08/ MAYO / 2019
Todos los días, ella se sentaba en el mismo lugar y a la misma hora, siempre a las 10:10, pensando en volver a ver a aquel chico. Los días pasaron, pero el chico jamás volvió. Toda esperanza en ella se había perdido. Muy pronto, dejó de asistir a aquel lugar. El tierno amor de aquella chica se olvidó. Jamás volvió a ver a aquel chico de aquellos ojos bonitos, tan negros como la noche y tan cálidos como el fuego.