Lo que me pertenece

Cap 4: Enemigo

—16 de Mayo 2021.

≈ ≈ ≈ ≈ 🔹 Alison ≈ ≈ ≈ ≈

La luz entrando por el enorme ventanal hicieron que me despertará, saque mi ropa que el día de ayer unas empleadas de la casa me hicieron el favor de acomodar, mientras yo acomodaba la de mi hermanito, saque unos pantalones negro y una playera gris que me queda enorme, mi ropa interior y me dirigí a la ducha.

Luego de un buen baño me empecé a peinar, no suelo usar maquillaje, pero en el tocador hay demasiado, se para qué se usa cada uno porque mi mamá me enseñó, pero no me pongo.

—Señorita Alison, el desayuno está listo—. Abrí la puerta dejando ver a una de las empleadas, al parecer es Mexicana, me habló en español y tiene el acento de mi gente.

—Ahora voy, gracias ¿Ya están mis tíos?—. Le pregunté.

—No, señorita Alison, ellos ya se fueron a sus trabajos, me pidieron que le avisará y les diera sus disculpas por no poder desayunar con ustedes—. Sonreí de manera triste, me hubiera gustado desayunar con ellos.

—Oh, que mal, bueno, disculpe, ¿Cómo se llama usted?—. Le pregunté cambiando de tema.

—Margaret, señorita Alison —. Me respondió con una sonrisa, es una señora de unos 40 años, muy linda.

—Mucho gusto, y por favor dígame solo Alison—. Le extendí la mano para saludarla, así ella estrechó mi mano.

—Está bien, Alison—. Me dio una sonrisa cálida.

—Ahora voy, iré por mi hermanito —. Ella asintió con la cabeza y fui a buscar a Ale.

Me acerqué a su cama y con besitos en su rostro lo desperté.

—Bebe, despierta mi nene—. Le hablé en español.

Él abrió sus ojitos y con una pequeña sonrisa casi imperceptible me saludo.

—Vamos a desayunar, anda—. Él asintió con la cabeza y se paró, le puse sus pantuflas y lo agarre de la mano para luego salir de su habitación.

Empezamos a bajar las escaleras hasta llegar a la primera planta, antes de llegar al comedor Ale se soltó de mi mano y subió las escaleras corriendo.

—Ale ven, ¿A dónde vas?—. Le grité.

—A ningún lado, estoy aquí—. Una voz detrás de mí me exalto.

Voltee a ver quién era y me encontré al idiota de ayer.

—No Te hablé a ti—. Iba a subir las escaleras, pero me encontré con Margaret.

—¿Viste a Ale?—. Le pregunté.

—Sí, fue a su habitación, Yo voy por él, ve al comedor—. Me dijo con una sonrisa, asentí con la cabeza y ella empezó a subir las escaleras otra vez.

—¿A quién va a buscar Margaret?—. Me preguntó, el idiota que está detrás de mí.

—Que te importa —. Le dije molesta.

—Así que muy valiente, ya veremos si sigues siendo así, ahora prepárame una taza de café bien cargado —. Me dijo empujándome al interior de la cocina.

—Eres!!!… Eres un…—. Lo iba a insultar, pero el idiota se fue de la cocina.

Tragando el coraje mañanero que este tipo me hizo pasar; me dirijo a prepararle su estúpido café.

—Ale ya está en el comedor, le lavé las manos y ahora está comido su fruta, ¿Qué ases?, ¿Quieres café?, Me hubieras dicho, yo lo preparaba—. Me dijo Margaret al entrar.

—A ok, Gracias, y el café no es para mí, es para el idiota de haya fuera—. Le dije con un tinte de molestia.

—¿Qué idiota?, Ja, ja, ja a ya, ¿El joven Alexander? —. Me preguntó entre risas.

—Sepa la bola como se llama, solo sé que es un idiota, ya está su café, se lo voy a llevar —. Vacíe el líquido en una taza y lo puse sobre un pequeño plato, y así me dirigí hacia el comedor.

—¿Cómo te llamas?… ¿Por qué no me contestas?—. Le preguntaba el idiota que ahora sé que se llama Alexander, a mi hermano.

—Y ni te va a contestar —. Hablé detrás de él haciendo que se asustara.

—Ten tu café —. Sé lo dejé en la mesa de cristal.

Sostuvo la taza de café y lo empezó a oler.

—¿Y ahora qué?—. Le pregunté mientras me sentaba a lado de mi hermano.

—Estoy averiguando si le echaste algún veneno—. Me dijo serio.

—No soy una asesina, aunque te confieso que ganas no me faltaban—. Le respondí viéndolo molesta.

—¿Por qué subiste corriendo las escaleras?, Sabes que no debes hacer eso, te puedes caer—. Le dije a mi hermanito mirándolo fijamente.

Él me enseñó su peluche, es un osito café, se lo regalaron mis padres cuando cumplió 3 años, si le presionas su brazo dice: “Te amamos Alejandro”, con la voz de mis padres, se lo mandaron hacer especialmente para él, las ganas de llorar se hicieron presentes, pero las pude controlar, no quiero que el se ponga triste.

—¿Quieres un poco de leche mi vida?—. Le pregunté a Mi hermanito, él negó con la cabeza.

—¿Por qué no responde?, ¿No sabe hablar o qué?—. Me preguntó Alexander viendo a mi hermano como si lo estuviera analizando, cosa que me molestó.

—No te importa —. Fue lo único que dije intentando que no se notará la tristeza en mi rostro.

—¿Es que acaso no puedo saber por qué el hijo de la sirvienta no habla?—. Me volvió a decir.

—Deja de preguntar Alexander y Alison no es parte del personal—. Dijo Thomas entrando en el comedor.

Me sentí feliz al verlo, realmente quería desayunar con él.

—Hija, buenos días, hola nene—. Nos saludó con una sonrisa—¿Se puede saber a qué se debe tu visita Alex?

—¿Es que a caso no puedo venir a visitar a mis padres?—. Pregunto indignado.

—Hace 4 meses que no te vemos, y cuando vienes es por qué estás en problemas, así que vamos al punto, ¿En qué lío te metiste?—. Le exigió saber completamente serio, sentándose en la mesa.

—Necesito dinero—. Fue lo único que respondió Alexander metiendo una fresa a su boca.

—¿Más dinero?, No entiendo en que gastas el que te deposito cada semana, ¡¡son Miles de dólares y aun así me vienes a pedir más!!—. Le dijo Thomas haciendo notar su molestia al alzar la voz, Alexander ni se inmutó ante el grito de él, su rostro era indescifrable.

—Eres multi millonario, ¿De qué te quejas?, Tan solo te pido un poco más de dinero, no te vas a quedar pobre si me los das—. Esta vez le respondió más relajado, si yo fuera su madre le hubiera dado unos buenos golpes con la chancla y lo mandaba a trabajar para que entendiera que el dinero no se barre con la escoba.




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