Lo que esconde el ángel

Chapter 1: El destino me llevó a ti

Dorian.

Si tuviera que describir a Miles Campbell, diría que es el chico más precioso de la facultad, el más único y divertido. No sé cuándo sucedió exactamente, pero sin darme cuenta lo empecé a observar diariamente, y fui consciente de detalles que antes no notaba o mejor dicho que nadie más notaba porque solo yo empecé actuar como un maldito obsesionado; apenas se le alcanza a ver las pecas en su nariz y mejillas, pero eso yo lo noté porque cada vez que lo veía no lo perdía de vista. Y eso me hizo consciente que mi observación iba más allá de lo que pensaba.

Porque, ¿Qué hacia yo en este preciso momento? Recargado en mi auto negro, con un cigarro entre mis dedos, con mis amigos a mi alrededor y yo esperando porque sabía que Miles Campbell siempre salía a esta hora a pesar de tener clases y yo solamente quería verlo, aunque fuera un momento. Por supuesto ellos no sabían la razón, pero no le dirían que no a cualquier sugerencia que yo hiciera.

Mi vista se detuvo en la entrada principal, en medio del flujo de estudiantes entrando y saliendo. Lo vi ahí. Rubio, rubio claro natural para ser específicos. Ojos verdes que parecían mirar con una mezcla de fastidio y arrogancia natural. Su rostro tenía esa simetría que te obliga a mirarlo dos veces para comprobar que era real, como si lo hubieran diseñado para llamar la atención sin esfuerzo. Y él lo sabía. Se notaba en la manera en que caminaba, en esa actitud que era de todo menos humilde. Y no sabía si eso hacía que me encantara más o me hacía odiarlo.

Me encontré sonriendo sin querer. No porque me cayera bien —en realidad ni siquiera habíamos hablado—, sino porque me recordaba a esa clase de personas que a todos les irrita, pero que no pueden ignorar y yo, jamás fui la excepción. Di una calada al cigarro, soltando el humo despacio, mientras pensaba si valía la pena cruzar el camino y decirle algo finalmente. Normalmente la gente venía a mí, no al revés. Pero ese chico… estaba seguro de que tal vez ni siquiera sabía de mi existencia, o sí pero poco le importaba.

Lo miré caminar con esa cara de ángel que tenía el ceño fruncido, sabía que por sus ojos claros era que odiaba al sol.

Era tan amargado que nunca lo había visto sonreír ni por la más mínima cosa. Seguro era de los que despertaba de mal humor porque hacía mucho calor por el sol y cuando está nublado también está de mal humor porque la lluvia será un problema para él

Pero aun con su cara de amargado era algo lindo de ver.

¿seré el único que lo pensará?

Sentí una satisfacción de victoria cuando se acerco a nosotros, después de observarlo durante un mes incluso reconocía esa moto porque nadie mas que él tenía ese estilo, y por ello intencionalmente me había estacionado frente a él. Para encontrarnos por coincidencia cuando viniera, a esta hora y en este lugar.

Los chicos se dieron cuenta de su presencia, y eso solo me hizo sentirme aún más emocionado y expectante por ver lo que traería el día de hoy. Porque a donde fuera Miles, siempre había una reacción suya que hacía todo más divertido.

— ¿Ya te vas precioso? ¿Otra vez te saltas las clases?

Ese fue Andrew, el líder de este grupo. El único además de mi que se atrevería a ser tan directo con él. La razón no me agradaba tanto, todos sabían que tenia un crush en Miles, antes de que yo llegara, ellos habían sido amigos durante un tiempo y por ello Andrew sentía la confianza de hablarle.

El rubio lo ignoro, lo cual fue más respetuoso en lugar de insultar. Ni siquiera nos dirigió una mirada. Se subió a su moto negra con detalles rojos, con la elegancia de un felino, se puso su casco y en menos de 10 segundos se fue mientras nos levantó el dedo del corazón.

Me quedé observando cómo se alejaba, dejando tras de sí un rugido que atrajo todas las miradas. Ni siquiera tuvo que voltearnos a ver para marcar el terreno, lo hizo con un gesto tan simple y descarado que arrancó risas de algunos y la molestia de otros. Yo no me reí, solo apagué el cigarro contra el metal y me crucé de brazos. En realidad, estaba encantado con aquel gesto, porque había sido lo más cercano a una interacción entre nosotros, ya no podía esperar más para dirigirle la palabra, para saber que se sentiría ser insultado por un chico como él.

Mi mirada se dirigió a Andrew y toda mi felicidad fue opacada por su tonta expresión seria y enamorada, esa cara que no podía ocultar, la de alguien que quiere más de lo que dice.

—Algún día va a mandarte bien lejos— murmuré, lo suficientemente bajo para que solo él me escuchara, como si quisiera meterle en la cabeza que no tenía oportunidad con él.

Andrew me lanzó una mueca y sacudió la cabeza, como si no fuera cierto. Pero yo lo veía claro. Miles no era del tipo que se dejara atrapar por alguien como él, en realidad, dudaba que se dejara atrapar por nadie.

—Me voy ­—Anuncié mientras me dirigía a la entrada del auto, los demás soltaron quejas en desaprobación, yo los ignoré y encendí el auto, viendo como David, mi mejor amigo se acercaba.

— ¿Vendrás para el almuerzo?

— Si, solo se me antojó un café.

Respondí y conduje por la ciudad sin destino decidido. Pero llegue a una cafetería que no conocía, como si presintiera que ahí habría una sorpresa para mí. Y vaya que la había.

No había nadie, de hecho, era el primer cliente de esa mañana, y lo primero que veo es a un tan conocido rubio besándose con un chico en el cuarto de despensa.

No recuerdo cual fue mi primer pensamiento, tal vez estaba tan impresionado porque jamás se me pasó por la cabeza que fuera gay, porque nadie hablaba de eso, solo hablaban de lo atractivo que era, las ganas que tenían de que fuera su novio o como querían pasar una noche con él.

Sentí una sensación extraña en mi estómago. La posición era bastante intima, lo suficiente para hacerme pensar de más, suficiente para hacerme sentir incomodo y suficiente para hacerme pensar que yo podría ser el chico que lo está besando.




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