Lo que el destino unió

Capítulo 45 : Segunda parte

Chelsy

Mi madre se iba a cabrear, de eso estaba más que seguro, pero me daba igual porque me lo había paso muy bien con Austin; sus labios habían sido una gran distracción pero tado la magia que nos rodeaba finalizó cuando me dijo aquellas cinco letras, tenían un gran significado pero no las podía aceptar a pesar de que mi corazón también sintiera lo mismo.

Abrí la puerta de la casa e intenté entrara sin hacer mucho ruido, no quería que en mis últimas horas, alguien me echara la bronca, prefiero irme de este lugar sin derramar lágrimas por un mal rato. Pero  como siempre, la vida no quiere que me salga con la mía, me encontré con toda la familia y amigos reunidos en la sala del living; mis maletas estaban al pie de la escalara ―al menos soy algo responsable y ya había acabado de hacer mis maletas ayer, que sino no llego a nada―.

«Por lo menos estoy completamente decente y Austin me convenció de arreglarme un poco, aunque él me decía que de igual modo estaba hermosa ».

A pesar de que todos intentaban dibujar una sonrisa en sus rostros no lo lograban, lo que más me partió el corazón fue cuando mi hermanito empezó a llorar, me acerqué a él y lo abracé muy fuerte. A pesar de que hice lo posible para contenerme no lo pude hacer, apenas me enteré que tenía un hermano y ahora que lo sé no pasaré tiempo con él porque me voy y nadie iba a cambiar eso.

―No se vale ―mi voz salía entrecortada a causa de las lágrimas―, yo no… quería llorar.

―Ey, no llores cariño  ―todos se acercaron a nosotros e hicieron una piña a nuestro alrededor, los abrazos grupales son de las mejores cosas que pueden pasar a las personas, te muestran el interés que tienen los demás por tí―, nos tienes a todos.

Compartimos un tiempo agradable hasta que Logan nos informo que ya era el momento de partir hacia el aeropuerto, el momento que tanto había esperado ―durante los dos últimos años―, pero ahora que tengo a toda mi familia junta no representaba lo que anhelaba en ese instantes.

 

Cuando ves que la situación se acerca empieza a dar miedo, sé que en California estoy dejando muchas cosas ―y alguna de ellas se han quedó incompletas, pero es lo mejor, algunas veces las mejores decisiones son las más dolorosas―.

Mis padres me ayudaron con las maletas, por otro lado mis madres no querían despegarse de su nieto, me parecía muy tierno que ambas quisieran tener a mi hijo en sus barazo, pero yo también necesitaba su atención.

«No debo ser egoísta, ellas deben de disfrutar de su nieto, después de todo no verán a Liam durante un largo tiempo». 

El equipaje ya se encontraba fracturado, me tocó pagar un poco por el exceso de peso pero no pensaba dejar algunos de mis recuerdos o ropa, ya me había sacrificado bastante dejando todos mis libros en casa. El único objeto que no metí en la maleta fue aquel osito blanco de felpa que me regaló Austin hace unos meses, ese osito se encontraba guardado en el bolso donde llevaba alguno de los juguetes de Liam y ropa de recambio por si se llegaba a manchar o algo por el estilo.  

El momento más difícil de todo el día fue cuando me tocó despedirme definitivamente de toda mi familia, porque mis amigos son eso, mi segunda familia; aquella familia que solo tu puedes elegir ―me faltaba un miembro de esta alocada familia, uno de las últimas personas que se han incorporado a mi vida y se ha vuelto indispensable en ella e incluso Liam lo aceptó a la primera y eso es raro en mi hijo―. Me hice la valiente ante todos porque ya había derramado demasiadas lágrimas en un solo día y tampoco quería que los demás llorarán porque sabía que si ellos empezaban a sollozar me iba a derrumbar.

 

Liam se encontraba sollozando desde que nos despedimos ―era poco el tiempo que compartió con sus abuelos pero se notaba el cariño que le había cogido a ambos―. Fuimos de los primeros en embarcar, fue un poco tedioso porque mientras esperábamos a que los demás pasajeros embarcaran Liam seguía llorando. Hice todo lo posible para calmarlo pero de igual forma no lo lograba, así que empecé sacar alguno de sus juguetes favoritos pero ninguno parecía llamarle la atención hasta que saqué al osito blanco ―ese pequeño oso logró calmarlo e hizo que dejara de llorar―.

Me sentía decepcionada, tenía la pequeña esperanza de que Austin viniera a despedirse de nosotros. 

«Soy tonta por pensar que me iba pasar igual que en los libros o las películas, donde el protagonista llega en el último momento para despedirse de la protagonista o para intentar evitar que ella se marche; Austin no iba a hacer eso, a pesar de los sentimientos que ambos tenemos, porque me encargue de dejarle en claro que no quería tener algo con él a pesar de que ambos sentíamos lo mismo. 

Era lo mejor para ambos, además siempre tuve claro que una relación a distancia era lo último que iba a tener porque siempre hay dudas de lo que pasa con la otra persona y al haber una desconfianza la relación se va desgastando».

El avión se empezó a mover, con el paso de los segundos iba agarrando más velocidad hasta que se empezó a elevar  Liam intentaba mirar por la ventanilla, lentamente dejamos de ver la ciudad y ahora solo podíamos ver las nubes blancas y el celeste del cielo.

«Una nueva vida era lo que nos aguardaba a ambos. Esto es solo el inicio de una gran aventura, hoy cierro una etapa de mi vida e inicia otro».



#48069 en Novela romántica
#31747 en Otros
#4535 en Acción

En el texto hay: destino, romance, carrerasilegales

Editado: 14.02.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.