Lo que me pertenece

Cap 24: Fiesta de Compromiso pt. 3/3

Narra Alexander:

Jamás en mi vida me hubiera imaginado que le estaría pidiendo a una mujer que se casará conmigo.

No soy Alguien romántico, ni mucho menos Alguien que tuviera en sus planes atarse a una sola mujer.

No soy así y me repito una y mil veces que esto solo lo hago por mi beneficio, que esto se va acabar en un año y después seré libre.

Lo único que ahora espero es que ella no arruine mis planes y que coopere de buena manera en esto.

—Y-Yo...—. Sus palabras tiemblan haciendo que me ponga de nervios y me imaginé el hecho de que diga que no aún cuando el contrato ya está firmado— Si quiero, si quiero casarme contigo.

Sus labios dibujan una sonrisa que puede que Muchos crean que es genuina pero se que esa sonrisa de felicidad no la refleja en sus ojos.

En tan poco tiempo he podido aprender a conocerla.

Debía de aprender eso.

Sabía que ella llegaría a ser mi esposa.

Le coloco el anillo y me levanto para poder abrazarla y sin pedirle permiso robarle un beso.

Las personas a nuestro alrededor celebran con nosotros y los fuegos artificiales anuncian que ella a aceptado.

...

Horas después.

La fiesta ha terminado ya acordamos que nos casaremos en una semana, a todos les pareció muy rápido pero a mí me urge más y si por mi fuera me casaría con ella mañana mismo, además, a ella le interesa más que esto sea rápido; quiere lo antes posible que su hermano este con ella nuevamente.

...

—¿Nos vamos?—. Me pregunta Alison al salir junto a mi mamá.

—Si está bien.

—Yo no iré con ustedes, tengo que viajar a París por unas cosas de trabajo, vendré antes de la boda así que no se preocupen que ahí estaré.

Nos hace saber mi mamá.

—Esta bien tía, vaya con cuidado—. Alison la abraza y mi mamá le corresponde.

—Cuidate mamá.

—Si hijo,—.Nos sonríe—. Por cierto, quiero un nieto ya, así que pónganse a practicar.

Nos sonríe de manera pícara y Sin más se va.

Volteo a ver a Alison y su rostro rojo me causa gracia.

—No te preocupes no are nada que tú no quieras.

Le susurró a en su oído y luego beso su cuello.

Prácticamente ya todos se han ido, solo quedamos nosotros dos.

—Hay que quedarnos en el hotel, mañana vendra la coordinadora de bodas que contraté, así que es mejor que nos quedamos aquí.

—Esta bien.

Caminamos de la mano hasta el interior del hotel hasta que  llegamos a recepción.

—Vamos a quedarnos aquí, dame la llave de mi departamento, olvide la mía.

—Si señor.

Me responde el chico que se encarga de la recepción.

—Aqui está.

—Gracias, vamos amor.

Subimos al elevador hasta llegar al último piso, en dónde está mi departamento.

—Adelante.

—Gracias, ¿En dónde dormiré?

—En mi cuarto, conmigo.

—Pero...

—Pero nada, ya es noche, vamos a dormir, ¿O quiere cenar?

—No gracias, comí demaciado haya abajo

—Yo también.

—¿Tienes algo de ropa que me prestes para que pueda dormir?

—Si creo que sí, vamos.

La jalo de la mano hasta llegar a mi habitación.

Se sentó en mi cama mientras yo camine al closet para sacar algo de ropa para ella y una muda para mí.

—Toma.

Le di la ropa.

—Gracias.

Narra Alison:

Nunca me imaginé que a mis 19 años estaría comprometida y menos que me casaría.

Eso no estaba en mis planes pero ahora no hay marcha atrás.

Tampoco estaba en mis planes que está noche dormiría con Alexander.

Pero así será.

—¿Dónde está el baño?, me quiero cambiar.

—Lo puedes hacer aquí.

Me dice riendo.

—Estoy hablando enserio.

—Yo también—. Me responde riendo aún.

Lo veo seriamente y él no se ríe más, se quita el saco y después empieza a desabrocha su camisa.

—Oye, no hagas eso, ¿Sabes que?; me voy, iré a la piscina, luego vengo.

Comienzo a caminar hasta la puerta.

—Alison ven aquí—. Me habla pero no le hago caso.

Sin importar que aún tengo el vestido puesto, ando en tacones y que ya me cansé camino hasta el elevador y subo a este.

Minutos después ya llegué a la zona de la piscina, me siento en una silla y miro al cielo, hay personas nadando aún cuando ya es noche.

Haría lo mismo pero no traigo ropa para nadar.

A lo lejos veo a 3 chicos que acaban de entrar y están quitándose la ropa para meterse a la piscina.

Uno de ellos se me hace conocido pero no recuerdo quien es.

Mi lado pervertido me dice que siga mirando ya que una vista como esa no siempre se puede apreciar, además pronto estaré casada y no podré ver a nadie más; digo, ¿No?, me sentiría infiel.

Rio por mis pensamientos y tomo una copa de vino que me dió uno de los meseros.

—Que guapos—. Susurro en voz baja.

Narra Alexander

Encontré a Alison en poco tiempo, está sentada frente a la piscina mirando descaradamente a 3 chicos que están nadando, una sonrisa pícara se pinto en sus labios, los mira descaradamente y eso me molesta.

—Deja de verlos.

Le tapo los ojos causando que se asusté.

—Mi prometida mira a alguien más y dijo que según me sería fiel, tan poco te duro tu palabra.

La cargo en mi hombre causando que empieze a gritar.

—Bajame maldita sea Alexander.

—No quiero.

Las personas se nos quedan viendo y me importa muy poco.

Subo al elevador con ella aún arriba de mi hombro hasta que llegamos a mi departamento nuevamente.

—Ya Alexander bájame.

—Ya.

La tiró en la cama y me coloco encima de ella.

—¿Por que los veías?

—Porque tengo ojos.

—No busquen en otros lados lo que tienes ya.

Le digo mientras me desabrocho mi camisa y me la quito.

—¿Q-que hacés?.

—Quitando me la ropa.

—¿P-pero p-por que?

—Porque a mi prometida le gusta ver a hombres sin ropa.

Desabroche mi pantalón y me lo quité quedando solo en ropa interior.




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