Lo que las apariencias esconden

XXX

Resultó que Luis había ido al puerto a recibir a la expedición, pero debido a unas tormentas el barco no llegó a este hasta casi dos semanas después de lo previsto. Tiempo que aprovechamos al máximo, y en el que aquella habitación se convirtió en nuestro pequeño hogar.

Volver a reunirme con mis tíos y la tripulación fue estupendo, tenían muchas anécdotas que contarnos y lo mejor de todo era que el señor Ducheir había sido denunciado a las autoridades. Tras un par de días de reponer fuerzas los diferentes miembros de la expedición partieron hacia sus respectivos hogares, y Luis y yo hicimos lo mismo.

Las semanas fueron pasando y la felicidad que me embargó en el momento en el que Luis me dijo que me amaba no había menguado ni un poquito. Por lo visto, según decía Laura, de la cual me hice muy amiga, en ocasiones Luis y yo éramos tan cariñosos el uno con el otro que era hasta incomodo estar cerca nuestro. Yo estaba segura de que exageraba… pero al parecer no era la única que lo pensaba. Una noche, mientras Laura, Valton, Luis y yo nos encontrábamos en la salita tras una muy agradable cena Valton nos hizo ver que quizás sí que debíamos controlar nuestra actitud, pero yo también descubrí algo.

-Si sigues mirándome como si fuera un dulce me voy a sentir un poco utilizado.- Me susurró Luis acercándose a la ventana sobre la que yo estaba apoyada.

-¿Y tienes algún inconveniente con que yo te utilice?- Pregunte con picardía. Los dos nos miramos a los ojos por un largo rato sin poder dejar de sonreír.

-¡Oh vamos!- Exclamó Valton.- No volveré a aceptar una invitación vuestra.-Aquello hizo que rompiéramos el contacto visual y nos centráramos en el conde.

-¿Qué te pasa?- Pregunté sentándome en frente de ellos.

-¿Qué qué pasa? Enserio me preguntas eso, estar con vosotros dos es como estar solos… bueno - dijo rápidamente mirando a Laura.- No me malinterprete, estar con usted es maravilloso.- Laura respondió con una tierna sonrisa ‘¿qué me había perdido yo? ¿Qué pasaba entre ellos?’

-No seas exagerado Valton.- dijo Luis sentándose junto a mí y tomando mi mano entre las suyas.

-Os lo perdoné el primer mes… entiendo que llevabais mucho tiempo reprimidos.

-¡VALTON!- Exclamé sonrojándome.

-OH vamos, creí que entre nosotros podías hablar con franqueza…de acuerdo.- dijo al ver la mirada que Luis le dirigía.- Lo intentaré soportar un poco más… creo Laura que si no estuviera usted esto sería una pesadilla.- dijo mirando a la muchacha con ¿amor?

Luis y yo nos miramos cómplices, ¿sería posible que el conde se hubiera enamorado de Laura? No me sorprendería, ella era una mujer perfecta en todos los sentidos, quizás el único inconveniente para otro hubiera sido su prominente vientre, pero parecía que a Valton poco le importaba que ella estuviera esperando un hijo de su difunto marido. En tal punto estaban que cuando Laura anunció que el bebé se estaba moviendo velozmente Valton posó sus manos sobre su barriga.

-Ahora soy yo la que está incomoda.- dije para molestarlo. Ambos se pusieron colorados.

Una vez en nuestra habitación no pude evitar volver a sacar el tema con Luis.

-Yo creo…- dijo él.- que no deberíamos intervenir de ninguna de las maneras, estoy seguro que cuando Laura dé a luz y el tiempo del luto termine Valton le propondrá matrimonio, pero hasta entonces cualquier mínima intervención podría estropear la estupenda relación que mantienen.

-Valeee…- dije recostándome sobre él.- Tampoco tendré que esperar mucho, en menos de un mes dará a Luz.

-Eres un caso perdido.- dijo besándome.

-Soy tu caso perdido.- dije riéndome.



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En el texto hay: caballeros, epoca victoriana, aventuras

Editado: 29.11.2019

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