Todo mejoró cuando Kelling con ayuda de su padre consiguió una beca total para estudiar en la universidad.

Aunque no estaba muy convencida escogió la carrera de contabilidad pública, pensó que sería algo bueno, además que estaba a pronto de culminar su segundo nivel de ingles intensivo. Hasta el momento su futuro de estudio estaba bastante bueno, eso tranquilizaba a la muchacha.

- Al menos uno de nosotros ya va para la universidad –soltó un poco triste Alexander.

Esas palabras entristecieron un poco a la joven, pues sabía a la perfección que al muchacho le había tocado renunciar, para apoyar en la casa, él decía que no se preocupasen, pues de todas maneras a él no se le daban las clases, pero, Kelling sabía que no era así, solo era una excusa para no hacer sentir mal a nadie. La joven a pesar de sus trifulcas admiraba a su hermano, esa valentía que tenía y el amor que les mostraba ante sus actitudes, además de que era alguien bastante centrado que perseguía su deseo con mucha decisión. Pues cuando él quería obtener algo, lo hacía, pues no hacía mucho adquirió una moto, para trasladarse con mayor facilidad, y a pesar de todas las dificultades que tuvo lo logró.

- No te entristezcas –soltó Alex– hoy es un día bueno, tienes la buena noticia que irás a la universidad, aprovecha tu oportunidad, yo estoy muy contento por ti.

- Gracias.

 

Cuando entró a la universidad era otro paso en su existencia, estaba contenta por ello, al llegar una pareja muy parlanchina le sonrió y ambos empezaron hablar con ella muy amigablemente, aunque la verdad, el más hablantín era el joven.




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