Lo que el destino unió

Capítulo 14

Erick

 

De la nada aparecieron dos castañas y se abalanzaron sobre mi mejor amiga. Adiós a mi vaso de Vodka, no había bebido nada.

—No pasa nada, pero habéis dejado a Erick sin Vodka —la mirada de ambas chicas se posaron en mi persona.

—Está muy bien tu amigo —las palabras estaban dirigidas a Chel, pero su vista seguía en mi. Su hermana le dio un codazo “muy disimulado” a lo que ella se quejo y la miro mal— ¿A qué viene eso?

—Angie te recuerdo que tienes novio—le reprocho.

—Que tenga novio no quiere decir que no tenga ojos y pueda mirar a otros tampoco voy a tener sexo con él.

Me empecé a sentir un poco incómodo con la situación, así que me acerqué más a Chelsy, le agarre la cintura y le di un beso en los labios, ella no dudo y me respondió el beso.Apenas habían pasado varios días y ya extrañaba sentir sus labios sobre los míos.

Chelsy me presentó a la otra gemela, Angela, y estuvimos un rato en la barra hablando los cuatro. Habían momento en que las gemelas hacían comentarios, raros por decirlos de algún modo —ya que parecía que fuera de otra chica de la cual hablaban—.

—Volvistes a recuperar tu figura —la comentó Angie, bueno creo que fue ella, su hermana le volvió dar otro codazo.

—¿De qué hablas? —le pregunto Chelsy nerviosa.

—Ya sabes después de tu… —otro codazo proporcionado por Angela hizo que dejara su oración a medias

—¿Qué os parece si os presento a los demás y de paso veis a Em? —les propuso Chel, ambas aceptaron y se fueron.

 

Un tiempo después Chelsy se animó y al fin empezó a bailar, se veía tan linda moviendo sus caderas, se alejó de los demás y vino hacia mi. 

—Ven a bailar Erick —susurro en mi oido.

—Sabes que no me gus… —nuestros labios se juntaron.

—Va no pierdes nada—con las caricias que estaba ejerciendo y con la sensual voz  con la que me estaba hablando estaba apunto de lograr lo que quería—. Si no aceptas le pediré al castaño que está ahí —señaló a uno de los chicos que estaba sentado en un sofá al lado de sus  amigos—, que baile conmigo.

—No lo vas hacer—le afirme con seguridad. Quizás estaba tentando al diablo, sé que cuándo ella ingiere alcohol toda su timidez se esfuma.

—¿Me estas retando? —colocó sus manos detrás de mi cabeza y las unió, sus dedos acariciaban mi cabello.

«Erick estás jodido.»

—No,  nunca me arriesgaría a que coquetees con otros en mi narices.

Me levanté y la seguí hasta la pista de baile.

 

La alarma de alguno de nuestros móviles no paraba de sonar, segundos después se unieron los dos móviles que faltaban por manifestarse —la habitación parecía un concierto, con las distintas melodías sonando—.

—¡Podéis apagar las malditas alarmas! —les exigí a mis compañeros de cuarto, mientras me tapaba la cara con la almohada.

—¿Por qué no las apagas tú? —cuestión Luca.

Gruñí por lo bajo y a regañadientes me levanté, no sin antes hacer una de las mías; ya que estaba al lado del balcón abrí las cortinas de golpe, dejando que el sol entrara y les diera en la cara. 

«Jâ, eso les pasa por no hacerme en favor que les pedí»

—Cierra la maldita cortina —exigió Michell.

—No, lo siento estoy apagando las alarmas.

—Si no las cierras en este puto instante, te juro que no vuelves a ver la luz del día ni vas a tener descendencia —la voz amenazante de Luca, me dio algo de miedo, pero no le iba a permitir que causara ese efecto en mi.

«¿Por qué todos me amenazan diciendome que me vana dejar sin descendencia? Sé que no hablan en serio pero igual molesta.» 

 

Apague las tres alarmas y empecé a vestirme. No sé cómo es que aún estaba de pie, con las pocas horas que había dormido.

 

En el desayuno todos éramos zombies andantes, los ánimos estaban por los suelos; tanto por la resaca que todos teníamos y por el sueño. No creo que pueda hacer las actividades que habían planeado los profes.

—¿Qué nos tocaba hacer hoy? —la voz adormilada de April llamó la atención de todos.

—Creo que era una visita al museo de los Beatles —le respondió Jess.

—Creo que todos nos dormiremos.

—Chicas creo que algo me sentó mal —dijo Chelsy levantándose rápido de la mesa y se fue corriendo al baño. Todos la seguimos pero las únicas que entraron al baño con ella, fueron las chicas.

 

Chelsy

 

Me sentía muerta en vida. La resaca que tenía no se podía soportar, todos estábamos igual, bueno creo que la que lo está pasando más mal soy yo; nada más despertar estaba con el estómago revuelto y con náuseas. Todo empeoró cuando el dí el primer bocado a mi desayuno, la bilis empezó a subir y salí corriendo hacia los baños, para mi buena suerte —son pocas las veces que hace acto de presencia— estaban a la izquierda de la entrada al restaurante.  



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En el texto hay: destino, romance, carrerasilegales

Editado: 14.02.2023

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