Lo que es para ti, te encuentra.

CAPÍTULO 8

Noelí se despertó con una energía renovada. Desde que Sebastián le confirmó el puesto en la institución, su mente había estado llena de ideas para el proyecto. La reunión para presentar su propuesta se acercaba, y prepararla era un proceso que disfrutaba enormemente. Puso en la mesa del comedor todos los materiales: bocetos, notas, papeles sueltos y carpetas. Cada concepto y actividad la conectaba de nuevo con esa pasión que había sentido desde siempre por el arte y la enseñanza.

Mientras trabajaba, Tomás jugaba a su lado, entretenido en construir una torre de cubos de colores que apenas se mantenía en pie. A veces la miraba de reojo y le sonreía, y Noelí, por más concentrada que estuviera, no podía evitar devolverle la sonrisa y cada tanto, le pasaba la mano por el cabello, sintiendo en esos pequeños gestos un lazo invisible que los unía aún más.

Por momentos, su mente divagaba. Jamás habría imaginado que el joven reservado de la secundaria, que apenas hablaba en clase terminaría siendo director de una institución. Y, años después, ahí estaba ella, diseñando un proyecto que él revisaría. La sola idea le provocaba una mezcla de curiosidad y diversión. Pero pronto dejó la distracción a un lado y regresó al informe. Había mucho que organizar.

De pronto, escuchó el clic de la cerradura. Se sobresaltóal ver que Martín había llegado antes de lo esperado. Lo vio entrar con una expresión cansada, la maleta en una mano y su mirada observando con extrañeza el revoltijo de papeles en la mesa.

—Noelí… —Martín frunció el ceño—. ¿Qué es todo esto?
Noelí se puso de pie rápidamente, intentando ocultar la sorpresa por su llegada repentina.

—Ah… estás de regreso. —Intentó ordenar sus pensamientos mientras apartaba algunos papeles—. Esto es para… mi nuevo trabajo.

Él la miró en silencio.

—¿Tu nuevo trabajo? ¿Te presentaste a una entrevista sin decirme nada? —preguntó tranquilo, pero con una rigidez que a Noelí le pareció más fría de lo que esperaba.

Tomó aire y, con la mayor serenidad posible trató de explicarle.

—Sí. Vi la oportunidad y sentí que era el momento de hacer algo más… pero no te preocupes que seguiré atenta a Tomás, la casa, solo es cambiar un poco la rutina...

Martín negó con la cabeza, todavía asimilando lo que acababa de escuchar.

—Noelí, sabes que yo trabajo para que no te falte nada y puedas estar tranquila en casa, para que no tengas que preocuparte por nada más. No creo que necesites trabajar tantas horas.

Noelí lo miró, y el entusiasmo que sentía se tornó en frustración.

—Martín, esto no es solo por necesidad. Me apasiona enseñar, y este proyecto es una forma de sentirme realizada y de hacer algo que me importa. ¿De verdad te cuesta tanto entenderlo?
Él suspiró, llevándose una mano al rostro.

—No lo digo para ofenderte. Solo pienso en tu bienestar y en el de Tomás. Quiero que estés tranquila, que no te sobrecargues con más responsabilidades de las que necesitas. Recuerda que ya estuviste así...

Noelí apretó los labios, tratando de controlar las emociones que se agolpaban en su pecho.

—Martín, antes te habrías alegrado por mí, por algo que me hace sentir útil y plena. Pero ahora… parece que solo te importan tus propias ideas de cómo debería ser nuestra vida.

—Lo miró, sin apartar la mirada—. Esto no es “protegerme”. Lo que haces es impedir que yo pueda hacer algo para mí.
Martín permaneció en silencio, su rostro reflejaba una mezcla de confusión y desconcierto.

—Noelí, te juro que no es por ser egoísta. Tal vez no lo veas, pero hago esto porque me importan ustedes.

Noelí negó con la cabeza, notando cómo él no alcanzaba a comprender lo que verdaderamente la hería.

—Martín, no necesito que me protejas de mi propio trabajo, ni de mis sueños. Lo que necesito es que me apoyes, que me dejes crecer en lo que soy capaz de hacer. Esto no es solo por mí, sino por todos nosotros.

El silencio que siguió se hizo denso y frío. Los dos sabían que esas palabras quedaban en el aire, cargadas de significados que no se podían deshacer. Finalmente, él apartó la mirada, como si no encontrara respuesta. Noelí, por su parte, comenzó a recoger sus papeles en silencio, su corazón dividido entre la esperanza de ser comprendida y la tristeza de ver que, en el fondo, Martín parecía cada vez más lejano.
Mientras acomodaba sus notas y miraba a Tomás, sintió con más claridad que nunca que, aunque el camino no sería fácil, seguiría adelante con el proyecto.



#5529 en Novela romántica

En el texto hay: romance, amor, antiguoamor

Editado: 08.03.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.