Narra Alison:
De manera tambaleante se acercó hasta llegar a mí, sus palabras me dejaron el shock.
—¿Cómo que tú casa?—. Le pregunté en un susurro.
—Si, mi casa, ahora explícame, ¿Quién eres tú?—. Me preguntó cuándo la distancia entre los dos era mínima, su perfume está mezclado con el olor a vodka, está ebrio.
Está ebrio, pero puede hablar normal, solo le cuesta mantener el equilibrio.
—Yo… yo…—. Intente explicarle, pero las palabras no me salían, así que él me interrumpió.
—¿Tú qué?, Aparte de tonta eres tartamuda —. Me dijo de manera brusca, me examinó de arriba a abajo mirándome con desprecio—Eres nueva en el servicio, Mmm, yo creo que sí, una nueva sirvienta, bueno no importa, quítate de mi camino que me estás estorbando.
Me dijo al empujarme para pasar, no pude articular palabra alguna, ya que mi mente seguía procesando todo.
¿Qué mierda acaba de pasar?
¿Quién carajos es él?
¿Y quién se cree para tratarme así?
—Mierda, ¿y ahora qué paso?—. Dije al escuchar un estruendo detrás de mí—El tonto es él—. Voltee a verlo, tiro un jarro que estaba en una mesita que estaba cerca de las escaleras, le valió madre, y siguió su camino, ni dos escalos pudo subir, ya que se cayó.
El muy idiota se cayó.
—¿Ahora quienes es el tonto?—. Le dije entre risas para seguir mi camino hacia las escaleras — Suerte subiendo las escaleras, aunque … El piso es cómodo, podrías dormir ahí.
Empecé a Subir las escaleras, se me hace mala onda dejarlo ahí, pero se lo merece, es tan… Tan… Hay no sé cómo describirlo.
—Sirvienta, ayúdame o te echo de la casa—. Grito no tan alto, pero si lo suficiente para que lo pudiera escuchar.
Como si unos cables en mi cabeza se conectarán hicieron clic.
Caí en cuenta que este tipo está intentando subir al segundo piso, ninguno del servicio duerme en la casa, viste ropa de marca, ¿por qué lo sé?, A simple vista se nota. ¿Será algún sobrino de Thomas o de Anna?…
Hijos no tienen, nunca nos hablaron de uno, entonces, ¡¡¿Quién carajos es él?!! Vale mierda, no quiero correr el riesgo de que nos echen a la calle por culpa de él.
Baje las escaleras rápidamente asta encontrarlo en el piso aún.
—¿Si no bajaba te ibas a quedar acostado ahí?—. Le dije al llegar a su lado.
—Cállate sirvienta, ahora llévame a mi habitación —. Me dijo mientras me extendía su mano para que lo ayudara a pararse.
—Estás pesado, ¿Cómo pretendes que te levanté si no pones de tu parte?!!—. Le reclamé ya que no pone ni un gramo de voluntad para ponerse de pie.
—No sé, solo hazlo—. Me dijo completamente serio.
—Idiota—. Le dije en Español.
—Qué boquita—. Mierda entiende español.
—Si, ¿y qué?, Ponte de pie carajo, pesas una tonelada—. Le exigí, no es gordo, pero al ser hombre es más pesado que yo, mi pobre cuerpo no es capaz de levantarlo.
—Inútil—. Casi lo dejo caer cuando me dijo esa palabra, ya que se apoyó en mí para levantarse, me mordí la lengua para no responderle porque lo último que necesito es pelear, me amargara más mi noche —. Llévame a mi habitación.
No le respondí, pase su mano detrás de mi cabeza para que se sostuviera y aguantando el hecho de que se estaba recargando todo su peso en mí y no en el maldito barandal de las escaleras; empezamos a subirlas.
No sé de dónde carajos saque tanta fuerza, pero llegué al segundo piso.
—¿Dónde está tu maldita habitación?—. Le pregunté casi sin aire por el ejercicio extremo que hice para subirlo.
—Está por ahí —. Me dijo señalando un pasillo, es el mismo en el que está mi habitación.
Empezamos a caminar, lo sostuve bien para que no se cayera, si por mí fuera lo dejaría tirado aquí, pero no quiero correr el riesgo de que nos saquen de aquí.
—¿Ahora?—. Le pregunté al ya estar en el pasillo — Oye, tú, hey te hablo, ¡¡despierta!!—. Le jalé el cabello, ya que no me respondió.
—¡¡Auh!!, ¿Por qué gritas?—. Pregunto.
—Tu habitación, ¿Dónde está?—. Le volví a preguntar ya cansada de estar sirviéndole como recargadera.
—Ahí—. Lo que me faltaba, Señalo la puerta que está a lado de mi habitación. Seguimos caminando hasta llegar a su puerta, abrí y nos adentramos a esta.
¡¡todo está oscuro!!, ¡¡Prendan la luz!!.
—Está oscuro —. Susurré, sentí como me jalo y antes de protestar la luz fue encendida.
—Miedosa, llévame a mi cama—. Me pidió, no, no, no, ¡¡me lo ordeno!!.
Lo llevé hasta la cama de sábanas negras, quite su mano de detrás de mi cabeza y lo deje caer en esta.
—Listo—. Dije respirando profundamente y sentándose a su lado, necesito descansar, eso fue demasiado para mi pequeño cuerpo, por qué sí, soy un pitufo de 1.56.
No sé cómo carajos aguante traerlo hasta aquí, ¡¡es una jirafa!!. Tal vez mide 1.75 a 1.85 tal vez.
Hay no sé, soy mala calculando ese tipo de cosas.
Gracias a la luz puedo verlo mejor, cabello negro como la noche, labios rosas, pestañas largas y abundantes, tiene un lunar debajo de su labio inferior, en sus orejas tiene una arracada pequeña en cada una y en su ceja Izquierda tiene un pircing, tiene finta de ser todo un Bad boy, tendrá unos 23 tal vez.
—Eres guapo, lamentablemente eres un idiota con todo el sentido de la palabra —. Le dije viendo que ya se había dormido— por tu culpa ya no me tomé mi lechita.
Le reclamé cuando bostece Sintiendo mis ojos pesados, ya me dio sueño, creo que mis energías se acabaron y ahora sí necesito descansar.
Hasta aquí termine mi buena labor, ahora me largo, ahí que se quede, lo que le pase después no es mi problema.
Salí de su habitación con dirección a la mía.
Entre a mi habitación y me dirigí a mi cama, me acosté jalando una almohada larga para abrazarla, para poder dormir necesito abrazar algo, es una costumbre.
Poco a poco me dejé llevar por los brazos de Morfeo.
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Escuché como cerró la puerta, Me levanté de inmediato sintiendo un pequeño mareo, pero solo eso, camine relajado con dirección a mi armario, por qué si…