Lo Que Habita En El Pozo

11. EL PUEBLO DE LOS MUERTOS

Por la mañana después de tratar de hablar con Esteban, salí de mi casa, arranque el auto me aleje de ahí conduje sin rumbo solo quería entender qué demonios estaba pasando, yo hable con Esteban, estoy seguro fue él quien me dijo que Jared era un niño él, también estaba aterrado por todo esto y ahora resulta que, que lo invente que lo imagine, y ahora,  esto me está afectando y demasiado, lo mejor será que, pase por un bar el mismo que había estado antes con Sasha, así que regrese, entre sin mirar a nadie hasta la barra y pedí un whisky y la botella, el encargado solo me miro en silencio y dejo todo junto a mí.
-¿todo bien?- encargado
-si, si, todo bien- respondí sin ánimos
-pues no lo parece- insistía
- Todo está bien de verdad, solo, quisiera entender ¿Que está pasando? - pregunte sin mirarlo di un sorbo al whisky - siento que, cada vez que me acerco a algo, las cosas se complican a un mas, - me encogí de hombros - creo que me estoy volviendo loco, mi obsesión por esto me está llevando a la locura, imaginando cosas y hablando con muertos, que cosas ¿No?, hablando con muertos- termine de beber el whisky del vaso.
- A los muertos no nos gusta que nos perturben- dijo
- Si cla- alce la vista dijo, "no, nos gusta" ¿o lo imagine? - ¿que dijiste?- pregunte mirándolo a los ojos
- Que a los muertos no les gusta que los perturben, creo que necesita irse a descansar- dijo retirando la botella.
- Si, creo que si- entregue 20 dólares
Frote mis ojos con mis manos, camine al baño del bar esa frase que estoy seguro que él dijo comenzó a marearme, algo no estaba bien, moje mi rostro y mi nuca la cabeza me estaba dando vueltas, pudiera ser el whisky, el hecho que no encontraba a Esteban, o que estas muertes, este pueblo y su maldición al fin estaban haciendo estragos en mi, suspire y salí rumbo a mi auto, abrí la puerta y un escalofrió recorrió todo mi cuerpo los vellos de mis brazos se erizaron un frio comenzó a envolverme, alce la vista y allá en la carretera estaba caminando un grupo de chicos a mitad de camino, mi corazón se acelero al ver que esos chicos flotaban, y la gente que estaba cercas al bar parecía no notarlos, o bien, ellos, también, fije mi vista en los demás que estaban cercas de ese bar, mis piernas no me respondían quería huir de ahí, de ese maldito lugar.
- ¡URIEL!- una voz me hizo reaccionar - ¿Que haces aquí?- se acerco a mí el mismo oficial de policía
- nada, nada, yo, solo vine a tomar una copa pero eso fue todo, ya me voy a casa- respondí
- ¿Tomar una copa? ¿donde?- pregunto
- ¿como que donde? pues aquí- gire me dio un vuelco y casi un infarto al ver el bar, estaba en ruinas - No puede ser, yo acabo de salir de aquí- alce la voz
- Uriel, te llevo a tu casa, estas muy alterado, anda vamos- dijo
- pero, ¿que?- intrigado
- Ese bar se quemo hace cinco años más o menos Uriel, tenían fiesta y un corto circuito termino con todo y con muchas personas ahí dentro, no han derrumbado el lugar porque dicen que tiene dueños, pero, no han venido aquí, creo que, ni siquiera lo quieren, por eso está abandonado- respondió
- Unos chicos, acabo de ver a un grupo de amigos- tome mi cabeza con las manos - pero flotaban, ellos, no, no, nadie, ¿que está pasando aquí?- grite
- Ven no puedes manejar, yo te llevo a casa- dijo
- ¡No!, no, yo puedo irme solo, yo- no sabía que decir
- Uriel, no debes conducir, yo- insistió
- Basta déjame, no sé qué, que está pasando, no sé quien real y que no, debo irme- y arranque de nuevo el auto a toda velocidad no me detuve hasta llegar a mi casa, entre hasta la habitación saque las valijas y comencé a meter mi ropa, un ruido por fuera me llamo la atención mientras me asomaba gritaba el nombre de mi esposa y de mi hija, debíamos irnos de aquí, en este momento, al diablo con la maldición, al diablo con ese hombre, estaba bien lejos de aquí y lo volvería a estar.

No podía quedarme un minuto más en ese pueblo, los fantasmas al parecer eran reales, las leyendas de superstición que acabaron con familias enteres estaban presentes, llegando a casa de mi madre comencé hacer la valija de nuevo, llame varias veces a mi esposa, y no me respondió, también le llame a JazBeth y nada, mire por la ventana y estaba Don Noé cortando los leños, suspire siempre hacia la misma actividad, para ser un anciano tenía mucha fuerza aun en sus brazos, baje las escaleras y me tope con mi mama preparando  la cena. Algo me grito pero no le preste atención buscaba los pasajes de avión y una enorme sorpresa me detuvo, solo había dos, el mío y el de mi esposa, pero ¿Y el de Jazbeth?, sacudí la cabeza, esto no estaba pasando, pensé, querían de alguna manera entendí que, si había un niño dentro de ese pozo los dejaría tranquilos, pero no, no iba a permitir que sacrificaran a mi hija, a ella jamás.
- Mama, mama. ¿Sabes en donde está el pasaje de Jaz?- pregunte
- no, no hijo, no lo sé, pregúntale a tu esposa- respondió sin mirarme
- Anna no me responde- le dije caminando hacia la escalera - Por cierto mama, ¡Como sigue Esteban?- pregunte
- ¿Quien?- me detuve en seco al escuchar la pregunta de mi madre
- ¿Como que quien mama? Esteban tu hijo, mi hermano- respondí
- ¿Qué? ¿Te sientes bien cariño?- se acerco a tocar mi frente
- Ay mama por favor, basta, hace unos días Esteban cayó del caballo estuvo internado, tu lo cuidamos por las noches, bueno algunas veces, así que- ,me interrumpió Don Noé que iba entrando
- Deja de mortificar a tu Madre con esas cosas, no es gracioso- Reclamo
- No estoy jugando, y menos me estoy riendo- reclame - Mama por favor - insistí
- Uriel, tu hermano falleció junto con tu padre, en ese accidente- Mama
- ¿Accidente? no, no, no, usted- señale a Don Noé, - Usted me dijo que su corazón se detuvo- reclame
- Si Uriel, se detuvo de un infarto, iba conduciendo con tu hermano de copiloto cuando le dio un infarto, Esteban no pudo controlar el auto y ambos cayeron de una  altura de treinta metros- Don Noé
- Es mentira, yo lo vi el hospital, aquí en la casa, hablaba con él, mama- estaba frustrado
- yo te veía y te escuchaba hablar como cuando lo hacías con él, pero hijo, yo jamás vi a nadie- Mama
- Pero, tú me preguntaste, ¿Ya viste a tu hermano?, ¿lo recuerdas mama?, entonces no entiendo- Insistí
- Si cariño- tomo mis hombros una lagrima rodo por su mejilla - por eso viniste aquí, a reconocer, y a encargarte de los asuntos incompletos de tu papa y de tu hermano, Esteban pero, siempre te negaste a ver a tu hermano- dijo con un nudo en su garganta.
- su, casa, sus caballos, el, Tu lo cuidabas en la hospital- Insistía
- Era a Enrique cariño, tu primo, el trabajaba con Esteban en su granja, con los caballos, el, fue quien cayó del caballo y nosotros lo cuidábamos- Insistía mama
- ¡MENTIRA- Alce la voz alejándome de ella, necesitaba respirar acomodar los pensamientos, razonar todo lo que me acaban de decir - esto, esto, debo tomar aire- y salí de casa, conduje hasta la casa de Esteban, de mi hermano.


Llegue hasta el rancho de mi hermano, vi a una persona trabajando en los establos, estaba con una pierna enyesada y con muletas, Esteban pensé, si, al fin todo se resuelve,
- Este- me detuve en seco al verlo
- Hola Uriel, ¿Como estas? oye no tuve oportunidad de agradecerte cuando cuidaste de mi en el hospital- se acerco a mi
- ¿Enrique?- pregunte
- sí, soy yo, ¿pasa algo? ¿Estas bien?- pregunto
- ¿Donde está, Esteban?- pregunte
- ¿Esteban? pues donde ha estado los últimos meses, Uriel, en el cementerio junto a tu papa, ¿porque? ¿te sientes bien?- insistió
- no, no, esto no, no puede ser, como broma fue suficiente, demando que me digan la verdad- alce la voz
- Uriel cálmate, de verdad no, no te entiendo, Esteban murió junto a tu papa, en ese accidente, yo fui quien cayó del caballo hace unos días y tu mama me cuido al igual que tu esposa y tu, yo no- di media vuelta y corrí hasta mi auto - Uriel, espera, tranquilízate, no deberías conducir así, espera- Enrique.

Llegue a casa a buscar explicaciones y ahí estaba Anna consolando a mi mama,
- Ten un poco de consideración, ¿como te atreves a mencionar a Esteban? a ¿confundirlo con Enrique?- Anna
- no tengo tiempo debemos irnos, ¿donde está el pasaje de JazBeth?- pregunte
- ¿De Jazbeth?, ¡Eres un maldito! ¿Como te atreves a preguntar por ella?  Si todo lo que paso fue por culpa tuya, por tu maldita obsesión por esa historia, por ese pozo- me grito
- No estoy para bromas, ¿donde está el pasaje de JazBeth? ¿Donde está JazBeth? porque nos vamos a casa esta noche- insistí
- Uriel, Jazbeth, tiene lo que tenemos aquí de muerta- gire al escuchar esas palabras
- ¿Qué? ¿Que dijiste?- me acerque
- Uriel, JazBeth está muerta- Anna
- NO, eso no es verdad, mi hija está viva, siempre trae un conejo de felpa ella, ella, yo la vi- grite
- No pudiste verla, Uriel, JazBeth cayó el pazo- Anna
Y mi mundo se derrumbo, el  ganó, se llevo a mi hija.
- Mentira, eso, no, no, no es verdad, no es verdad, no, es, no-
- Uriel respira, respira, Uriel-
Y la oscuridad me envolvió...


 



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En el texto hay: miedo, sobrenatural, pozo

Editado: 12.03.2019

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