Austin
Cuando estaba buscando a Kyle entre toda esa multitud, me choque con Killiam y a pesar de que su presencia me desagrado no pasamos a las manos. Tenía muchas ganas de volver a enfrentarme a él pero no lo hice por dos motivos; si armaba una pelea Kyle de seguro me hubiera enviado al infierno y el segundo motivo era porque no quería manchar de sangre mis nuevos zapatos.
―Kyle ―llamé su atención, se encontraba hablando con Leo. Ese hombre nunca me ha dado buenas vibras, por alguna extraña razón no e gusta su presencia pero no tengo ni voz ni voto en este entierro porque yo no estoy metido al 100% en toda esta mierda de las cosas ilegales, quizás solo estoy involucrado en un 25% ya que le facilitó la forma de ganar dinero―, necesito que me hagas un gran favor.
Kyle se despide de Leo, a pesar de que el hombre no está muy de acuerdo se marchó y nos dejó a los dos solos.
―Espero que sea algo importante, no me gustaría perder una gran aliado por una idiotes.
―Lo es, necesito que investigues a Killian, a Beth y a Chelsy ―cuando le mencione el nombre de la hermana de Logan se quedó sorprendido pero no me preguntó nada―, por algún extraño motivo llevo las últimas semanas pensando en lo que pasó hace dos años. La imagen de aquella chica desconocida ya no la tengo borrosa, cuando estuve en Tenerife compartí grandes momentos con la hermana de Logan y digamos que mi mente relaciona toda esa noche con Chelsy.
―¿Y para que se supone que tengo que investigarlos? ¿Qué obtengo a cambio de este favor?
―Me subiré al ring hasta que acabe la carrera de psicología, y sabes que con eso ganaras mucho dinero, y a parte te daré uno de los autos que más te gusten.
Sé que podía contratar a un investigador privado, y que eso me saldría más barato que hablar con Kyle, pero prefiero tener su ayuda antes de que un desconocido sepa de toda mi historia y los caminos que nos relacionan a todos.
―¿Logan lo sabe? ―y esa era la pregunta del año, Logan no sabía nada de lo que estaba haciendo ni de mis sospechas. Solo negué repetidas veces, ese seria mi final, y soy muy joven para palmarla.
―Si él lo supiera yo ya estaría enterrado desde hace mucho, una vez me comentó que si algo así le hubiera pasado a una de sus hermanas el culpable estaría muerto.
―Estas jodido, aunque tu alegues que no es tu culpa y todo paso por Killiam.
Estaba cabreado, aunque había logrado que Kyle aceptara mi propuesta, me había topado con una imagen que no fue de mi agrado. Killiam se encontraba rodeando a Chelsy por la cintura y esta no hacía nada para alejarse de él, además tampoco me agrado que ella volviera a este sitio después de lo que pasó la últim vez que vino a este lugar.
Apreté los puños para aguantarme las ganas de acercarme a ellos y enfrentarme a Killiam, ya me daba igual mancharme de sangre, contal de que él no estuviera cerca de ella.
Las cosas se complicaron cuando todos los presentes empezaron a alejarse y correr como gallinas sin cabeza, eso solo queria decir una cosa; la poli estaba a punto de llegar. Entre la multitud busque a la rubia, que se había apoderado de mi ser, la encontré y estaba con las gemelas que se había presentado en la mañana en su casa, tres chicos desconocidos y sus amigos ―puedo decir que estaba orgulloso de que mi hermana no estuviera en este sitio―. Me costó acercarme a ellos, pero cuando lo logre, les comenté lo que íbamos a hacer para no meternos en ningun lio.
La cara que puso Chelsy era para tomarle una foto, digamos que fue la misma reacción que tuvo hace dos meses, esa foto seria para la posteridad.
La música era lo único que sonaba en el auto, llevaba más de media hora conduciendo, y no había cruzado palabra alguna con mi acompañante. Solo conducía por las afueras de California sin ningún rumbo y a una velocidad fuera de lo legal, los amigos de Chelsy nos seguían.
―¿Dónde se hospedan tus amigos? ―es lo primero que dije para poder romper el silencio.
―Se están hospedando en el hotel Palermo ―anteriormente ya había escuchado hablar de ese hotel, además ahí celebramos nuestra graduación.
Ahora que ya sabía donde íbamos, entre con la primera salida, lentamente fui reduciendo la velocidad del descapotable hasta llegar a los 100 Km por hora.
―¿Por qué volvistes a las carreras? ―a pesar de que estaba enojada por volver a verla en ese lugar hice todo lo posible para controlarme.
―No lo sé, solo sentí la necesidad de ir ―aunque no la estaba viendo a la cara, la tristeza en su voz era muy notoria. Por instinto mi mano derecha abandonó el volante y empecé a acariciar su rostro, no pretendía pasar-me de la raya, solo quería que ella se sintiera cómoda y que supiera que estaría cuando más lo necesitara.
―No quiero sonar grosero, ni que te ofenda mi comentario pero… ―hice una breve pausa para intentar buscar las palabras adecuadas, no quería que mi comentario sonara ofensivo― ya sabes que ese sitio es muy peligroso, no me gustaría que te pasara nada. Ya te salve una vez de un idiota, imagina que esta vez hubiera pasado lo mismo con el desconocido con el que estabas en la moto.
―No hubiera pasado nada, me he topado algunas veces con ese chico y he entablado algunas conversaciones con él. Además que puedo decir que lo conozco un poco, después de todo viv en el mismo edificio que tú y mis abuelos.