Lo que el destino unió

Capítulo 34

La incomodidad entre nosotros era palpable, de camino a la cafetería Nancy’s, el único que hablaba era Liam; este desprendía una felicidad indescriptible, y eso era raro en mi hijo porque normalmentes es muy reservado con las personas que no conoce y eso es hasta el momento que le tiene suficiente confianza a la otra persona pero esta vez no había sido así.

 

Megan fue quien nos atendió, hacía semanas que no la veía, creo que se sorprendió de verme con el mejor amigo de Logan ―si, Megan, conoce a mi primo porque están cursando la misma carrera― y con Liam. 

―¿Estas de niñera? ―me preguntó mientras dejaba nuestros pedidos en la mesa, en su rostro se dibujó una  amplia sonrisa.

―No, él es mi hijo ―dije orgullosa. Ya era hora de empezar a sacar las verdades a la luz. Austin y Megan se quedaron sorprendidos ante mi confesión, Megan me felicitó pero Austin parecía que había visto un fantasma de su pasado.

Megan se retiró y Austin seguía perdido en sus pensamientos. 

 

Durante el rato que estuvimos en Nancy’s, Austin abría y cerraba la boca, pero no lograba decirme nada.  Me estaba cansando de su reacción, quizás él no esperaba una verdad tan grande y menos de la “hermana” de su mejor amigo ―pero esa es parte de mi historia y nunca  me arrepentiria de la decisión que tome―. Pagamos la cuenta a medias y salimos de la cafetería, Austin se ofreció a cargar a Liam en sus hombros, él ni corto ni perezoso aceptó e iba feliz de la vida observando todo desde más altura, pero no duró mucho en las “alturas” porque se estaba quedando dormido, así que Austin me lo entregó y fue nada más tocar mi hombro con su cabeza y se quedó dormido ―era entendible después de todo habíamos pasado jugando un gran rato en la playa―. 

―¿Cuándo supistes lo de tu embarazo? ―aquella fue la primera pregunta de un largo interrogatorio sobre mi pasado. No me molestaba responderle aquello, pero si era algo incomodo hablar de eso con un chico que podía ser mi hermano (solo lo digo porque tiene la misma edad de Logan), que además es el hermano de una amiga y por último pero no menos importante, por eso, hace un par de semanas me acosté con él.

―Eso fue muy gracioso ―solté una carcajada recordando el momento―, llevaba un par de semanas sintiéndome muy mal, incluso pensé que me estaba muriendo; ya sabes soy una persona que se queja por un simple malestar, incluso he vuelto loca a mi tía cuando un simple resfriado se acercaba ―la sutil risa de Austin llamó mi atención, él había vuelto a ser el de siempre, parecía que había asimilado la noticia―. Bueno el punto fue que no les llegué a informar a mis tíos que estaba mal, tampoco sé cómo fue que no lo notaron, Emma llevaba casi una semana insistiendo en que me hiciera un test pero me negaba ; ya sabes por el miedo a que me podía arrojar aquella prueba.

―¿Pero no tenías, al menos, intrigar por descartar un posible embarazo?

―Claro que la tenía, pero más grande era el miedo a fallarles a todos; que me dieran la espalda como lo hacen en los libros de Wattpad, tenía mucho miedo a que me rechazaran y que me dejaran a mi suerte ―las lágrimas estaban amenazando con salir, pero no lo iba a permitir―. Me enteré al mes y medio por unos controles que tenía que hacerme para haber si al fin había logrado eliminar la anemia, cuando el doctora Margot me dio los resultado me desmaye, a pesar de que ya había considerado esa posibilidad no la había tomado en cuenta hasta ese día. 

―¿Estabas feliz con la noticia? Ya sabes un niño te cambia la vida para siempre.

―¿Quieres que te sea sincera? ―le pregunté mientras entrábamos a su departamento, me guió hasta su habitación y deposite a Liam en su cama, puse unos cojines a su alrededor para evitar que se cayera.

 ―Sí, me gustaría saber qué te pasó por la mente cuando te enteraste ―nos sentamos en el sofá del living.

―Estaba asustada, apenas tenía quince años, estaba a tan solo un par de semanas de los dieciséis pero igual el miedo estaba presente, como te conté me costó asimilarlo, pero con el paso de los días me fui haciendo a la idea de que había una vida creciendo en mi vientre. Una vez ya había asimilado la buena nueva, le conté a mi tía, y ella reaccionó mejor de lo que yo esperaba y me estuvo apoyando en lo que ella podía.

 

23 de agosto

Había pasado un mes desde que Austin se enteró de mi verdad, en ese corto tiempo nos volvimos más cercanos y pasabamos las veinticuatro horas del día juntos. En tan poco tiempo él se había ganado una parte de mi corazón y eso me gustaba porque cada momento que pasamos los tres juntos era único y especial; habíamos ido al parque de diversiones, a pesar de que no nos pudimos subir a muchas atracciones fue muy divertido, e incluso nos habíamos escapado algún fin de semana entero.



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En el texto hay: destino, romance, carrerasilegales

Editado: 14.02.2023

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