Austin
«Sí no soy un buen amigo que me caiga un rayo encima y me parta en dos». Mira que despertarme a media noche porque tenía problemas de insomnio y no sabía qué hacer son vida, la gente normal se pone a ver alguna serie o película pero desde hace mucho sé que él no es nada normal.
Aún medio dormido salí del departamento, me daba igual si estaba en pijama ―tampoco es como si fuera a una fiesta o me fuera a encontrar con alguien importante, no digo que Logan no sea importante, a lo que me refiero es que él ya me ha visto en peores fachas y aún así seguimos juntos―, no pensaba cambiarme si de igual modo me iba a quedar dormido en un abrir y cerrar de ojos ―o eso era lo que pretendía―. El camino a casa de Logan se me hizo eterno, a pesar de que no estaba muy lejos, el sueño me podía y era como si tuviera un grillete encadenado en el pie y arrastrara esas pesadas bola que muestran en las películas.
Llegue a su casa, aunque por poco y no cuento todo lo que tuve que pasar, para no despertar a su familia lo llame al celular. Tardó varios minutos y al fin me abrió la puerta, esperaba a que me dejara entrar pero el muy capullo cerró la puerta y empezó a dirigir al patio trasero.
―¿Se puede saber por qué cojones tengo que ir al jardín en lugar de ir a dentro de tu casa? ―pregunté indignado, yo pensaba llegar estirarme en su cama y quedarme dormido.
―Pues porque hace un buen clima para estar en las tumbonas y hablar tranquilamente, además en 20 minutos nos iremos. Kyle me ha llamado y me ha dicho que quiere ver tu culo encima del ring, ya que eres el que más pasta le haces ganar y eso que desaparecistes por varios años.
―¿Cuándo se supone que me lo ibas a decir? ―hice todo lo posible para poder controlarme y no mostrar mi enojo. ―Yo solo vine a hacerte compañía porque no podías dormir
―Bueno… Te lo iba a decir antes de irnos, aunque ahora veo que fue una mala idea no avisarte ―dice mirando mi pijama.
―Muy mala idea ―le confirme.
―Pero de igual forma, podemos pasar por tu departamento y te alistas o sino yo te puedo dejar ropa.
―Perfecto, pero la próxima vez que me hagas el mismo chiste te juro por lo más sagrado que de una patada te envió a Marte y dejó de hablarte por el resto de mi vida, ¿entendido? ―Logan solo asiente ante mi amenaza, ambos sabemos que eso es completamente imposible porque a pesar de eso, el rubio teñido es como mi hermano.
Los minutos se pasaron tan rápido que cuando menos lo vi venir, Logan se encontraba conduciendo su auto y yo estaba en la parte trasera luchando con el pantalón de pijama y los vaqueros de Logan; resulta que no sé qué rayos hice pero ambos pantalones estaban mezclados y yo estaba peor que una sardina enlatada.
―¡Esto es más difícil que ahogarse tomando agua! ―me encontraba muy frustrado, solo quería ponerme el maldito pantalón antes de llegar al Desert red.
―Perdona, pero ahogarte con un simple vaso de agua es de lo más fácil ―protesta―. Te recuerdo que el año pasado por vuestra culpa me atragante con el agua y me costaba la vida poder respirar, creo que incluso vi la luz al final del túnel pero una angelical voz hizo que volviera a este mundo cruel.
Recordar es día hizo que una sonrisa de formara en mi rostro y el enojo que sentía se esfumara, empecé a reírme a carcajada limpia. La pobre de Steff casi le dió algo cuando Logan se levantó de la mesa y se fue a un rincón, donde se acuclilló y seguía tosiendo.
A Kyle se le iluminaron los ojos cuando me vió cruzar la puerta del almacén, hacia mucho que no nos veíamos, pero estoy seguro que su felicidad es porque lo haré ganar dinero ―es lo único que le importa o que no ha dado a entender―.
―No te me vuelvas a desaparecer, porque a la próxima haré hasta lo imposible por ir hasta el infierno y traerte de la oreja.
«Wow, me esperaba una reacción más violenta por su parte pero esta es demasiado tranquila.»
―Tampoco he desaparecido por tanto tiempo, además te recuerdo que soy libre de elegir si sigo en esta mierda o me alejo para siempre.
―Lo sé.
―¿Contra quien me toca hoy? ―quizás la pelea de hoy me podría ayudar a soltar toda lo que he acumulado en estos últimos días.
―Contra Roy y el Ruso ―asiento. No estaba nervioso, no era la primera vez que me tocaba competir contra dos en a misma noche pero si era más duro y agotador.
La pelea contra Roy no pasó al segundo round y me alegraba porque así no malgastaba fuerza ni energía, aunque sí me llevé algún que otro golpe era soportable. Cinco peleas después ya estaba de nuevo en el ring, tengo que admitir que el Ruso fue uno de los contrincantes más fuertes a los que me había enfrentado; sabía muy bien cómo esquivar los golpes y donde debía golpear para hacer que perdiera la concentración y ganar ventaja. Ambos notabamos el cansancio del otro pero no queríamos dar nuestro brazo a torcer, así que el tercer round fue el definitivo, los golpes no cesaban pero todo se puso en su contra cuando esquive un golpe que iba directo a mi mandíbula y él acabó chocando contra las cuerdas del cuadrilátero; un grave error que le costó perder 50.000 dólares.