Lo que el destino unió

Capítulo 2

Austin

 

Entramos en la cafetería, un delicioso olor a café y a pastelitos se hizo presente ante nosotros.

—¿Al final descubriste quién era ella? —mi cara se descompuso y era más que claro el motivo. No me gusta que nadie me hable sobre ese tema, para mi es un asunto del cual no me gusta hablar mucho.

No me puedo acordar de su nombre, pero sí recuerdo pequeños detalles muy significativos de ella.

—Sabes que no me gusta hablar mucho de ella —hice una leve pausa—. Y respondiendo a tu pregunta no sé nada de ella.

—¿Qué harías, si un día la vuelves a ver?

—No lo sé, de seguro ella me odiará por algo de lo cual ambos fuimos las víctimas. Y todo por culpa del idiota de Killian —reflexione, aunque me enfurece que el estúpido de mi “amigo” haya causado tantos problemas y desgracias en mi vida, de seguro también lo hizo con la vida de aquella joven.

Nos dirigimos a la mesa de siempre y como de costumbre nos atendió la misma chica; Megan. Se puede decir que es una chica alta, de tez bronceada, de ojos marrones y de cabello negro y ondulado. Algo que destaca mucho de ella es que siempre lleva el escote muy pronunciado —el cual deja ver sus senos—.

Con una amplia sonrisa dibujada en sus labios se nos acercó.

—¿Les pongo lo de siempre? —nos preguntó.

Nosotros asentimos y ella se retiró.

—Ahora vuelvo —le informe a Logan antes de irme de la mesa.

Al pasar por al lado de los baños femeninos, escuché unos leves sollozos. Me acerqué a la puerta y pregunté:

—¿Estás bien?

De su parte no recibí respuesta, así que decidí entrar. Pero antes de hacerlo, la puerta se abrió y la chica salió. Ella era linda, de lejos se notaba que tenía un buen cuerpo.

Lo que más me llamó la atención, de ella, fue que sus ojos a pesar de estar rojos por las lágrimas —que de seguro había dejado caer en el baño—, me recordaron a los de aquella chica...

—Gracias, por haberte preocupado —me agradeció. Su voz se notaba rota, pero igual intentaba sonreír.

No me dio tiempo a responderle, ya que desapareció en un abrir y cerrar de ojos.

Sus ojos se quedaron grabados en mi mente. Sentí las misma sensaciones, que había vivido hace varios años atrás, cuando la conocí...

 

Volví a la mesa, donde estaba antes, pero antes de sentarme miré a todos lados para ver si la encontraba por algún lugar. Pero nada, era como si la tierra se la hubiera tragado.

—¿A quién buscas?

—A una chica que acabo de ver —le dije aún de pie y sin mirarlo a la cara—. Ella se veía muy mal —hice una mueca al recordar ese pequeño detalle—, pero lo que más me llamó la atención fue que sentí algo raro al verla.

—¿Qué fue lo que te provocó?

—Volví a sentir aquella sensación, la misma que había presenciado con aquella chica...

—Austin, olvídate ya de ella —dijo con enojo— ¿No crees que ella ya se habrá mudado o algo por el estilo después de lo que pasó? —me cuestionó, para segundos después añadir— Si yo fuera ella me habría ido el mismo día, no me gustaría encontrarme contigo.

Rodé los ojos.

«En el fondo Logan tiene algo de razón. Ella se podría haberse ido, y quizás nunca más la vuelva a ver...»

—Quizás tengas razón —con temor acepte dicha posibilidad—. Pero haré lo posible para encontrarla, aunque eso me cueste la vida entera—dije bebiendo un poco de mi café.

Dejamos el dinero de nuestros pedidos en la mesa y nos fuimos directos a mi departamento.

 

Pasamos un buen rato jugando a la PlayStation 4, hasta que Logan decidió que ya  era hora de volver a su casa, ya que desde el día anterior no había estado en su casa. Y sabiendo como se preocupan sus padres era mejor volver.

—Oye —llamó mi atención desde la alacena de la cocina— ¿qué te parece si en la tarde nos vamos a la playa y practicamos algo de surf?

—Me parece perfecto, ya dirás a qué hora nos vemos.

 

Sabiendo que de seguro  lo vería en la tarde, fui a mi recamara; la cual era la más grande de todo el departamento. Tiene una cama de matrimonio, las paredes grises —pero no de un tono muy oscuro, sino uno muy claro—, el televisor de plasma se encuentra en la pared y por último el armario que se encuentra casi vacío.

 

Estuve un buen rato acostado en la cama mientras iba cambiando de canal, así que al no ver nada en la tele decidí ordenar un poco el departamento. Aunque no pase tiempo en él, me gusta tenerlo ordenado y alguna que otra vez me a tocado encontrarme el mismo panorama con el que me tope hoy.

«Siempre acabó ordenando yo el departamento y Logan  que prácticamente vive en el departamento, no da palo al agua.»

 

Salí del departamento y fui caminando a casa de Logan, no estaba muy lejos de mi departamento; tan solo a unos diez minutos. Llegue a su casa la cual era de dos plantas, de color blanca y la parte frontal era de un cristal que no permitía la vista al interior de la casa.

Toqué el timbre y espere a que me abrieran la puerta. La señora Tina me abrió la puerta y me abrazo con mucha frenesí.

—Pasa cariño, Logan bajará en unos minutos.

Le hice caso y la seguí hasta el living, me senté en sofá. Por un instante me quedé mirando al jardín y recordé una de las tantas veces que vine cuando era pequeño, pero aquel día fue diferente… Creo que ahí apenas tenía aproximadamente unos siete años.

 

 

Estaba jugando con Logan al escondite, él ya llevaba un buen rato escondido, estaba por rendirme cuando pasé por el jardín y vi a una niña muy linda; que llamó mi atención, ella estaba sentada bajo el manzano.

La niña tenía la melena rubia,  la cual la llevaba recogida en dos trenzas. Me acerque a ella y vi sus lindos ojos azules —ellos reflejaban una gran tristeza—.

Me olvidé de lo que estaba haciendo minutos antes, me quedé con ella haciéndole compañía, recuerdo que me había explicado el motivo de su tristeza. Con el paso del tiempo sus palabras se fueron desvaneciendo de mi mente y su voz ya no la he podido recordar.



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En el texto hay: destino, romance, carrerasilegales

Editado: 14.02.2023

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