Lo que la Oscuridad Oculta

Capítulo #2

Despierto con un fuerte dolor de cabeza, a decir verdad no dormí nada pensando en este día el cual no quería que llegara, me cubro la cabeza con las sábanas como si eso fuera a hacer que desapareciera o despertara y ya estuviera de vuelta y no recordará nada del viaje, quisiera tener una máquina del tiempo para no tener que ir. Escucho pasos en la escalera, seguramente Leah y Tiffany para despertarme, mis suposiciones no fallan, siento sus voces cuando entreabren la puerta para serciorarse de que esté dormida y saltar a mi cama cayendo sobre mí.
-Despierta ya bella durmiente- dice riendo Leah.
-Estoy muerta- digo apretando las sábanas a mi rostro.
-Lamentablemente para tí los muertos no hablan nena- aparta Tiffany todo lo que me cubre -ya tenemos tu atuendo listo para partir- me levantan entre las dos y veo sobre la silla la ropa que eligieron, la tomo y me voy al baño, tomo una ducha y me visto con vaqueros negros, sudadera blanca con el letrero Queen en negro y zapatillas de los mismos colores, salgo y me sientan frente al espejo para peinarme y aplicar sobre mi rostro una discreta capa de maquillaje para cubrir las lunas que se encuentran bajo mis ojos.
-Ya estás lista princesa- aplaude la de cabello negro.
-Nos tomamos la molestia de preparar tu maleta y elegir todo lo que usarás en el viaje nena- aclara Tiffany.
-Hora de irnos chicas- grita mi abuela al pié de la escalera.
-Ya no puedes negarte nena, así que agarra esa maleta y mueve el culo afuera- me empuja la americana.
Bajamos y ya la abuela tiene el auto listo para salir al aeropuerto. Dos horas de viaje que me destrozan la poca emoción que tenía, Tiffany y Leah duermen todo el viaje y la abuela se la pasa leyendo sus revistas de moda mientras que fijo la vista en la ventanilla observando las nubes y deseando que me absorban antes de que el avión aterrice.
...
-Sab, despierta, ya tenemos que bajar dormilona- escucho la voz de Leah a lo lejos, no se en que momento me quedé dormida pero así fue, abro los ojos lentamente y recibo una sonrisa radiante de mi amiga. -vamos levántate me toma de la mano arrastrándome a la escalerilla.
Salimos del aeropuerto y tomamos un taxi, veo por todas partes letreros con el nombre de Cueva Golek, mis amigas toman fotos de todo lo que ven.
-¿Por qué el nombre de Cueva Golek?- pregunta Leah.
-Golek era el apellido del fundador- explica la abuela.
-Y Cueva, bueno porque hay muchas curvas en el bosque- concluyo sin mirarla.
-Hay muchos lugares hermosos que tenemos que visitar- aplaude entusiasmada Tiffany- no nos alcanzarán los días que estaremos aquí-
-No es para tanto- trato de sonar más segura de lo que estoy.
-¿cómo que no? No creí que este pueblo fuera tan impresionante ¿por qué no me contaste nunca?- me regaña la americana, voltea a ver a las tiendas y observa salir de una de ellas un chico que a parecer de todas es muy guapo pero no presto mucha atención -Santo Dios ¿por qué no nací aquí que hay tantos ángeles caídos esperando a mi llegada?- 
Se me escapa una carcajada tras las palabras de mi amiga que no le importa que el conductor escuche tales barbaridades. 
Llegamos a mi antiguo hogar y todo está tal cual lo describió la abuela en el camino, no parece que estuviera sola por tantos años ya que se le pegaba a alguien para que la mantuviera limpia, muchas veces quisimos  venderla pero es tan grande y costosa que nunca consiguió comprador. 
-Es realmente enorme, Sab te voy a odiar de por vida por nunca traerme aquí- me reprocha la filipina. 
-Cariño, ¿recuerdas la casa?- inquiere la abuela. 
-Sí...- paso mi vista por la colección de muñecas de porcelana que tanto cuidaba mamá- solía ganarme regaños constantemente por querer jugar con las figuras de mamá- se me empañan los ojos de lágrimas y paso a los cuadros de fotos familiares en la pared -esta foto...- apunto a una en la que estoy sobre los hombros de papá y mi madre sonríe sentada en las arenas de la playa del pueblo -es la última que tomamos juntos- se me escapa las primeras lágrimas mientras sigo observando todo y todas me siguen en silencio sollozando al igual que yo, me detengo al ver el caballo de madera que me hizo mi padre cuando tenía 4 años y rozo mis dedos por la crin de alambres de cobre -creo que siento su precencia aquí conmigo- me limpio las lágrimas y volteo a verlas -por eso no voy a llorar, ellos no quieren eso así que no lo haré disfrutaré al máximo mi estancia, conoceré personas y visitaré a viejos amigos que aunque no recuerde ellos a mi estoy segura de que si-
-Esa es mi chica- me abrazan todas.
-Gracias por estar conmigo, las adoro, ahora a organizar que esas maletas no irán solas a los armarios- digo y acto seguido nos ponemos manos a la obra.
-Sabrina, ¡Ayuda...!- corro escaleras arriba al escuchar los gritos de Tiffany que está temblando de miedo.
-¿Qué sucede Tiff?- pregunta preocupada.
-¡Una rata!- apunta a un agujero en la pared -¡una maldita rata!- sigue gritando.
-Ya cálmate, la sacaré- me agacho frente al agujero y veo una pequeña cabecita que se asoma -no es una rata es un hámster- agarro al pequeño animal y lo acuno en mis manos.
-¿Qué mierda hace eso aquí?- sigue alterada mi amiga.
-Solía tener cuando niña, los liberamos cuando nos mudamos pero al parecer se quedaron y se reproducirán- sonrio como tonta, amo los animales y me causa alegría saber que aún cuando se vieron libres decidieron quedarse en casa.
-Te juro que si veo otra de esas cosas me largo- dice y se pierde en las escaleras que llevan a la primera planta.
-Y bien pequeño será mejor llevarte al jardín, mi amiga es muy gruñona- habló con el roedor que tengo en las manos. 
Salgo al jardín que está perfectamente cuidado, la abuela ya tenía pensado venir desde hace tiempo y se ocupó de poner todo en orden. Me distraigo por un momento viendo las flores y distingo entre los árboles los cristales sucios de mi vieja casa de juegos, pasaba mucho tiempo allí con mis muñecas, todo está lleno de polvo cuando entro, pero todo está tal cual estaba cuando niña, la pequeña cama cubierta con matas color rosa y alguna que otra muñeca calló al suelo, mis dibujos pegados a las paredes y una mesa con una computadora de juguete, la pequeña cocina y la tele de plástico, me recuerda a mi viejo yo, al que no le importaba que se hiciera de noche y mamá me andará buscando por todo el patio para ir a dormir, por un momento viajo a siete años atrás y me veo llorando escondida junto a los juguetes tras la noticia de la muerte de mis padres <no voy a llorar> me digo saliendo al jardín.
-Te estaba esperando- dicen a mi espalda -supuse que terminarías por venir a la casa de juegos así que te esperé- sigue hablando y volteo para ver de quien se trata encontrándome con el cabello blanco que vi en New York. 
-Ni siquiera recordaba que debía verte- miento, llevo todo el maldito día esperando una señal de este pendejo, evité preguntarle a la abuela sobre él porque realmente me asustó su advertencia.
-Finjamos que te creo- dice percatándose de que nadie se acerque y da dos pasos al frente dejando mi cara contra su pecho -te espero a las doce de la noche en el club de la esquina, contraseña DS-AB, no la olvides o no me podrás ver, y no faltes, tampoco llegues tarde, tengo muchas respuestas.
-pero no puedo...- no termino de hablar cuendo escucho la voz de mis amigas llamando a mi nombre.
-Sab aquí estás- volteo viendo a Leah con Tiffany detrás -¿qué haces aquí?
-Estaba...- vuelvo a girar sobre mis pies y me quedo anonadada al percatarme de que ya Adam no está <¿pero qué carajos? ¿Cómo hace para desaparecer así?>
-¿Estás bien? Parece que hayas visto a un fantasma -pregunta preocupada la de cabello castaño.
-Estoy bien no te preocupes-
-Vanessa preparó unas deliciosas empanadas y no nos deja comerlas hasta que no estés allí, así que teletrannpórtate a la cocina ahora mismo- me empujan a la casa y efectivamente desde el umbral de la puerta se persive el olor de los dulces de la abuela. 
-¿Dónde te habías metido?- pregunta la abuela al notar nuestra presencia. 
-Encontré la vieja casa de juegos- respondo -todo está intacto-
-Sí, fue la única parte de la casa que no permití que tocaran- comenta centrándose en las empanadas que está sirviendo -aún recuerdo cuando te emcerrabas a jugar- ríe sacándome una sonrisa.
-Abuela...- dudo en lo que voy a decir -¿aún de las antiguas amistades de la familia hay algunos que viven en el pueblo?.
-Siempre y cuando hayan chicos guapos entre ellos haremos una reunión con ellos- habla Tiffany con la boca llena de comida.
-Oh!... ahora que lo dices sí, había olvidado que debemos avisarles a las familias Heart, Millar y Boyce- el último apellido me deja sin oxígeno en los pulmones  -prepararé más empanadas para ir a llevarles mañana.
-¿Hay chicos guapos?- pregunta mi amiga aún con la boca llena.
-Ya calla, solo piensas en los chicos que pueden meter su pollo en tu vagina- la regaña Leah metiéndole otra tostada en la boca.
-Déjenme ser feliz- se molesta.
-Seguro si hay chicos guapos, lastima que todos me amarán a mi gracias a mi cabello blanco natural y mis ojos azul zafiro- bromeo para romper la discusión que se avecina.
-Nadie va a creer que es natural, a parte de que me encargaré de decir que usas lentes- me sigue el juego Tiffany.
-No tengo por qué teñirme el pelo o usar lentes, me acepto tal como soy- afirmo.
-Si yo fuera como tu también me aceptara- dice en medio de carcajadas la filipina.
-Ya dejen esas bobadas- nos regaña la abuela -la tres son hermosas, Sabrina con su singular apariencia, Tiffany con su piel que no necesita ser bronceada y Leah con el negro intenso de su mirada que podría enamorar hasta al rey de España- concluye justo cuando suena el timbre de la puerta principal. 
- ¿Esperamos a alguien?- pregunto.
-Yo no espero a nadie, supongo que ustedes tres tampoco así que mejor iré a abrir- dice y de dirige a la puerta, sentimos el sonido de esta abriéndose y seguidamente escuchamos gritos de emoción que no se de que se tratan así que tomamos el mismo camino todo por la abuela.
-Sabrina corre aquí- me llama justo cuando estoy en el umbral que separa la sala del recibidor -ella es una vieja amiga de tu madre-
-Pero como has crecido- corre a mí a abrazarme y estoy tan confundida que no puedo articular palabra alguna. -¿no me recuerdas verdad?- niego con la cabeza -eras muy pequeña, aún recuerdo tu cabecita con las coletas blancas como nieve y tus ojos tan azules como ahora.
-Perdona pero no recuerdo.
-No te disculpes preciosa, me llamo Sara, solía traer a mi hija a jugar contigo todos los sábados, lloró mucho cuando te mudarte pero luego lo entendió.
-Entiendo- le doy una de mis mejores sonrisas para compensar el que no la recuerde de nada <<qué vergüenza>>
Pasamos un buen rato charlando con la señora Sara, pero hasta ahora me doy cuenta de que no hemos hablado de su hija.
-Y... ¿su hija vive aquí en Cueva Golek?- tras mi pregunta sus ojos se llenan de lágrimas y es ahora cuando me pregunto si debí preguntarle eso.
-Sasha...- noto que duda en contestar -Sasha murió- se le escapan unas cuantas lágrimas y baja la mirada a la taza de café que tiene entre sus manos.
-Oh... lo siento... yo no...- me reprendo internamente por soltar la pregunta.
-No te preocupes hermosa- se limpia las lágrimas y extiende la mano para alcanzar la mía -no es la primera vez que me lo preguntan.
-Y... ¿de qué murió Sasha?- suelta Tiffany y alcanzo a ver como Leah la codea para que se calle.
-Tiff, no es...- intento regañarla pero me interrumpe la señora Sara.
-Déjala, no es un problema contarles- dice -desde hace un tiempo, año tras año desaparecen personas en el día que celebramos Halloween, nunca se han encontrado a los reportados, así estén vivos o muertos no se les ve nunca más- explica y todas prestamos atención -hace dos años Sasha desapareció, salió con unas amigas y no regresó a casa en la noche, contactamos a los padres de sus amigas al día siguiente y dijeron que sus hijas tampoco habían llegado, así que decidimos reportarlo pero debíamos esperar 72 horas, 72 horas que fueron una tortura, pero ninguna regresó y cumplido el tiempo comenzaron la búsqueda, una semana después tocaron a la puerta en la noche y corrí a abrir pensando en que sería ella- continúa y los sollozos casi no la dejan continuar - y entonces la vi, ahí estaba. 
-¿Ella regresó?- peeguto al ver que su llanto comienza a ser aún más desesperado.
-Estaba muerta, tenía los ojos abiertos aunque sangre brotaba de su interior, le cortaron la lengua e hicieron marcas de quemadura por toda la piel- una arcada de vómito llega hasta mi garganta con solo imaginarme esa imagen en mi cabeza. 
-Ya calma- la abrazamos entre las cuatro tratando de calmarla -todo está bien, ella está en un mejor lugar ahora. 
-Lo se, pero solo de imaginarme lo que sufrió...- vuelven a cortarse las palabras con el llanto.
...
Una vez que se calmó la señora Sara dijo que se iría a casa y mañana vendría a ayudar con la cena que haremos para invitar a los viejos conocidos, falta una semana para mí cumpleaños y no pierdo de la cabeza las palabras de Sara <<Desaparecen personas el día que celebramos Halloween >> mi cumpleaños es en Halloween.
Tampoco pierdo de la cabeza la invitación al club, realmente no tengo idea de se debería ir o no, pero tengo que saber que es lo que pasa o pasó.




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