Quedé totalmente asombrado con la escena que presencié anoche, no puedo creer como ese tipejo pudo empujar a esa mujer indefensa. Aunque pensándolo mejor, no tan indefensa.
Anoche, después de querer acercarme a la zona de conflicto; pude ver como se defendía esa fiera del extraño, al impactar su puño sobre la cara del idiota y como nos dejó a los dos sorprendidos. No supe más de ella, luego de verla salir del bar y como creí que ya era mucho por una sola noche, después de tanto tiempo, regresé a mi tranquilo hogar.
Desde la ventana de mi habitación, puedo ver la oscuridad que todavía aguarda en el cielo. Siempre me ha gustado despertarme temprano o como lo llama mi hermana, desaprovechar las horas de sueño reparador.
Luego de asearme, paso a vestirme con un jeans, franela y por último una camisa a cuadros azul marino. Bajo las escaleras dirigiéndome a la cocina, me preparo mi tan preciado café cargado y salgo al patio, en donde hay una mesita con sus respectivas sillas.
Junto a los rayos del sol, puedo decir que ahora sí comienza mi día.
Siempre me ha gustado apreciar la naturaleza y los momentos en silencio, en soledad; algunos pensarán que es muy solitario mi pensar, pero al contrario, se siente muy bien tomarse unos minutos del día a pensar, reflexionar o solo sentir para apreciar la vida.
- Buenas, buenas hermanito - saluda Alaia a mis espaldas, con su típico buen humor.
- Hola pequeña, ¿cómo amaneciste?
- Muy bien, ¿me ayudas? - pregunta y es cuando me doy cuenta, que entre sus manos tiene de todo para desayunar.
-Si claro, ¿todo eso comerás? - dudo que entre tanto alimento en ese pequeño cuerpo.
- Comeremos - aclara.
- ¿Comeremos?
- Pues si, nosotros dos y Checo - me saca de la duda - pues estaba en la cocina preparando el desayuno, aprovechando que te vi distraído y desayunar juntitos como hace tanto no lo hacemos; - nuestro horario para despertar es diferente - entonces vi por la ventana vi que se encontraba Checo bajando de su camioneta, fue cuando me pregunté ¿y si mato dos pajaros de un tiro? - de dónde saca esta chica tantas ganas de charlar tan temprano, suspiro - y aquí estamos - abre sus brazos, cuando termina de explicar todo.
- Alaia, querida deberías de haberme contado la versión cortita.
- Amargado - bufa - ¡Checoo!
Sale corriendo hacia mi amigo, para colgarse de su cuello. Menos mal que ya estamos acostumbrados a su alegría tempranera.
-Amigo buenas - golpea mi cabeza con su mano, mientras sostiene a mi hermana.
- Buenas, eran cuando me encontraba solo - no se que tiene con golpearme.
- Ay ya calla Tino, que te encanta estar con nosotros -veo al idiota ocultar una sonrisita - ahora desayunemos y compartamos el momento de paz.
- ¿Qué haces a esta hora, por aquí? - le pregunto a mi amigo.
Alaia me lanza una mirada de reproche.
-Quise pasar a visitarte, como sé que hasta los fin de semana trabajas - habla mientras se prepara una tostada con mantequilla - solo controlaba la situación.
- Gracias, pero no soy un niño para que me vigilen -tomo del café que me hizo Alaia.
- De nada, pero no viene solo por eso.
- ¿A no?
- Pues no, tengo buen chisme para contar - se arrima más cerca a él la chusma de mí hermana.
- Cuenta, cuenta - insiste
- Disimula un poco, chusma - la miro- además, vino a contarme a mí no a ti - saca la lengua.
- Bueno, si los hermanitos terminaron de pelear cuento lo sucedido.
Entre estos dos me van a matar de desesperación, no puedo creer cómo llegamos a esto. Lo peor es que no son ni las ocho de la mañana y ya están con su pesadez.
-Anoche cuando te estabas yendo del bar, hubo una gran pelea entre una pareja, se dice que estaban cerca de la salida - se me viene a la memoria lo que vi ayer, entre el extraño y la chica.
- ¿Y qué más se dice? -se interesa Alis.
- ¡Alis déjalo beber el jugo al menos!
-Lo siento, pero tienes tiempo para después tomarte todo el jugo que quieras, solo sigue…plis
-Como estaba diciendo, estaban cerca de la salida y dicen que ha habido un par de empujones. Lo que si no se si es verdad, pero antes de que pregunten, se rumorea que…
-¿¡Qué dicen!? -gritamos al unísono Alis y yo.
- Tranquis hermanitos, uno de los dos le pegó tremendo puñetazo al otro -recuerdo muy bien ese pequeño, pero duro puñetazo- todavía no saben quién pegó, solo espero que no haya sido el hombre.
- No se le puede llamar hombre, a uno que se atreve a empujar a las mujeres - digo
Los dos me miran con la ceja elevada, ni que se hubieran puesto de acuerdo.
-¿Y tú cómo sabes eso?- pregunta sospechoso.
-Solo decía…- espero no ha a tonos berme puesto en evidencia- muy bien mucho chisme por ahora, vamos que tenemos que ponernos a tono con el trabajo y terminar antes del mediodía -me levanto rápido de mí asiento y evitar más cuestionamientos.
- ¡Alitas adiós! - saluda Checo a mí hermana.
-¡Deja de llamarme así!, no soy más pequeña para que me digas de esa manera - se enoja.
-Tus pijamas de gatitos multicolores, no dicen lo mismo- dice con una sonrisa mí amigo.
-¡Idiota, solo tengo este de gatitos!-bufa.
-Pequeña, ¿necesitas ayuda para limpiar aquí?
-No, está bien… yo lo limpio no te preocupes, solo llévate a ese feo de mí vista - nos hecha y antes de que se vaya, alcanzo a dejarle un beso en su frente.
-Nos vemos más tarde linda -Saludo.