Lo que el destino unió

Capítulo 43

Chelsy

Lentamente fui abriendo los ojos, aunque intente moverme los brazos de Erick envolvían mi cintura, intente salir de su agarre sin despertarlo y lo logré. Lo primero que hice fue mirar cómo se encontraba Liam ―desde que le conté la verdad a mi familia, ya no dormía fuera de casa y Liam tenía su propia cuna en mi habitación, a pesar de que había pasado 20 años mis tíos aún tenían las cunas de mis primos y estas seguian como nuevas―, al ver que seguía durmiendo me alejé sin hacer mucho ruido y agarré el móvil: estaba vibrando desde hace un buen rato ―normalmente siempre está en silencio porque odio que me lleguen tantas notificaciones y eso me irrita pero anoche me olvidé volverlo a silencia porque estaba chismoseando con las gemelas, y para qué fingir, el chisme que me habían contado estaba muy bien―.

Con el móvil en la mano salí de la habitación sin hacer mucho ruido, deslicé el dedo para contestar la llamada y la alegre voz de Angie ―por poco y me deja sorda― fue lo primero que escuche.

“¡Cielo, ábrenos la puerta!”

“¡¿Estáis en California?!” ―de la emoción que sentía en ese instante,  olvidé la hora que era y pegué una gran grito.

“Sí, Ángela nos convenció de venir unos días antes de que empiecen las clases en la Uni, pero ahora en serio, ¿puedes abrirnos la puerta?”

“Ahora bajo” ―fue lo último que dije antes de colgar y bajar las escaleras corriendo.

Abrí la puerta y empezamos a chillar como locas ―si mi familia no se había despertado con el gritó que había pegado hace unos minutos atrás, ahora ya deben estar despiertos―, a pesar de que las vi hace dos meses aproximadamente las echaba de menos.

―¿Podemos pasar o nos quedamos aquí afuera como dos estatuas? ―en serio esta chica parece no tener ningún filtro en la boca pero por eso la amo, sus espontaneidad la hace ser única y diferente a su gemela. Me hice a un lado y las invité a pasar.

La única de las gemelas que había estado en la casa de mis tíos era Ángela, ya que cuando se mudó lo primero que hizo fue quedarse una semana con nosotros y luego se fue a New York.

 

En el desayuno por poco y se forma una guerra en la casa, cuando mi padre y mi tío cruzaron miradas con Erick y Austin, juro que el corazón dejó de latir. La tensión que se había formado en la habitación era demasiado palpable y se podía cortar hasta con un cuchillo.

Me sorprendió ver a Austin pero lo que más me sorprendió eran los moretones que tenían en su cara, podía meter mis manos al fuego y apostar que él había subido al ring; pero lo más extraño es que nadie se había fijado en su rostro solo en su presencia.

Puedo decir que me pareció indignante que después del desayuno mi hijo me traicionara y se fuera con Austin, digamos que parecía un Koala enganchado a Austin, tengo que admitir que me pareció muy lindo por su parte pasar un rato con Laim. Sé que él no debería involucrarse tanto con mi hijo porque quizás cuando nos marchemos le afecte, tenía que haber pensado eso antes pero quizás solo me estaba dejando llevar por mis hormonas, y ahora puedo ver mi error.

―Sabes, veo un gran parecido entre Liam y Austin ―el comentario de Angie me sacó de la nubes―, quizás solo son estupideces pero mira las facciones de ambos; Laim se parece a una mini versión de él.

―En definitiva tu hermana esta más que loca Angela ―niego con la cabeza, he pasado horas e incluso días con ambos, pero hasta el día de hoy no he notado ninguna facción parecida―. Deja de beber tanto por las mañanas que al final te va a afectar al cerebro ―ahora si me diriji a Angie―, no les veo ninguna característica que los pueda relacionar a ambos.

Ella solo negó repetidas veces pero no argumentó nada más.

El resto de la tarde no tocamos ese tema, pero si salimos en la noche para reunirnos con sus demás amigos; digamos que ellas vinieron de vacaciones con cinco personas más ―todos ellos eran amigos de Angela y por su puesto ahora de Angie―.

Mi madre aceptó cuidar en la noche a Liam, porque ella me entiende y sabe lo que es ser madre adolescente ―digamos que ella me tuvo a los 19 y a pesar de que no estaba en sus planes supieron cómo adaptarse y poder seguir adelante con todo lo que tenían planeado―. 

Me encontraba más que emocionada, hacía mucho que no iba a las carreras clandestinas ―puedo decir que la última vez que fui, fue cuando Austin me sacó  rastras de ese lugar y al día siguiente amanecí en la cama de un hotel a su lado―, aunque solo he participado una vez lo volvería a repetir: la adrenalina que sentía correr por mis venas era tan excitante. 

―¿En serio te piensas subir en la moto de un desconocido? ―la sorpresa en la voz Tamara era muy notoria, y para qué negarlo era una idea demasiado descabellada dónde cualquier cosa puede salir mal porque ni siquiera conozco al conductor.

―Sí, ya he participado antes pero lo hice con un conocido.

―Estas loca de remate, pero has lo que quieras después de todo mañana a te iras.

Quizás un poco loca si que estoy porque nadie en su sano juicio haría lo que estoy haciendo en este instante, subir en la moto de un completo desconocido. «Que pase lo que tenga que pasar, pero espero que todo salga bien porque soy muy joven para acabar en un hospital».

Observe a todos los concursantes, algunos yas se encontraban con sus parejas y otros aún estaban solos. Por inercia me acerqué al chico que me llamó la atención, digamos que ya lo he visto con anterioridad porque su rostro me era muy familiar, el chico no protestó cuando me subí a su moto, así que me quedé con él hasta que una de las chicas bajo las banderas dando inicio a la carrera. 



#44670 en Novela romántica
#29371 en Otros
#4107 en Acción

En el texto hay: destino, romance, carrerasilegales

Editado: 14.02.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.