Lo Que en la Oscuridad N̶o̶ Se Ve

Prólogo

Desde la partida de Carlos hace ocho meses, mis padres comenzaron a tener repentinas, pero muy fuertes discusiones, a tal grado que resultó ser el divorcio la solución a todos los problemas. Mamá al ser alguien con extrema obsesión al trabajo y papá un hombre de vida alegre, decidí optar por ella, aunque en el fondo sabía que fuera con cualquiera de los dos, pasaría la mayor parte del tiempo, sola.

Mi padre había acordado dejar que nos quedáramos en casa, pero mamá no aceptó, en cambio, tomó las llaves de la misma y la rentó, mientras nosotras nos mudábamos a otro sitio.

Sin embargo, las cosas empezaron a cambiar cuando mamá trajo a casa a uno hombre, el que de aspecto sombrío me generaba un sentimiento de temor, la casa solía llenarse de una capa de oscuridad, la cual no podía verse, pero se sentía hasta el más pequeño rincón de la misma.

Nunca estaba en la misma habitación que ellos o él, cuando sabía que llegaría, subía a mi habitación con la intención de evitar sentir todo lo negativo que el hombre traía consigo.

En alguna ocasión se lo hice saber mamá, todo lo que sentía y, las miradas profundas que él dirigía a mí cuando tenía la oportunidad de estar cerca. Ella aseguraba que eran ideas de una joven celosa, que guardaba la esperanza de un regreso con su padre, en aquella ocasión me hizo saber, que si gustaba podía irme con papá, que tal vez siendo tan paranoicos nos llevaríamos bien.

Por su parte, papá había empezado a tener presentimientos, relacionados a personas que lo rodeaban a él y a nosotras, siempre los tuvo, sin embargo, ahora eran fuertes y certeros. La sombra de un hombre de vida lujuriosa había quedado en el pasado, tal y como la sombra de una madre preocupada por sus hijos.

La presencia de la oscuridad en casa aumento más con el pasar de los meses, en ocasiones llegué a creer que me volvía loca, las sombras que se escurrían tras de mí, cada silueta que observaba pasar por el rabillo del ojo y... los mismos presentimientos que papá podía sentir, habían llegado a ser parte de mí, lo que resultaba aterrador era la forma en que se cumplían, tal como los sueños o pesadillas, sucedían como si de una repetición exacta se tratara.

En casa, sabía que alguien o algo estaba ahí, desde hace más de dos meses, estaba segura que hay algo detrás de aquel manto de niebla que divide mi casa con el patio trasero, ese lugar donde la oscuridad reina, más que en cualquier otro punto durante la noche.

Había visto cómo sombras danzaba entre los arbustos, los pequeños árboles y plantas que, durante el día, yo misma había plantado cuando vine a vivir a este sitio, sin embargo, hasta hace casi tres meses, sabía que algo me observaba, no, no se trataba de aquellas sombras danzantes que urgaban a mi alrededor, pero... aún no contaba con el valor suficiente de enfrentarlo.

Su presencia me estaba consumiendo, más de lo que podía creerlo, era consciente que durante el día se escondía dentro de la casa, era un ente indescifrable, con mil y un formas, acompañado de las mismas entidades que se mueven al son de una melodía que yo desconozco y me es inaudible. O ¿por qué sentía en mi espalda cómo algo me acechaba? Mi piel solía erizarse ante el contacto de un viento helado, como si en invierno estuviera.

Habitaban mi hogar, a algunos podría distinguirlos, me había acostumbrado a su presencia, pero ¿qué era aquello que no podía ver? ¿Que tanto temor me causaba? ¿Tenía relación con el hombre que mamá llevaba a casa?

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¡Hola! Aquí les traigo una nueva historia, espero les guste y agradezco de antemano su apoyo ♡




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