Lo que las apariencias esconden

FIN

Tres meses después

-¡No puedo creerme que nadie nos avisara de esto!- Escuche los gritos de Toni antes de entrar en el comedor. Llevaba unas semanas sintiéndome demasiado cansada y siempre llegaba a desayunar cuando el resto de la familia Cigar se marchaba a hacer sus tareas, pero al parecer hoy había ocurrido algo importante.

-Papá tranquilízate, Jorge nos dice que partirán en poco y que Mariola y su hijo están bien.- Intentaba tranquilizarlo Luis.

-¡Es que no ves el problema! Llevamos casi un año sin saber de ella y ahora nos enteramos que David y John eran los que querían mataros… Por DIOS LOS ACOGÍ EN MI CASA.- Toni se dejó caer en la silla.

-Buenas cariño.- dijo Luis al percatarse de mi presencia.

-Vamos Toni.- Intervino Sira.- Crees que yo no tengo ganas de fusilarlos, pero ahora nada podemos hacer…. ¡SOMOS ABUELOS!- Toni abrió los ojos exageradamente, parecía no haber caído en eso.

-A- abuelos… - dijo casi en un susurro mientras Sira lo abrazaba.

Recopilé toda la información y la ordené mentalmente. El desgraciado de Jonh y su amigo David habían sido los responsables de que Mariola y su marido tuvieran que esconderse y tras averiguar donde se encontraban habían ido a por ellos. Lo peor de todo era que nadie había creído conveniente avisar a los Cigar, y acababan de enterarse de que su hija regresaría en unos días y que eran abuelos por una carta que Jorge London les había enviado ¡EN QUE FAMILIA ME HABÍA METIDO!

Yo había bajado aquella mañana con la intención de anunciar algo importante, pero creía que quizás ese no fuera el momento más adecuado.

Los cuatro nos preparamos para partir al puerto al día siguiente, todos deseaban estar ahí cuando Mariola llegara.

-No me lo puedo creer.- dijo Luis tapándose con las sabanas. Estaba entusiasmado por volver a ver a su hermana melliza. Me había contado tantas cosas de ella, que yo sentía que ya la conocía.

-¿Estás contento?

-Creo que nada podría hacer esta noche más feliz.- dijo sin poder dejar de sonreír.

-¿Estás seguro?- le pregunté acercándome a él.

-¿Qué insinúas Camille? – dijo levantando un poco mi camisón, yo no pude evitar reírme.

-Bueno… quizás tenga algo mejor que esto.- dije deteniendo su mano.

-Me cuesta imaginarlo. –Dijo seductor.

-Estoy embarazada.- lo dije tan rápido que no estaba segura de que él lo hubiera podido entender.

-¿qué?

-Que… que estoy esperando un hijo…- dije algo tímida.

-Oh Dios mío.- Luis se puso en pie.- ¿es enserio?

-Sí, ¿no, no estás contento?- No parecía que la noticia lo alegrara mucho.

-¿Qué si no estoy contenta? ¡Ahora sí que es una noche perfecta!

-¿Enserio?-  pregunté acercándome a él.

-Eres estupenda… - dijo besándome.- Te amo, y amo a ese bebe.

 

………

Bajé del carruaje casi temblando, estaba muy nerviosa. Sabía que Mariola tendría muchas más preocupaciones después de lo que había vivido como para pararse a pensar en la mujer de su hermano, pero por lo que Luis me había ido narrando los dos hermanos estaban muy unidos y yo sabía que la aprobación de Mariola era muy importante para Luis.

El barco atracó por fin y no pude evitar respirar ruidosamente y esconderme un poco detrás de Luis.

-Ei…- dijo abrazándome.

-Quizás debería esperar en el coche… esto es un momento íntimo y familiar.

-Camille… tú eres de la familia.- dijo levantando una ceja.- No estés nerviosa, le vas a encantar, y sino… pues la ignoraremos.- añadió entre risas.- Enserio Camille… relájate… seguro que no es bueno para el bebé que te estreses así.

-Te quiero.- Las palabras de Luis habían conseguido calmarme un poco, quizás me estaba preocupando demasiado, seguro que a partir de ahora todo iría de maravilla. ¿Qué más cosas podrían pasarnos?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.