Lo que el destino unió

Capítulo 45: Primera parte

Chelsy

La alarma del móvil empezó a sonar, aunque la habitación estaba completamente a oscuras  fui tanteando el móvil por la mesita de noche. Una vez apague la alarma volví a cerrar los ojos, el sueño me consumía pero ni dos minutos pude mantener los ojos cerrados cuando el dichoso móvil volvió a sonar, abrí los ojos y conteste la llamada.

“Cariño, ¿Dónde estás?”

“Estoy en el hotel con las gemelas ―la cabeza me palpitaba pero sabía que si le decía la verdad, a mi madre, le daría un chungo; por ahora ya he causado suficientes desastres como para provocar que a mi madre le de un infarto―, anoche me quedé hasta tarde con ellas y me quedé dormida”

“¡Ven rápido! En cinco horas sale tu avión y tienes que estar en el aeropuerto al menos dos horas antes” 

 «¡Mierda! Lo había olvidado, hoy es el día que... Me iré a Liverpool»

“Dentro de una hora iré a casa, el hotel está algo lejos…” 

“Está bien, procura llegar pronto”

Eso fue lo último que dijo mi madre antes de colgar.

 

Ahora si, con todo lo que me tiene preparado este día me levanté de la cama, muy a mi pesar. Cuando pase por delante del espejo, casi me dio algo, estaba completamente desnuda.

« ¿Qué mierda hago desnuda? ¿Qué hice ayer? Juro que esta es la última vez que bebo alcohol, lo prometo».

Me envolví con las sábanas grises de la cama y salí de la habitación, en el pasillo puede encontrar mis plataformas plateadas y a medida que iba avanzando por el pasillo iba encontrando nuestra ropa. 

Cuando entre a la cocina la baba se  me empezó a caer,  Austin se encontraba en boxers de espaldas a mí y cocinando; esa era la mejor imagen que me podía regalar el destino y una de las mejores vistas de toda California. Hice el menor ruido posible para no romper el momento, pero como siempre mi lado torpe tuvo que salir a relucir, al avanzar hasta Austin mi pie se enredó con la sábana haciendo que cayera de bruces contra el frió suelo; provocando que mi acompañante se sobresaltara. 

Cuando me vio en el piso su reacción fue reírse de mí y a su vez extendió su mano para  poder ponerme de pie, la distancia que se suponía que debía haber existido nunca llegó a hacerse presente, por lo tanto nuestros labios se encontraban a pocos milímetros para tocarse y fundirse en un beso; solo bastaba un simple ajetreo por nuestra parte para que eso pasara. No sé qué fue lo que me impulsó a hacerlo, pero por obra divina tome la iniciativa y uní nuestros labios; instintivamente mis manos se empezaron a deslizar por su suave cabello negro, Austin al principio se quedó estupefacto pero luego se dejó llevar. Las mariposas no tardaron mucho en hacerse presente, todo eso a causa de que nuestros labios se acariciaban con ternura, demostrando lo mucho que se habían anhelado en los últimos días ―porque incluso en el viaje a Tenerife tuvimos nuestros momentos a solas, esos momentos solo se basaron en caricias y besos, pero fueron los mejores momentos y los más lindos de toda nuestra estadía en ese lugar―, el beso empezó siendo siendo tierno pero con el paso de los segundo se fue transformando en uno más apasionado y exigente, lentamente y con mucha dificultad nos fuimos separando. 

―Si todos los días me besas así, no dudaré en raptarte a tí y a Liam para que vivan conmigo ―la alegría con la que decía eso me partió el corazón, por el simple hecho de que hoy era mi último día con él―. Sería muy lindo despertar cada día a tu lado y viendo al terremoto correr por todo mi departamento. 

Austin desde hace un par de semanas apodado así, según él porque cuando estaba en su departamento lo único que hacía Liam era revolotear y nunca paraba quieto, incluso estuvo a punto de caerle la tele encima cuando iba persiguiendo al gato de la hija de la señora Flynn ―la niña de seis años le pido a su encantador y sexy vecino que cuidara de sus gatito porque se iban una semana a visitar a la abuela y la pobre señora era alérgica―, el pobre animalito al final si fue alcanzado por Liam pero no duró mucho en sus brazos porque se chocó con el mueble donde estaba la TV y del dolor que sentía lo dejo libre.

―Sí, sería muy lindo de ver eso. Además Liam estaria rebosando felicidad por todo el depa ―con tan solo decir eso la cocina se llenó de risas, para mí imaginar esa escena era un espectáculo.

―He preparado tortitas, no soy un chef profesional, así que espero que te gusten ―lo ayude llevando los vasos y el zumo de naranja a la isla.

―De seguro está rico ―antes de sentarme en el taburete que había a su lado volví a unir nuestros labios―, pero me gustan más tus labios.

«Chelsy, ¿qué te está pasando hoy? ¡Tú no eres así, normalmente actuas con timidez!»

¡El desayuno estaba demasiado rico! Le tengo que pedir la receta porque yo soy un asco haciendo tortitas, se me da mejor la repostería. En algún momento del desayuno soltabamos  comentarios con doble sentido, pero no nos llegaba a molestar, solo nos seguíamos la corriente. 

Después de dejar todo la cocina limpiar y ordenado, nos fuimos a su habitación ―está vez sí recogimos nuestras prendas―; Austin me prestó una de sus camisas para que me sintiera más cómoda y dejará de lado la sábana que cubría mi cuerpo.

 

Hola mis amores, el capítulo de hoy a estado dividido en dos partes. El motivo es que era demasiado largo y  no quería que se viera muy sobrecargado, tranquilos que lo publicaré mañana (martes), ya que en españa son las 2:50 de la mañana y quiero corregir la siguiente parte. 



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En el texto hay: destino, romance, carrerasilegales

Editado: 14.02.2023

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