Lo que las apariencias esconden

VII

-¿Deseas más te tía?- Pregunté alzando la tetera.

-No gracias Camille.- Respondió con cortesía.- No me contaste cómo estuvieron mis nietos, ¿Supieron comportarse?

-Son maravillosos, adoro su inocencia y entusiasmo, la verdad fueron unos días estupendos. No le negaré que también fueron agotadores.-. Añadí haciendo que mi tía riera ante mi comentario.

-Bien lo sé yo… ya verás cuando seas madre como agradecerás contar con el servicio. Realmente admiro a las madres que además de llevar una casa también se encargan de la crianza y cuidado de sus hijos solas. Debe ser agotador…-Dijo mi tía.

-Si te soy sincera… en el fondo envidio la cercanía que esa mujeres tienen con sus hijos y el lazo que deben crear con ellos.- Añadí.

-Bueno… tus padres te criaron de forma similar ¿no es así?- preguntó intrigada.

-Más o menos.- No quería recriminarles nada a mis padres, pero bien era cierto que una vez cumplíamos la edad suficiente como para ser “independientes” ellos se despreocupaban bastante y dejaban que cada uno se guiara por sus propios gustos y apetencias. -Permanecimos un rato en silencio hasta que decidí plantear el tema que realmente me interesaba.- Tía ¿conocer gente de tantos lugares no despierta en mi tío y en ti el anhelo de viajar y descubrir otras culturas? – Me había costado formular una pregunta lo suficientemente ambigua como para no ser acusada de escuchar conversaciones ajenas.

-No te mentiré Camille, la verdad es que mi espíritu aventurero es poco o nuelo, pero tu tío está deseoso de hacer un largo viaje a alguna nueva y lejana tierra. El día que se decida yo le acompañaré, pero tengo claro que las tierras salvajes no son lugar para las damas.- Mi tía me miró y añadió.- No debería generalizar ¿Verdad? Se que tu deseas explorar esos lugares.- Mi cara de asombro debió ser un poema, porque mi tía comenzó a reírse. Realmente yo debía ser un libro abierto, todos parecían saber lo que quería o lo que pensaba. Solo le había confesado mis deseos de viajar y conocer nuevos mundos a Aroha, y estaba segura de que ella no se lo habría dicho a nadie.

……

Los días fueron transcurriendo y no fui capaz de volver a preguntar más sobre el tema a mi tía pos miedo de ser descubierta. Gracias a mi tío logre mantenerme distraída, me había pedido que le hiciera un favor para uno de sus proyectos, yo únicamente debía aplicar mis conocimientos sobre plantas curativas. La tarea que me encomendó no era complicada, pero para mí resultaba muy entretenida. Debía extraer de los diferentes volúmenes de herbolaría y medicina aquellas plantas medicinales que podían encontrarse en los países orientales. Minuciosamente y con paciencia fui dibujando y describiendo las características de cada una de ellas , sus facultades…

Una tarde mientras realizaba esta tarea en una de las mesas del jardín Guillem se acercó a mí.

-Le he preguntado a tu tío que era lo que te mantenía tan ocupada estos días y me ha informado sobre la labor que está realizando, y solo puedo decirle que no cabe en mí el asombro que siento.- Sus palabras denotaban realmente estaba sorprendido.

-¿A qué se debe realmente su asombro señor Gil?- pregunté con poco interés sin tan siquiera levantar la vista de la tarea que estaba realizando.

-Jamás había conocido a una mujer tan dotada como usted, debe ser única en su especie.- A pesar de ser unas palabras agradables él las pronunciaba con un profundo desprecio.

-Gracias- Respondí fingiendo estar alagada.- Me lo tomaré como un cumplido.

-Yo no alardearía de ello Camille, a nadie le gusta una mujer que piensa.- Por fin levante mi vista de los libros y contemple a aquel hombre con decepción y tristeza.- Siento decirle que hasta el momento me había parecido usted una joven encantadora, en fin, toda una dama, pero ahora no soy capaz de reconocerla.

Aquellas palabras fueron las últimas que compartimos, desde ese momento ambos decidimos tacharnos de las listas de posibles pretendientes. Por lo que nuestros intercambios se redujeron a simples miradas o inclinaciones de cabeza en algún encuentro inesperado o en alguna cena.




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