Lo que las apariencias esconden

V

Tan solo llevaba dos semanas con mis tíos, pero ya extrañaba a mis hermanas, por eso decidí escribir a Aroha e informarle sobre mis avances.

 

Querida hermana,

Nuestros tíos me han acogido como si fuera su propia hija. La casa es más esplendida de lo que recordaba y los jardines son una delicia. Ojalá no tuviera que hacer lo que bien sabes, disfrutaría tanto aprendiendo del tío y de todos los hombres que pasan por esta casa.

No podrías creerte algunos de los animales que he visto, o las historias que cuentan los comerciantes ¿No sería fantástico poder recorrer el mundo? Hay tantas cosas por hacer. Quizás esa sea una buena opción, un noble al que le encante viajar y desee llevarme con él. No creas que he olvidado los motivos que me trajeron aquí, quiero que sepas que por ahora un noble médico encabeza la lista… no estoy muy segura de cuál es el título de su familia, pero el hombre es … agradable.

He de dejarte, nuestra prima Paula ha tenido un parto complicado y la tía Penélope ha decidido irse para ayudarla y a cambio ha dejado aquí a los dos diablillos de nuestros sobrinos.

Con cariño

Camille

PD: ¿Cómo está  Zuzany? ¿Y nuestros padres? ¿Estás preparada para tu primera temporada?

 

Sellé la carta y mandé que la enviaran. No le contaba mucho a Aroha, pero sí lo suficiente para que no se preocupara. La verdad, ella era puro corazón, siempre pensaba primero en los demás y se merecía ser feliz.

-Tía Camille, Tía Camille – Me llamó el pequeño Tomas de 5 años.

-¿Qué pasa cariño? – Le pregunté sentándolo en mi regazo.

-Yo… - dijo algo dudoso bajando la mirada por la vergüenza.

-Tiene miedo de las tormentas- decretó su hermano Mateo de 7 años.- Es un cobarde.- Añadió al tiempo que entraba en la biblioteca.

-No, eso no es…- Tomas quiso negar la afirmación de su hermano, pero un trueno sonó en la distancia y escondió su cara entre sus manos.

-No debes tener miedo de las tormentas, ¿No sabes la historia de Zeus, el dios del Rayo?-  Ambos niños negaron y se acomodaron, yo diría que demasiado, puesto que no podía casi ni moverme, y se dispusieron a escuchar la historia.

Cuando la historia llegó a su fin me di cuenta de que ambos estaban profundamente dormidos, y no pude evitar acariciar sus preciosas cabecitas, me sentía tan bien con ellos dormidos sobre mí.

-Ha sido el mejor mito que he escuchado jamás- Susurró una voz a mi espalda sobresanándome.- Aunque a decir verdad, jamás había escuchado esa versión.

-Ya bueno, no iba a contarles todas las indecencias de Zeus.- Contesté malhumorada, Luis sabía cómo estropearme los buenos momentos.

-¿Quieres que llame a alguien para que acueste a los niños? – Preguntó con amabilidad.

-No, lo haré yo misma.- Conteste tomando a Tomas en brazos y poniéndome en pie.- ¿Qué hace?- Pregunté al ver cómo Luis se inclinaba sobre Mateo.

-No pensará que le voy a dejar cargar con los dos niños ¿verdad?- Contestó al tiempo que tomaba a Mateo en brazos.

-Pensaba volver después a por él.- respondí.

-Con un gracias basta mylady.- Contestó serio.

Recorrimos el camino hasta la habitación de los niños en silencio, pero no había terminado de cerrar la puerta cuando Luís tuvo que estropearlo.

-Veo que está usted cualificada para realizar sus tareas como mujer- Contestó con seriedad.

- Sabía que no podía comportarse como un caballero por tanto tiempo… seguramente ni sea uno.- Respondí dando media vuelta.

-¿Eso es lo que le habría respondido al doctor Gil? Permítame dudarlo, seguramente a él le habría agradecido el cumplido.- No pude evitar tensarme, aquel hombre me sacaba de mis casillas.- Creí entender el otro día que usted apoyaba las ideas del señor Gil de que cada género tiene sus actividades. – Me giré bruscamente para responder, pero al ver la diversión reflejada en sus ojos decidí tragarme mis palabras y retirarme antes de explotar.




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