Lo que el destino unió

Capítulo 3

Chelsy

 

Una vez le agradecí al chico por haberse preocupado me marché sin darle tiempo a decir nada más. No sé porque tenía la sensación de conocerlo de antes, todo él me transmitía una sensación muy extraña. Sus ojos azules eran muy parecidos a los de él, al chico que ví en la fiesta de Megan... 

Al volver a la mesa donde estaba Emma,  creí haber visto a mi primo, Logan, pero deseche la idea —ya que normalmente los días que sale de fiesta no se levanta hasta las 12 am—.

—¿Chelsy, te sientes bien? —me preguntó. En sus ojos pude ver un deje de preocupación. Lo único que podía hacer en ese instante era negar con la cabeza. Mi voz no quería salir, lo intentaba pero no podía y eso era frustrante. 

—¿Quieres que nos marchemos a casa?

Asentí con la cabezo, eso valió para que dejaramos el dinero de nuestros pedidos y marcharnos a casa.

Por algún extraño motivo toda la energía que tenía cuando me desperté se habían evaporado y lo único que tenía en mente era mi pasado.

 

Emma abrió la puerta de casa, entramos. Fuimos a la cocina donde nos encontramos con mis tíos que estaban desayunando. Emma se quedó con ellos, yo solo los saludé con un simple "hola", sali de la cocina y subí las escaleras para ir directa a mi habitación.

Al entrar tire los tenis en algún lugar del dormitorio y me lancé en la cama. 

«Creo que tengo una obsecion muy grave con abalanzarme sobre las camas.»

 

Una melodía intensa empezó a sonar, haciendo  que abriera los ojos. Sin muchas ganas de nada estiré el brazo y contesté.

“Amor, ¿qué te parece si nos vemos en la playa?” 

Su tono de voz, lo reconocí perfectamente, era Erick. Una sonrisa involuntaria se formó en mi rostro y todo lo que había sentido antes se me había olvidado.

“¿Cuántas veces te tengo que repetir que no somos nada?”

Siempre tenemos la misma “discusión”, pero en el fondo —muy en el fondo de mi corazón— deseaba que esas palabras fueran reales y que pudiéramos intentar algo.

“Algún día te arrepentirás de rechazarme tantas veces” 

Unas risas de fondo me llamaron la atención y ahí supe que el idiota de mi mejor amigo estaba acompañado.

“No lo sé —dude un poco antes de contraatacar—, quizás encuentre antes a mi alma gemela y no me arrepienta de haberte rechazado tanto. Además solo te he “rechazado” cinco veces”

Eso último era verdad. Si las circunstancias hubieran sido otras y supiera que de verdad siente algo por mi; le hubiera dicho que sí. 

Después de todo ya no sé si este teatro que siempre hacemos delante de nuestros amigos, es solo un juego para divertirnos o lo hace para llamar mi atención. 

«De todos modos, por el momento es mejor que guarde esto y que nadie sepa la verdad, hasta que llegue el momento indicado o lo haya perdido todo.»

“Auch, eso me acaba de romper mi frágil corazón”

Solté una leve carcajada, por la forma en que lo había dicho.

“Cariño, y que sepas que sí quiero ir a la playa. Avisale a los demás”

No le di tiempo a contestar, ya que había finalizado la llamada.

«Ahora que lo pienso, no le permití a Erick decirme la hora en la que nos veríamos, qué desastre soy».

Solté un bufido y mire la hora en mi móvil, que a pesar de tener sus años y un costado de la pantalla rota, me funciona y no lo cambiare hasta el momento en que deje de funcionar.

Al parecer había pasado toda la mañana durmiendo y ya eran las 3 p.m. , ¿cómo era posible que hubiera pasado tanto tiempo durmiendo? Y más que mi tía no hubiera venido a despertarme.

Me fui a duchar, ya que cuando llegué a casa lo único que hice fue ser una estrella marina y desahogar mi sentimientos a través de las lágrimas.

 

Salí de la ducha, mi cuerpo se encontraba cubierto por una toalla. Busqué uno de los bikinis que más me gustaba: era un bikini amarillo de dos piezas, en la parte del sujetador tenía las tiras llena de cuadritos blancos y negros y el resto del brasier era amarillo con un gran escote que hacia resaltar mis virtudes y la parte de abajo tenía el borde superior amarillo y el resto estaba conformado por los mismos cuadritos de las tiras.

Por encima del bikini me puse un short negro roto y un crop top blanco de tiras. Bajé las escaleras rápidamente, por poco y me caigo,  pero conseguí guardar el equilibrio y apoyarme a la barandilla. Nada más entrar al living me encontré a mi tía hablando animadamente con el mismo chico de la cafetería  Nancy’s. 

—Hola 

Ambos notaron mi presencia, mi tía se levantó del sofá y miró al chico.

—Iré a ver porque tarda tanto en bajar Logan —antes de marcharse me dio un beso en la cabeza y me dejó sola con aquel individuo.

Entre nosotros se formó un silencio muy incómodo, hasta que él decidió romperlo.

—¿Te sientes mejor? —preguntó. En ese momento mi cara de confusión, debió haberle hecho mucha gracia ya que no tardó en soltar una leve risa. Pero en tan solo unos nanosegundo volvió a recobrar la compostura—. Me refiero por la forma en que te encontre en la cafetería Nancy’s.

—Sí, ya estoy mejor —le aseguré y añadí una sonrisa—. Muchas gracias por haberte preocupado.

—No fue nada, cualquiera se hubiera preocupado.

La sonrisa que se había dibujado en su rostro era de lo más sincera.

Seguimos hablando hasta que mi hermano, Logan, bajó por las escaleras. Se puso en medio de los dos y me abrazo.

—Austin, te presento a mi hermanita: Chelsy —dijo poniendo toda su atención en el suso dicho—. Chelsy, este idiota de aquí —lo señalo— es mi mejor amigo.

—Encantada de conocerte, Austin —confesé con una sonrisa en mi rostro.

—Lo mismo digo.

«Al final le diré chico sonrisas, porque en todo el rato que estuvimos sentados en el sofá, hablando él no paraba de sonreír». 



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En el texto hay: destino, romance, carrerasilegales

Editado: 14.02.2023

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