Hola, mi nombre ahora no importa, porque dentro de poco no estaré aquí siquiera. Me dirijo hacia el puente, os preguntareis por qué, la respuesta es muy sencilla, me voy a suicidar. Nunca me a gustado la idea del suicidio me parece una cosa muy cobarde, pero viendo mis opciones es la única salida. He llegado. Miro hacia abajo,lo único que veo mientras me voy acercando al borde es gente, la gente me grita que no lo haga, pero no los escucho, no los quiero escuchar nada, no quiero oír ni una mosca.
- Hace un día muy bonito ¿eh?- dice una voz desconocida a mi lado.- El día perfecto para morir.
Me doy la vuelta lentamente y me encuentro a un chico más o menos de mi edad,(dieciocho o veinte años) va vestido de negro, lleva puesta la capucha de sudadera y está mirando al cielo como si que me fuera a suicidar no le importase, siquiera se inmuta,luego baja la vista y me mira,pero me ira como si no fuera nada importante.
Me voy girando y voy caminando hacia el borde, después me giro y quedo de espaldas al vacío, estoy preparada para dejar este mundo, voy dando pasos hacia atrás hasta que ya no hay nada, cierro los ojos porque quiero disfrutar de este momento de libertad, pero la caída nunca llega, alguien me ha agarrado del cuello de mi sudadera y tira de mí, me doy cuenta de que es el misterioso chico de antes que me pregunta:
- ¿De verdad vale la pena?-dice el desconocido fríamente-¿De verdad vale la pena morir de una manera tan insignificante?