Lo que la Oscuridad Oculta

Capítulo #3

Ya son las diez y las chicas están dormidas, la casa está sumergida en un silencio total que me hace levantarme  para comenzar a prepararme. 
Me dirijo al clóset donde está todo lo que traje y agradezco que Tiffany y Leah hayan elegido todo lo de mi equipaje porque hay ropa para todo tipo de ocasión incluyendo una salida a un Club, saco unos vaqueros ajustados  de negros con un top del mismo material pero de cuadros blancos y negros. Me coloco mis botas de tacón de 15 cm y me recojo el cabello en una coleta alta que no deja fuera una sola hebra de pelo, me maquillo a corde al vestuario y al momento, recojo mi chaqueta y busco la salida tratando de no hacer ruido.
-Misión cumplida- me digo a mí misma cuando estoy en la calle. 
Camino rumbo al club que está repleto de gente haciendo fila pero al voltear a verme se apartan y me dejan pasar.
-¿Qué cabina requiere esta noche señorita?- me pregunta la encargada una vez que levanta la mirada para verme -oh...! Disculpe pensé que era una clienta corriente como las de afuera, su código de entrada por favor- me pide y realmente no entiendo una puta mietda pero recuerdo lo que dijo Adam.
-DS-AB- digo intentando no escucharme tan confundida.
-Aquí tiene- rebusca en los cajones que tiene tras ella y me entrega una tarjeta metálica decorada con una línea plateada en un fondo negro. -puerta 666 a la derecha- dice indicando con la mano.
-Gracias- doy la vuelta para avanzar...
-Señorita- me llama la chica.
-¿Si?-
-Su chaqueta- me apunta.
-Ah! Claro- me quito la quito y se la entrego para luego avanzar.
Hay muchas puertas en el pasillo que parece nunca tener fin <desde afuera no parecía tan grande>.
Encuentro la puerta y observo que tiene una pequeña entrada del tamaño de la tarjeta la cual meto y la puerta de inmediato genera un pitido que la hace ceder. Lo piensa varias veces antes de entrar pero lo termino haciendo y una vez adentro la puerta se cierra a mi espalda haciéndome saltar por el impacto contra la pared.
En la habitación no hay absolutamente nadie, miro la hora en un reloj de oro que hay en la pared y veo que llegué 10 minutos antes, me dedico a observar todo, hay un sofá de cuero redondo que tiene en el centro una mesa de cristal con un jarrón con flores ¿negras?. En una esquina hay una licoleta con todo tipo de bebidas y la luz es tenue con un toque violeta, las paredes son oscuras y el piso de lozas relucientes de color negro con pequeños puntos que parecen estrellas en una noche sin luna.
La puerta suelta un pitido igual al de cuando yo entré, se habre y le da paso a Adam, pero no viene solo, tras él entran una chica y un chico los cuales no conozco pero que tienen el pelo tan blanco como nosotros con unos ojos azules así como los de Adam pero no tam intensos como los míos.
-Llegas dos minutos tarde- le digo al que entró primero - uno más y me iba.
-Tranquila tigresa- me habla - tenía que recoger a los demás- se aparta indicándoles que se presenten.
-Mucho gusto... ¿tigresa?- se burla el chico.
-No está mal, pero prefiero Sabrina- le digo.
-Es que este idiota no nos dijo tu nombre- mira a Adam y vuelve a enfocarse en mí  -yo soy Alan y no, no soy su hermano aunque nuestros nombres se parezcan no soy un Boyce soy un Muller- me ofrece la mano la cual estrecho.
No está nada mal, su rostro el un poco menos fino que el de Alan pero sus labios son casi igual que finos, sus ojos muestran más empata y tampoco viste más ya que trae vaqueros grises con una gabardina azul que reluce el color de sus ojos, todo lo combina perfectamente con botas negras y logro ver bajo su melena blanca aretes de plata que hacen juego con el anillo en su mano.
-Hola Sabrina- se acerca la chica una vez que Alan se aparta -Soy Natasha, pero me llaman...- 
-A nadie le importa como te llaman- la interrumpe Adam.
-Lo siento- se disculpa -es un placer conocerte.
-El placer es mío- le sonrio.
Ella tampoco se ve mal con una falda negra y medias de malla por debajo de esta, una un pulover negro que le descubre los hombros y tiene detalles de metal cerca del cuello, calza botas muy parecidas a las mías pero más bajas y viene maquillada de negro con aretes del mismo color, el de la oreja derecha se le pega a la piel mientras que el otro le cuelga hasta la clavícula.
-Bien, ya que se conocen vayamos al grano- habla el que sólo se ha dignado a estar con mala cara.
-¿Por qué tan apurado?- lo regaña Alan -déjanos conocernos bien antes.
-Ya se conocen...- le responde y no termina de hablar cuando abren la puerta de una patada y entra un chico que debe medir cerca de dos metros,  al igual que presentes tiene el pelo blanco y los ojos azules.
-Nos encontraron hay que irnos- dice y todos se apresuran a salir y Natasha me toma del brazo sacándome con ella.
-¿Qué sucede?- le pregunto confundida al ver que los demás salen apurados.
-No es momento para explicarte, hay que ir a la cueva
-¿Cueva?
-Allá te explico.
Adam y Alan nos indican que esperemos mientras avanzan por el pasillo y se devuelven de inmediato.
-A la salida de emergencia- nos dicen y los seguimos al final del pasillo donde solo hay una pared, agarran un candelabro que hay y lo giran dejándolo hacia abajo y la pared comienza a correrse dejándome boquiabierta.
-Rápido- me adentro en el túnel con Natasha seguidas de Alan cuendo ya estando adentro escuchamos un disparo afuera.
-Detente monstruo- gritan.
-Nos vemos en la cueva, llévala allá- nos dice el chico que venía tras nosotros devolviéndose al puesto de Adam y dejando que que la pared se cierre.
-Tenemos que irnos y esperarlos allá- 
-¿Dónde? ¿Qué es lo que pasa?- pregunto.
-Ahora estamos en peligro aquí, en la cueva estaremos a salvo, vamos- vuelve a tomarme del brazo sacándome del túnel que llega hasta el bosque, avanzamos sin decir palabra alguna y entiendo sus gestos y hago lo mismo para no hacer ruido.
-Ya, casi llevamos- susurra y asiento.
Unos minutos después llegamos a una cueva que desde afuera da miedo pero una vez que entramos veo que no está vacía, hay muchas más personas que una vez que entro voltean a verme, tienen ojos azules y cabellos blancos, y yo sigo sin entender nada.
-¿Ya me puedes decir que pasa?- le pregunto a la chica a mi lado.
-Esta es la Cueva de los...- 
-Tienes que irte Sabrina- entran los que dejamos en el club con la respiración agitada y la ropa manchada de sangre.
-¿pero qué...?- trato de preguntar pero no me deja terminar.
-No es momento para explicarte, tienes que irte o todos estaremos muertos antes de que amanezca- me dice Adam.
-Mañana a las 12:00 ven aquí a la cueva, no traigas ningún dispositivo de comunicación y encárgate de que nadie te siga- me habla la chica que aún no suelta mi brazo.
-Yo te llevo- se ofrece Alan y el que se mantiene a su lado le regala la mala mirada del siglo. -Ok la llevas tú-
-Andando- agarra mi mano con fuerza obligando a Natasha a quee suelte y me saca técnicamente arrastrándome. 
No decimos nada en el camino y al llegar a la entrada a mi casa no muestra intenciones de irse, lo miro dudosa e intento abrir la boca para hablar y...
-Escuché que mañana tendrán una cena con los amigos de tu familia-
-Sí- le respondo. 
-Entre ellos están mi familia así que te agradecería si...- mira al suelo pateando el aire -no hablaras de mí- voltea a verme dejándome sin palabras con la última oración. 
-Puedo saber...- 
-Si ellos quieren que sepas la razón ellos me mencionarán, ahora entra, esperaré a que cierres y luego me iré- me indica la entrada y sin decir más avanzo cerrando la puerta a mi espalda.
Una vez adentro voy a la ventana que hay junto a la puerta, miro afuera y... ¿no está? Se fue muy rápido, <¿cómo le hace para desaparecer así?>.
...
Son las 7:00 de la mañana y no he podido dormir nada, por suerte nadie notó mi ausencia anoche y agradezco que mis amigas tengan el sueño pesado.
Me levanto para prepararme ya que hoy será la cena con las familias y hay mucho que hacer. 
Me coloco una playera verde con unos shorts cortos y mis zapatillas del mismo color, recojo mi cabello con un palillo chino y bajo a la cocina donde ya está la abuela preparando el desayuno. 
-Huele delicioso- digo haciendo que se voltee a verme y se acerque abrazándome y dejando que la bese en la sien.
-Esperemos a las chicas- me dice volviendo a lo suyo.
-Vale- me limito a decir.
Una hora después mis "madrugadoras" amigas deciden bajar a desayunar.
Pasamos todo el día por el mercado comprando lo necesario para la cena y preparando todo y ya a las 6:00pm está todo listo y tomamos un baño.
Me coloco un vestido acampanado de color azul y unas bailarinas del mismo color, opto por el pelo suelto y una fina capa de maquillaje. 
-Sabrina...- escucho a mi abuela -chicas llegaron nuestros invitados.
Bajo las escaleras tras mis amigas que también llevan vestidos y bailarinas <<la verdad estuvimos casi hora y media decidiendo que nos podríamos para estar combinadas>>.
-Sabrina por aquí- me indica mi abuela.
-Oh! Cariño has crecido mucho, no me recuerdas pero soy la señora Heart, y esta es mi hija Ginger- se presenta la señora que pese a la edad no presenta una sola arruga en su rostro.
-No recuerdo pero imagino que mis padres les tenían mucho aprecio- correspondo.
-Éramos todos muy amigos de tus padres y veníamos a menudo- habla la mujer que se mantiene junto a mi abuela con una gran sonrisa. Pero ya a ella la conozco, es Sara.
-Qué bueno que aceptaras la invitación Sara- me dirijo a ella.
-No me lo iba a perder por nada del mundo- respondo.
-Sab- me habla la abuela  -ellos son la familia Boyce- me muestra la pareja que se mantiene en silencio y me quedo perpleja ya que recuerdo las palabras de Adam al pedirme que no les hablará de él. 
-Es un placer señor y señora Boyce- me acerco para ofrecerles la mano la cual tardan en tomar y hacer un leve asentimiento y quedar completamente perdidos observándome. 
-Aún falta por legar la señora Cass- rompe el silencio la abuela. 
-Por cierto- recuerdo que mis amigas no se han presentado -ellas son mis amigas Leah y Tiffany- las señalo. 
-Es un placer- contestan ellas al unísono. 
-Bueno pasemos al comedor- ofrece mi abuela y todos nos dirigimos al comedor pero me devuelvo al escuchar sonar el timbre.
-¿Qué se ofrece?- pregunto al observas a una anciana llena de canas y arrugas de espaldas a la abuela pero esta se voltea y se queda petrificada viéndome.
-¿Es usted la señora Cass?- pregunto al ver que no dice absolutamente nada y levanta su mano temblorosa apuntándome con el índice. 
-V...viniste a matar a todos- balbucea gritando.
-¿Qué dice?- no entiendo lo que dice.
-¿Qué pasa?- llegan todos corriendo por los gritos que lanza la señora ante mí. 
-Ellos vinieron, van a matarnos- repite una y otra vez.
-Señora Cass...- intenta acercarse Sara pero sale corriendo hacia la calle aún gritando.
-Es mejor dejarla- habla la señora Heart -tras la muerte de sus nietos tiene un gran trauma y dice que la mataron los Darksiders. 
-¿Estará bien?- pregunto mirando en dirección a donde corrió.
-Si, son ataques que le dan se vez en cuando, ya las personas saben como sobrellevarlo- habla Sara.
-Bueno volvamos adentro- nos pide la abuela a lo que todos acentimos y pasamos al comedor.
Pasamos más de dos horas riendo por anécdotas contadas por todos, excepto los señores Boyce que se limitan a sonreír de vez en cuando. 
-¿Cúal es la historia de los Darksiders?- pregunta Tiffany -Sabrina no nos la ha contado.
-Porque no la conozco de un todo- me defiendo.
-Bueno esto lo pueden contar los señores Boyce- indica Sara.
-Si por favor la queremos conocer- ruega Leah a mi lado.
-Está bien- habla por fin la señora -los Darksiders son asesinos fantasmas, las personas que mueren en un día en específico se convierten en ellos, ese día es el 31 de octubre.
-Ese es el cumpleaños de Sabrina- me señala mi amiga filipina. 
-Shhhh- la cayamos Tiffany y yo.
-Cada año el día en que es su aniversario de muerte hacen una cacería para crear nuevos Darksiders pero ya que se mantienen ocultos en el bosque y no pueden dejarse ver por los que no trabajan para los grandes jefes no pueden tener un grupo muy grande así que también hacen sacrificio de Darksiders, estos serían los que por alguna razón no pueden tener enfrentamientos o por alguna otra causa- concluye la que narraba. 
-Todos los años hay desapariciones en el pueblo y muchos creen que es a causa de esta cacería- comenta Sara. 
-¿Y cómo es su apariencia?- pregunta mi amiga americana.
-Nadie lo sabe- habla el señor Boyce que se había mantenido cayado.
-En esas desapariciones perdí a Sasha- se quiebra la voz de Sara.
-Mis padres también murieron un 31 de octubre pero sus cuerpos fueron hayados- ni siquiera se como terminé la frase sin llorar.
-Nosotros perdimos a nuestro hijo- dice la señora Boyce mirando a la nada. 
-¿Adam murió?- pregunta extrañada la abuela y siento que mi corazón se acelera con el leve asentimiento de los señores.
<<A...Adam es un... es un Darksiders>>




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