Lo que la Oscuridad Oculta

Capítulo #10

Adam me ha dejado sin palabras, todo está perfectamente arreglado y veo que por primera vez se peinó, he notado que no le gusta hacerlo y siempre lleva el cabello alborotado aunque se ve muy tierno así.
-¿Tuviste una cita con el peine?- bromeo.
-Ay Sabrina no lo arruines- dice y río. 
-Está bien perdón- me disculpo.
-Bien, señorita Scott- me saca una sonrisa al llamarme así, se acerca a la mesa sacando una de las sillas para que me siente y eso hago, luego rodea la mesa y se ubica en su asiento.
-¿Cuándo preparaste todo?- indago.
-Tuve ayuda- dice y enseguida comprendo, obviamente mis locas amigas tuvieron algo que ver y estoy segura de que mi madre también puso de su parte -Bien, cenamos.
Con una sonrisa plasmada en los labios agarro los cubiertos y comienzo a comer todo lo que hay. Minutos después ya terminamos la cena y estamos riendo y hablando de temas que salen al azar. 
-Hay otra sorpresa- avisa despertando mi curiosidad -cierra los ojos.
-Pero...- coloca su dedo índice en mis labios para que no hable.
-Solo hazlo- me pide y sonriendo le hago caso cerrando los ojos.
Siento que se levanta y se acerca a mí tomando mi mano para que me levante. 
-No los puedes abrir hasta que te diga- me pide y asiento.
Guía mis pasos y puedo sentir que me saca del lugar em que estábamos, subimos unas escaleras y sigo sin abrir los ojos, nos detenemos y suelta mi mano alejándose. La curiosidad me mata pero no abro los ojos por más que quiera hacerlo.
-Ábrelos ya- grita Adam y obedezco.
Me encuentro con un lugar lleno de luces de todos los colores con formas de flores.
-Es hermoso- fue lo único que pude articular de la impresión. 
-Bienvenida al jardín de Luz- me indicó mostrándome el lugar con las manos -es algo que hicimos hace un tiempo pero no lo habíamos puesto a funcionar hasta hoy.
-Me encanta- dije admirando todo el lugar. 
-Diez minutos para que acabe tu cumpleaños- miró su reloj.
De pronto comenzaron a aparecer las sombras de los Darksiders entre ellos mis padres y también Leah y Tiffany. 
-Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz- cantaban todos a coro y se acercaron a mí con un pastel con mi nombre escrito. 
-Feliz cumpleaños hija- me abrazaron mis padres y yo solo pude sonreír.
-Gracias a todos- me dirigí a todos los presentes -se han convertido en mi familia, ¿una familia bastante grande no?- dije y todos rieron.
...
Despierto entre los brazos de Adam, después de terminar de recibir felicitaciones y agradecer nos fuimos a dormir  y como le había prometido dormir con él tuve que cumplirlo.
-Buenos días princesa- dice con la cara escondida en mi cabello.
-¿Llevas mucho tiempo despierto?- pregunto al notar que su voz no se escucha somnolienta. 
-Le cuidaba el sueño a mi angelito- dice sacándome una sonrisa de idiota enamorada. 
-¿Dormiste bien?- sigo preguntando.
-Cómo nunca lo había hecho, gracias a tí- se levanta un poco para poder besarme, pero no es un beso profundo, uno de esos que solo se rozan los labios de forma tierna sin nada de ruido.
-Te amo- susurro.
-También yo- me abraza quedando sobre mí.
-Sabrina- escucho la voz de Tiffany un poco desesperada en la puerta. 
Como siempre, llegando en los momentos menos indicados ya que no quería separame de Adam en estos momentos. Me levando a regañadientes para abrir la puerta y la encuentro con el pijama puesto y el cabello alboroto como si se acabará de despertar.
-¿Qué ocurre?.
-Hay problemas- avisa con la respiración agitada -Vanessa escapó. 
-¿Pero qué mierda?- pregunto indignada -manda a preparar a los elegidos para que ayuden a la búsqueda.
-Salió hace poco no debe de estar muy lejos de la cueva- me informa mientras entro a recoger la chaqueta para cubrirme y despedirme de Adam.
-Quédate aquí regreso pronto- beso al chico -hay que encontrarla antes de que salga del bosque, creo saber a donde irá.
En menos de nada ya están todos movilizados en el bosque y yo me dirijo al pueblo tomando el camino que lleva a la casa del alcalde ya que obviamente ella vendrá aquí. 
Y no me equivoco, pero al parecer llegué muy tarde, la veo saliendo con el padre del chico que maté ayer de las casa enorme. Desde mi punto, a unos cien  metros, puedo ver que está muy nerviosa, las manos le tiemblan en gran manera. 
Caminan unas cuadras y los sigo de lejos sin perderlos de vista. Noto que se dirigen a la que algún día fue mi casa y se adentran solos en esta, puedo ver que rondan algunos guardaespaldas y un poco más lejos visualizo a un Darksider, Derek, creo que se llamaba, le indico con un asentimiento leve que prosiga y enseguida me entiende, camina lento hasta los hombres trajeados y los acaba sin hacer el más mínimo ruido. 
Entro a la casa en silencio y no los veo en la sala, tampoco en la cocina por lo que me dirijo escaleras arriba tratando de que mis zapatos no resuenan en la madera. 
Ya arriba escucho sus voces en el que era el despacho de mi padre y me acerco a la puerta intentando oír lo que hablan.
-Estoy seguro de esto, y creo lo que me dice- habla el hombre -ayer desapareció mi hijo y sus amigos dicen haberlo visto con una chica de cabello muy blanco y ojos azules.
-Definitivamente es una de ellos- dice Vanessa sin saber que en realidad era yo -van a acabar con todos en Cueva Golek, hay que detenerlos antes de que sea muy tarde.
-Concuerdo con usted señora- siento que ríen.
-Tengo la dirección de la cueva donde se esconden- sigue ella.
-Perfecto- ríe él -esta misma noche acabaremos con ellos, ya tengo a alguien adentro que está de nuestro lado.
Siento que sus pasos se dirigen a la puerta y corro para esconderme en la habitación de al lado.
Una vez que ya no se oyen voces en la casa escucho las sirenas de la policía a lo lejos, seguramente por los cuerpos de los guardaespaldas. 
Fácilmente pude pedir que no dejaran evidencia, pero quiero que la que algún día llamé abuela se de cuenta de que no somos solo unos muertos o zombies como algunos creen, somos Darksiders y estamos dispuestos a luchar por los nuestros.
Llegué corriendo a la cueva y casi sin poder hablar pude contarle a mis padres lo que pasaba y rápido se pusieron en marcha para poder sacar a todos, según mamá hay otra cueva a unos kilómetros preparada para casos como estos y allí íbamos todos, cada uno de los Darksiders, seguían rondando en mi cabeza las palabras del alcalde, ¿Quién podría ser ese imbécil que está de su lado? No lo sabía pero estaba segura de que iba entre nosotros, por eso no podía descuidarse, mandé a apagar todo tipo de aparato tecnológico, sin contar que mandé a revisar todas las habitaciones para que no quedara nada con lo que comunicarse.
No les dije a mis padres de esto, y no es que desconfíe de ellos, es que no puedo arriesgarme que ese traidor o traidora sepa que estoy a punto de descubrirlo. 
Llegamos a la cueva y todos se instalaron rápido,  me preparé para en la noche hacer guardia e informé a todos que nadie podía salir hasta nuevo aviso.
Dejé a Adam acostado, no le había contado todo lo que pasaba a él tampoco, solo le dije que montaría guardia, y solo a él le dije esto, no siquiera a mis amigas. Agarré mi mochila y me escondí en unos arbustos cerca de la entrada rocosa y esperé unas dos horas, llegadas las diez de la noche pude ver una sombra salir pero no podía ver de quien se trataba por cuenta de que llevaba una sudadera bastante ancha de color negro y la capota le cubría el rostro, los pantalones holgados no me dejaban descifrar si era hombre o mujer pero lo seguí por el bosque sin que pudiera verme. 
Al llegar al pueblo se desvió por un callejón que salía al centro de Cueva Golek y pude ver que en el gran parque había una multitud reunida y el alcalde se encontraba encima de una plataforma improvisada con Vanessa junto a él.
-Hay que acabar con los que por años nos han dado razones por sufrir perdiendo a nuestros seres queridos- grita el hombre. 
-Yo los he visto, le lavaron la mente a mi nieta y ahora cree que es uno de ellos, pero no es así- lo apoya la mujer a su lado y hace que la sangre me hierve y quiera vomitar.
Veo a la persona que venía siguiendo dirigirse a la parte trasera de la plataforma y aprovecho esto para atraparlo, me coloco mi capota y lo sigo encontrándolo esperando a que los que se encuentran al otro lado bajen. 
Saco de mi mochila el pomo de cloroformo mojando una toalla, ¿por qué cargo esto? Bueno he visto demasiadas películas quizás, me le acerco por la espalda y le cubro la boca y la nariz, me hace fuerza pero por suerte el líquido actúa rápido y cae al suelo tendida, y sí tendida, es una chica.
...
A como pude saqué el cuerpo del parque sin que me vieran y vine hasta el lugar donde no me buscarían, mi casa de juegos de la infancia, la chica reposa en una silla amarrada de manos y pies.
Juro que estoy más que sorprendida, nunca pensé que ella llegara a hacer algo como esto.
Siento que su respiración se acelera y me ubico a su espalda, está a punto de despertar, y eso hace, anonadada mira a su alrededor confundida y trata de safarse.
-Hola Natasha- hablo sin mostrarme y es obvio que solo por mi voz sabe de quien se trata, comienza a temblar y la rodeo quedando frente a frente. 
-Yo...yo- balbucea y echa a llorar.
-Nunca  creí que nos traicionaras así- hablo -creí que eras mi amiga, pero nunca fue así.
-Eso no es cierto- dice sin levantar la mirada. 
-¿No es cierto?- pregunto con un todo de sarcasmo -ibas a informarles que ya no estábamos en la cueva que Vanessa conoce- le grito -¿Qué me vas a decir?.
-Ellos me obligaron...- solloza pero no la dejo terminar.
-¿Te obligaron a qué?- río con ironía -¿Te obligaron a traicionar a tu raza, tu familia?
-No- grita entre lágrimas  -si no lo hacia la matarían.
-¿A quien matarían?
-A mi madre, tu abuela la conoce- me mira con los ojos rojos -no la maté el día de la cacería porque tu abuela me amenazó con decirle que yo era una maldita mentirosa que avergonzó a su familia acostándose con alguien de su mismo sexo.
-¿A qué te refieres?- pregunto con la cabeza llena de dudas.
-Mis padres eran homofóbicos, muchísimo más mi madre, pero ella siempre aguantó los maltratos de mi padre, él la  golpeaba como si quisiera matarla, y por cuenta de ese maldito desgraciado mi gran asco son los hombros, nunca he sido capaz de sentirme atraída por uno.
-¿Quién es tu madre? No tienes que delatar a los demás, puedo mantenerla a salvo- trato de que se calme.
-No lo podrás hacer, él la va a matar si no llego ahora- solloza.
-Entonces ve allí- la suelto -dile que seguimos en la cueva que ellos ya conocen la ubicación.
-¿Qué dices?
Le explico todo con detalles y ella asiente antes de irse, quiero intentar confiar en ella, si no hace lo que le pedí todos moriremos pero lo dejaré en sus manos.
...
Volví a la cueva en la que me encontraba esta mañana a esperar la llegada de mi invitado. Marcaron las doce y media de la noche y ahí estaba esperando. Hasta que sentí pasos resonar en el vacío salón y me puse alerta.
-Se que estás aquí- grita una voz masculina  -así que la reina de los monstruos sólo sabe esconderse- se ríe burlón. 
-No- salgo se mi escondite con una sonrisa sarcástica en mi rostro -no nos escondemos porque no tenemos nada que ocultar, que estemos en la oscuridad no significa que tengamos miedo, es sinónimo de valentía. 
-¿Le dices valentía a esconderse en las sombras?- suelta una carcajada mal fingida.
-Si- afirmo -en cambio le llamo cobardía a esconder a un asesino tras el título de alcalde.
-¿Qué estás diciendo maldita perra?- da dos pasos hacia mí.
-Que eres un asesino- vuelvo a afirmar. 
-Aquí la única asecina eres tú- ríe a carcajadas y me mantengo en mi lugar.
Entran dos hombres agarrando a una chica del caballo y es... Natasha. La tiran al suelo colocando la bota de uno de ellos en su espalda para impedir que se levante. 
-Ya no necesito a esta mugrosa idiota- grita aún riendo.
Sin decir nada miro hacia uno de los pasillos por donde sale un Darksider, pero no cualquiera, es el que algún día fue el hijo del hombre que se le borra la sonrisa del rostro automáticamente. 




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