Austin
El día que Logan irrumpió en mi departamento, toda mi paz mental se acabó. Mi mente llegó a un extremo donde ya nada era igual, sabía parte de mi historia pero no podía digerir el motivo de la traición de quien tenía el título de “amigo”, en aquel entonces ―porque para él, yo nunca fui su amigo, para ser exactos Logan instauró la duda en mi, quizás el solo me veía como un banco andante―, lo único que le interesaba de mi era la fortuna que se supone que tengo; de todas formas el dinero no es mio, yo solo soy un joven que tuvo el privilegio de nacer en una familia con una economía estable.
¿Quien en su sano juicio es capaz de involucrar a su hermana para obtener dinero? Y pensar que nada habría sucedido entre Chelsy y yo si nunca hubiera conocido a Killiam.
Ahora tengo que preocuparme para buscar alguna solución que me ayude a enmendar los errores del pasado y sobretodo para lograr que ella me perdone. No sé si aquella noche le hice daño, si ella estaba de acuerdo con lo que pasó o si sabe todo lo que pasó.
Ya sabía el nombre de la misteriosa, chica con la que me acosté hace varios años, podría haber pasado una eternidad pero su tatuaje era la marca que la hacía única. Ahora solo necesitaba tiempo, para pensar en como volver a acercarme a ella, porque desde el día en que despertamos ambos en mi apartamento ella se alejó; a April le sentó muy mal la lejanía de su amiga, ella se encontraba sorprendida por la forma en que Chelsy empezó actuar de la noche a la mañana.
―¿No crees que ya es hora de actuar? ―cuestionó mientras se sentaba en el sofá― Ella se puede ir en cualquier momento y no volver.
―No puedo, tengo miedo a que me rechace cuando sepa quien soy ―por primera vez me atrevía a admitir, en voz alta, que tenía miedo a su rechazo―. Y si después de todo no sé cuánto daño le causé.
―Ella se irá ―afirmó Jaz con seguridad, negué repetidas veces intentando asimilar sus palabras. Ella no puede irse ¿o sí?
―Con eso no se juega, no puedes afirmar algo que no sabes ―le reproche con enojo, ella no tenía la culpa de nada pero de igual forma no pude afirmar algo que no sabe.
―Lo afirmo porque lo sé ―me explico mientras se levantaba del sofá, dio media vuelta y empezó a susurrarme en el oído― , hablé con ella y se notaba muy convencida de eso.
Un escalofrío recorrió todo mi ser, me negaba a creer que ella podía alejarse de nosotros. Jaz tenía razón ya era hora de empezar actuar y enfrentar todo lo que se me podía venir encima.
―¿Qué puedo hacer? Sabes mi historia y que ella fue el motivo por el que cambie, aún sin saber quién era ella.
―Lo primero que debes hacer es: invitarla un día a tomar algo o a dar una paseo, lo que te salga del corazón en ese instante e intenta hablar con ella de lo que sientes cuando la tienes cerca ―me aconsejo antes de marcharse, su tiempo libre había finalizado y tenía que volver al hospital.
Por alguna extraña razón me habían dado ganas de ir a la playa, a pesar de que mis ánimos para hacer algo estaban por los suelos después de que Jaz se fue de mi casa.
Caminé desde mi departamento hasta la playa ―me alegro de haberlo elegido, a pesar de lo que costaba fue una buena elección. ¡Tenía la playa a tan solo diez minutos de casa!―, iba tan sumergido en mis pensamientos que cuando menos me dí cuenta ya había llegado a mi destino.
La playa se encontraba abarrotada de gente, eran pocos los “sitios” donde no veías una tumbona, toalla o sombrilla. Me saque los tenis y las medias y empecé a caminar por la arena, había alguna especie de energía ―por denominarlo de alguna forma― que me estaba guiando. Me detuve cuando un niño, de un año, se me acercó y se abrazo a mis piernas.
―¡Liam! Vuelve aquí ―el pequeñin solo se reía y se aferraba más a mis piernas.
―Pa’ ―la voz del niño era tan dulce, que en mi rostro se dibujó una gran sonrisa ― A upa.
Obedecí la petición del pequeño ser, cuando Chelsy apareció el niño quiso soltarse de mi agarre y lo deposite en la arena.
―¡Liam no vuelvas a hacer eso! ―se notaba el enojo que tenía, pero a la vez la preocupación de que le podía haber pasado algo al niño― Gracias por atraparlo.
―Fue él quien me atrapo a mi ―le comente mientras observaba al nene. Chelsy levantó su mirada y me vio, su sonrisa se esfumó, aunque lo intentó disimular pareció que no le agrado verme. Eso en el fondo me dolió pero no podía demostrarlo.
―Pa’ ―volvió a repetir Liam.
―Liam, el no es papá ―le dijo con sutileza.
―¿Queréis ir a tomar algo? ―les propuse mientras caminábamos por la arena. Necesitaba tiempo para poder pedirle salir, no en plan cita pero necesitamos hablar de lo que pasó y con Liam presente eso no iba a ser posible. Vi sus intenciones de negarse, pero el niño empezó a saltar de alegría, obligandola a aceptar mi propuesta.