Lo que es para ti, te encuentra.

CAPÍTULO 15

Amanecía cuando Noelí abrió los ojos. A su lado, Martín aún dormía de espaldas, con una expresión serena que contrastaba con las discusiones de los últimos días. Por un momento, pensó en arrimarse y despertar juntos como solían hacerlo en sus primeros años de matrimonio, pero se detuvo al tener miedo de que la rechazara.

Con un suspiro, se levantó y se preparó para lo que sería su primer día en la institución. Mientras se miraba al espejo, eligió un atuendo sencillo pero profesional, queriendo causar una buena impresión sin sentirse demasiado formal.

Cuando bajó las escaleras, encontró a Cora ya en la cocina preparando el desayuno.

—Buenos días, señora Noelí —dijo con su habitual calidez—. ¿Lista para su primer día?

—Más o menos. Es un día importante, pero también extraño. -Noelí sonrió, aunque un ligero nudo en el estómago traicionaba sus nervios.

—¿Extraño por qué? -Cora levantó una ceja con curiosidad mientras sacaba una bandeja con tostadas recién hechas.

—Por todo. Dejar a Tomás, empezar algo nuevo… y bueno, ya sabes lo que piensa Martín de todo esto. —Su voz se apagó al final de la frase.

Cora colocó un café frente a Noelí y se cruzó de brazos.

—Martín puede tener sus opiniones, pero eso no significa que usted deba dejar de perseguir lo que la hace feliz. Tomás estará bien aquí conmigo, no se preocupe.

Noelí asintió, sintiendo una mezcla de gratitud y alivio por las palabras de Cora.

Martín entró a la cocina en ese momento, todavía en pijama, y se dirigió directamente al café.

—Buenos días —murmuró.

—Buenos días —respondió Noelí con una sonrisa, tratando de suavizar el ambiente.

—Te ves bien. ¿Lista para tu gran debut? -la observó de arriba abajo, notando su atuendo.

—Sí, aunque estoy un poco nerviosa. Es un nuevo comienzo, después de todo.

Martín tomó un sorbo de café y se sentó a la mesa, mirándola con un gesto que Noelí no supo descifrar del todo.

—Bueno, espero que valga la pena todo este esfuerzo. No quiero que termines agotada. Si esto se complica, siempre puedes reconsiderar. No te olvides que Cora está con nosotros para alivianar las tareas de la casa...

Noelí se quedó en silencio por un instante, evaluando sus palabras. Luego, tomó aire y decidió enfrentarlo con calma.

—Martín, ¿de verdad no confías en que puedo hacer más de una cosa? Estuve cansada, sí, pero eso fue cuando Tomás era un recién nacido. Ahora las cosas son distintas.

—Noelí, no es que no confíe en ti… —Hizo una pausa, eligiendo sus palabras—. Es solo que no quiero que termines sobrepasada otra vez. Sé cuánto te costó adaptarte cuando nació Tomás, y no quiero que vuelvas a sentirte así. Por eso lo mejor es que estés en casa.

Noelí lo miró, notando que sus palabras tenían una mezcla de preocupación genuina y, al mismo tiempo, una forma de minimizar lo que ocurría.

—Ahora estoy mejor. No soy la misma mujer que estaba exhausta y perdida al principio de la maternidad. Tomás ha crecido, y yo también. Puedo con esto.

Martín se cruzó de brazos y suspiró, como si luchara por encontrar la manera correcta de responder.

—No dudo que puedas…

Noelí negó con la cabeza, sintiendo que sus palabras no lograban atravesar del todo la barrera que Martín parecía haber erigido entre ellos.

—Martín, esto no es solo por mí. Quiero que Tomás vea que su mamá también puede lograr cosas. Que puede encontrar un propósito fuera de casa. Y lo que haga con este trabajo será para su beneficio también.

—Tiene razón, señor. Es importante que la señora Noelí tenga este espacio para ella. Además, usted sabe que Tomás estará en buenas manos aquí o en el instituto. No tiene de qué preocuparse. -Cora, que había permanecido en silencio, intervino suavemente.

Martín dejó la taza de café sobre la mesa con un gesto pausado, aunque su ceño fruncido revelaba que aún no estaba del todo convencido.

—Quiero confiar, pero necesito saber más sobre ese lugar, como por ejemplo ¿quiénes estarán a cargo de Tomás si lo llevas? ¿Es gente de confianza?

Noelí levantó la vista, notando la desconfianza en su tono.

—El instituto tiene un área especial para los hijos de los colaboradores. Es un lugar seguro, Martín. Y siempre puedo estar cerca si me necesita.

Martín ladeó ligeramente la cabeza, evaluando sus palabras.

—¿Y quién dirige todo esto? —preguntó finalmente, con un interés que parecía un poco más personal—. Ese… Sebastián, ¿qué tan involucrado está?

—Sebastián es el director de la institución. Es muy dedicado, siempre está al tanto de todo. De hecho, lo conozco desde la secundaria. Fuimos compañeros de escuela.

—¿Compañeros de escuela? -Martín arqueó las cejas, claramente sorprendido.

—Sí —respondió Noelí con una ligera sonrisa—. Era un chico muy reservado, pero siempre fue amable y tranquilo. Me sorprendió mucho reencontrarlo después de tantos años.

—Vaya. Parece que te dejó una buena impresión.-Martín entrecerró los ojos y habló más serio.

Noelí captó la insinuación en sus palabras y decidió abordar la situación con calma.

—Martín, es simplemente un compañero de la secundaria. No hablábamos mucho en esa época, pero ahora trabajamos juntos. Eso es todo.

—Claro, claro. Solo que no deja de ser curioso que, justo ahora, vuelvas a cruzarte con él. -Martín soltó una risa-. Creo que voy a tener un motivo más para que no vayas a ese trabajo.

Noelí lo miró con las cejas ligeramente arqueadas, sorprendida por el comentario.

—¿Perdón? ¿Un motivo más? Martín, este trabajo no tiene nada que ver con Sebastián ni con quién sea él. Es mi oportunidad, algo que he buscado para sentirme realizada.

—No lo dije en serio, Noelí. Solo… bueno, es curioso, eso es todo -Martín encogió los hombros, intentando disimular la incomodidad detrás de una sonrisa forzada.

—No lo parece —respondió, clavando su mirada en él—. Sé que te preocupas, pero esto no es un capricho.



#6244 en Novela romántica

En el texto hay: romance, amor, antiguoamor

Editado: 11.04.2025

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