Lo que las apariencias esconden

XXVII

Desperté bien entrada la mañana y me dirigí a las caballerizas. Pero justo antes de entrar fui testigo de una conversación un tanto extraña.

-¿Qué decía la carta? ¿Dónde se encuentran?- decía David.

- Se encuentran en una isla cercana. Por la conversación que escuche que mantenía Jorge con su mayordomo piensa partir en un par de días, si nos marchamos hoy tendremos ventaja.- Dijo Jonh.

-Que ganas tengo de tener a esa puta delante de mí de nuevo…- Dijo David.

-Tendrás que ser paciente… y recuerda que debes seguir mí plan.- Le cortó Jonh.

¿De qué estaban hablando esos dos? … no tenía ni idea, pero supuse que de nada que yo debiera saber, por ello retrocedí sobre mis pasos y me dirigí a la biblioteca.

-Buenas tardes Camille.- Me saludó cortésmente Laura.

-Buenas.- respondí secamente ¿Por qué tenía que encontrarme justo con ella?

-Estoy leyendo un libro sobre la maternidad. No da muchos detalles sobre nada la verdad, pero me da tanto miedo hacer esto sola.- ¿Cómo me contaba a mí eso? ¡Será tonta!

-Bueno… sola no estás, cuentas con Luis.- Dije de mala gana.

-Oh, no me malinterpretes querida, sé que los Cigar siempre van a estar ahí para ayudarme… pero ahora que ya empieza a notarse un poco mi estado lo veo como más real… y me destroza el pensar que no tendrá un padre.

- Bueno un padre sí que tiene.- Aquella era la peor conversación que había mantenido en toda mi vida. Ella pareció divertida ante mi comentario.

-Tenerlo lo tiene, pero cinco meses no son suficientes para reponerme de lo que sucedió.- dijo con amargura.

-¿Qué?- pregunte confundida, ¿de qué estaba hablando? ¡Cinco meses! Hacía cinco meses Luis no estaba allí, sino conmigo.

-Mi marido, murió antes de que supiéramos que estaba en cinta.- añadió.

Aquellas palabras me dejaron de piedra… ¡SU MARIDO! Dios mío ¿había estado machacando a Luis por un malentendido?

-El … el padre era tu marido…- tartamudee.

-Claro que era… Camille ¿¡Qué pensabas!?- preguntó sobresaltada

-Yo, yo lo siento mucho de verdad que siento como te he tratado y lo mal que he pensado de ti, pero en esta familia nadie me aclara nada. - ¡Luis! Tenía que encontrarlo.- Debo hablar con Luis.- Dije saliendo disparada de la biblioteca y corriendo hasta el despacho.

-Luis yo…- exclamé al abrir las puertas. Pero me encontré con Toni.

-Lo siento Camille, Luis a partido esta mañana… ¿no te ha dicho nada?

-¿Qué? ¿A dónde? – pregunte con desesperación, ¡por que había tenido que hacerme caso por primera vez en la vida justo ahora!

-Algo de una expedición… ha ido a la mansión Cigar y de ahí partirá al puerto.

- Dios mío…- me dejé caer en el suelo llorando desconsoladamente.

-¿Camille te encuentras bien? – dijo agachándose para situarse a mi altura.

-Yo… yoo… - intenté cubrir mi cara con las manos, pero Toni me las retiró.

-Creo que hay muchas cosas que tenéis que deciros… mandaré a que preparen un carruaje y algo de equipaje ¿De acuerdo?- Yo asentí y dejé que me ayudara a incorporarme.

Toni salió del despacho y cuando me recuperé por completo me acerqué a la mesa de Luis y me senté en la silla. Me quedé ahí sin hacer nada hasta que me percaté de que el cajón central no estaba del todo cerrado, algo se había quedado atascado. Lo abrí y… ¡aquel era el cuadernito en el que Luis estaba constantemente anotando cosas! Lo saque y lo abrace… ¿Qué escribiría? Quizás era un cuadernito de botánica… Lo abrí para descubrir su contenido, pero Toni llego y volví a cerrarlo.

-Ya está todo listo, irás directa al puerto, porque ir a la mansión no te garantizará encontrártelo. – Yo me aferre a aquel cuadernito y seguí a mi suegro hasta el coche.

-Gracias.- dije abrazándolo con fuerza.

-Nada me hace más feliz que ver a mis hijos felices, y tú eres la única que puede hacer feliz a Luis.- Dicho esto me ayudó a subir al coche y cerró la puerta.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.