Chelsy
Maratón 1/2
Los días pasaron muy rápidos, por más que deseara pasar más tiempo en Liverpool sabía que
era imposible, nada podría cambiar ese hecho, bueno en realidad si cae una tempestad o algo
no va bien en el avión retrasarían la vuelta aunque sea un día.
―No quiero volver ―me queje ante todos mis amigos―. ¡Aún necesito más días de
vacaciones en esta ciudad, para compensar todo el estrés de las clases!
―¡Todo el mundo lo necesita, pero te recuerdo que oficialmente ya estamos de vacaciones de
verano! ―la jovial voz de Cami nos intentaba animar a todos.
Esta vez no me dormí, bueno en realidad dormí las tres últimas horas antes de aterrizar, los ojos me pesaban y Erick volvio a ser mi cojín.
La noche estaba acompañada por las estrellas, el cielo se encontraba cubierta de ellas.
―¡Venga! ―exclamé con mucha emoción.
―Tranquila cielo, quedan unas cuantas horas hasta que empiece la competición y para que puedas ver a tus primos ―respondió mi madre mientras se sentaba en el asiento del copiloto, con mucho cuidado ya que su vientre estaba muy grande y parecía que estaba apunto de explotar. Ya solo quedaban dos meses para poder conocer a Asher, mi hermanito.
―Puedo poner alguna peli ―mis padres se miraron entre ellos y asintieron con la cabeza.
El coche se puso en marcha y estábamos todos en silencio. Elegí una película del Pájaro
Loco y se la entregué a mi madre para que la pusiera en el reproductor.
Había pasado una hora, estaba apunto de caer en los brazos del morfeo cuando el grito de mi madre me impidió cerrar los ojos.
―¡Cuidado Jordan!
Las luces de otro auto iluminaron el interior del auto, mi padre empezó a hacer maniobras para evitar la colisión entre ambos autos mi padre se salió del carril. El coche empezó a dar vuelta de campana, todo empezó a oscurecerse. Lo único que escuchaba eran la voz de mi madre diciendo “Todo va estar bien cariño”, puede sentir algo clavándose en mi piel y el
dolor se intensifica.
―Lo sentimos cielo ―la voz de mi tía estaba decaída y sus ojos estaban llenos de lágrimas― , tus padres están en un sueño profundo para poderse recuperar.
―Noooo ―me desperté sobresaltada, las lágrimas salían sin control alguno. Sin darme
cuenta también desperté a Erick, quien me estaba mirando con una clara preocupación en sus
ojos.
―Tranquila ―su voz era suave, su manos acariciaba mi cabellera―, ya pasó.
―Te juro que todo era tan real; mis padres, el accidente y sobre todo dolor que sentí ―por
más que intentara tranquilizarme no podía. Desde hace años me siento culpable de lo que pasó, por más que todo el mundo me asegurara de que yo no tenía la culpa de nada de lo que había pasado mi conciencia me decía lo contrario.
Ante todo el mundo finjo que mi pasado no me afecta pero nadie sabe lo jodida que estoy desde los cinco años. Mi vida no a sido fácil, teniendo en cuenta que he tenido que ver a mis padres en coma y no poder compartir momentos únicos con ellos, tampoco a sido fácil ser madre a los dieciséis pero he tenido que amoldarme a lo que el destino a puesto en mi camino y seguir luchando por lo que quiero.
―Sabes, no es nada lindo revivir el peor día de tu vida y sentir que tu eres la culpable de todo lo que pasó ―por más que intentara eliminar mis lágrimas, ellas se negaban a dejarme.
Me sentí peor cuando se alejó con brusquedad de mi, me recline en la venta en un intento de que no me viera más mal de lo que estaba pero Erick cogió mi rostro entre sus manos y dijo:
―Tu no eres la culpable de nada, bueno en realidad sí ―hizo una breve pausa y continuó hablando―, eres la culpable de ser una chica hermosa y luchadora.
Me volví a acurrucar en su pecho e intenté conciliar el sueño, cosa que era imposible. Sus latidos me tranquilizaba, en el momento que dejó de acariciarme supe que se había quedado dormido.
Llegamos a las dos de la madrugada, todos los padres nos estaban esperando. Entre tanta
multitud pude localizar a Logan y Austin. Se lo comenté a mi prima y a April, nos acercamos
a ellos y los abrazamos con mucha emoción.
Al parecer el dúo dinámico habían venido en el auto de Logan y nos quedaríamos a dormir en casa de los Brawn. No me molestaba en absoluto su idea, pero al menos nos podían haber comentado algo antes.
―Tenga hambre ―manifeste una vez estuvimos dentro de la mansión de los Brawn.
―Si quereis puedo preparar algo ―se ofrecio Austin.
―Mejor ni te acerques a la cocina, porque se seguro llegas a incendiar la casa.
―¡Logan supera eso, joder pasó hace varios años y fue por tu culpa!
―Quiero saber que pasó ―exclamé dando saltitos. Quizás era la actitud de una niña pequeña, pero me dió igual en ese momento.
―Lo que pasó fue que Austin quería hacerle un pastel a April por su cumpleaños…
―Sigues contando más y te juro que no vuelves a poner un pie en mi casa ―la voz de Austin
se había tornado dura y severa― y en tu vida te volveré a dejar el departamento para eso.
April se acercó con una bolsa de palomitas en sus manos, nos ofreció palomitas; Emma se negó pero yo si las acepté, el drama de esos dos era muy divertido y para qué negarlo aún siguia con hambre.
―No serias capaz ―le afirmó Logan con seguridad―. Además no podrías vivir sin mi. ¿Quien seria te sacaria una sonrisa en tus peores momentos? Te recuerdo que soy el único que sabe todos, y cuando digo todos es todos, tus secretos y te puedo apoyar en lo que sea. Así que soy alguien indispensable en tu vida ―eso último lo dijo mientras sacaba su lengua. Un gesto demasiado infantil para alguien que está estudiado derecho.