Quito la montura de Percherón, para soltarlo a campo abierto. Sacudo el polvo que aún quedó sobre mí ropa o bueno, lo que queda de ella. Camino hasta la entrada para ingresar a casa; escucho voces al adentrarme, y trato de escabullirme lo mejor que pueda sin ser visto.
-¡Valen, has llegado justo para comer! y probar mí nueva receta -la escucho sin voltearme evitando que vea mí rostro, pero con lo inquieta que es Alaia no sucede por mucho tiempo- ¿¡QUE CARAJOS TIENES EN LA CARA!?
-No seas escandalosa, es solo un golpecito no es nada -trato de seguir caminando hacia las escaleras, pero no me deja.
-Ven aquí, que te curo esos golpes -manda con un tono bastante irreconocible en ella.
-Gracias, pero no hace falta voy a ducharme para comer.
Acelero mis pasos y me escapo de su mirada furiosa, es poco común verla en ese estado, pero cuando lo hace es mejor alejarse lo más posible.
Entro a mi recamara y comienzo a desvestirme, dejo mi sombrero sobre el perchero que está frente al espejo, al verme en este pienso que tendré que tirar mi camisa, porque está hecha trapo. Suspiro adentrándome bajo la regadera, el agua tibia hace que con ella se vaya el estrés que tuve en todo el día y pienso en la mujer que nos hizo separar en la pelea.
Salgo después de veinte minutos duchándome y trato de cambiarme lo más rápido que puedo, para enfrentarme a la fiera que me espera abajo.
_____
-¿Eres idiota o que te pasa?, como se te ocurre irte a las piñas con ese tipo.
Termino de curar las heridas en su cara, al mirarlo de costado ya se que va a decir una idiotez.
-Solo quería un poco de diversión en mí llegada a la hacienda.
-No eres más imbécil, porque no te da el cerebro.
-Ya, ya no te enojes que te arrugas -me dice y se acerca a abrazarme por la cintura como si fuera un niño regañado.
-La próxima te jodes, que te ayuden tus ligues.
Su carcajada retumbó en las paredes del comedor, no puedo evitar que se me salga una sonrisita.
-Eres una celosa -es vuelve a reír- mis ligues son eso, tu eres mí alma gemela. Ocupas el primer y único puesto.
-Ja, ja que gracioso, ya quisieras una como yo -volteo los ojos.
-Ni loco estaría contigo, -pone cara de asco- somos hermanos de la vida.
-Es cierto, en qué estaba pensando…
Luego de ese gran momento de honestidad, cenamos y cada uno se dirigió a su habitación. Pensé en la idea de volver a mí casa, pero Louis me convenció de quedarme ya que le gustaba mí presencia, para no decir que tenía miedo de estar solo.
Con Luigi nos conocemos desde que éramos unos críos; creo que fue cuando vine de vacaciones con mis abuelos a este pueblo, me dieron dinero para que me comprara un helado y pedí uno de chocolate con forma de osito, pero era el único que quedaba y es donde tuve que pelear por el. Resulta que el otro niño era mi ahora mejor amigo, discutimos tanto por ese helado que no nos dimos cuenta y se lo llevó otro niño, tuvimos que decidir por otro golosina.
Juntos decidimos que nunca más nos robarían un helado, y fue como todos los miércoles eran días de planear estrategias para evitar esos robos. Así fue como surgió una gran amistad.
Con ese recuerdo en mente, me acomodo en la cama y trato de dormir lo más que pueda, porque mañana ya me imagino ser despertada a los gritos por mí amigo.
❤️
-¡Buenas, buenas!
Veo entrar a Luigi con una bandeja en sus manos, trato de ocultar la carcajada que s me quiere escapar, por verlo pelear con la puerta al no poder cerrarla.
-¿Necesitas ayuda?
-No como crees -dice sarcástico.
Por fin se acerca a la cama, dejando el desayuno a mis pies y se seca el sudor de su frente imaginario.
-Ahora sí, buenos días estrellita
-Hola -saludo sonriente.
-Qué dulce tu saludo, ¿cómo amaneciste? -su pregunta me hace sonrojar al recordar lo que me despertó.
FLASHBACKS
Estoy durmiendo plácidamente, pero de pronto se cruza un rostro al que no conozco por mí mente. Al principio se encuentra lejos, pero al querer descubrir quién es, se hace más visible.
El hombre al que no podía ver sus facciones, llevaba un sombrero mientras se acercaba a dónde yo estaba acostada y tiraba de las sábanas para descubrir mí cuerpo. Una vez que mis piernas dejaron de sentirse cubiertas, se quedó mirando mis bragas, me muevo nerviosa; se sacó el sombrero apoyándolo sobre mí abdomen para acercar su boca a mí tanga y bajarla con sus dientes.
Cuando la está bajando levanta su cabeza y fija sus ojos en los míos…
No sé qué más sucedió en el sueño, porque me desperté agitada y deseando que hubiera sido real lo que mí mente creó.
FIN DEL FLASHBACK
Escucho un chasquido frente mío, que me hace salir de mis recuerdos.
-¿Te encuentras bien? -pregunta mí mejor amigo preocupado.
-Si, si solo me perdí en mis pensamientos -tomo un sorbo de jugo que preparó.
-Te has puesto muy colorada, pero como digas…
-Gracias por el desayuno, está delicioso -le doy un beso en su mejilla.
-Ay no es nada.
Luego de casi una hora de ponernos al día y hacer planes para hoy, terminamos de desayunar.
-Muy bien -aplaude y se pone de pie- vamos a prepararnos que nos queda un día muy productivo, debemos hacer compras que no ha quedado nada en el refri.
Le ayudo a juntar todo en la bandeja que trajo con la comida, limpiamos las migas y acomodamos el dormitorio.
-Voy a ducharme y cuando termine bajo para irnos rápido a hacer los mandados.
-Ok, bañarte bien que te hace falta -bromea y sale rápido por la puerta.
-Idiota- susurro
Me encamino al clóset, el cual tiene ropa mia de cuando Luigi me obligó a dejar algunas cosas aquí, solo espero que luego de un año sin venir me queden.
Encuentro unos leggins negros, una camiseta blanca y camisa roja; recuerdo de tengo una braga de respuesto en mí bolso, voy por ella y me dirijo al baño.