Lo que me pertenece

Cap 40: Sorpresa

♧ Åłẹxåŋđẹř ♧

Compre dos refrescos en la maquina que se encontraba cerca de donde estábamos cuando venia de regreso pude ver como el chico se acercaba a Alison.

No es de extrañar que alguien intentará acercarse a ella; pues realmente es hermosa, a mis ojos y a los de los demás se que ella brilla más que la misma luna, es capaz de vencer la oscuridad que la rodea y alumbrar con ese brillo único que la caracteriza.

Sonrío al escucharla decir que estaba casada, ame como se escucho esa frase salir de sus labios.

—Ella no te esta mintiendo, esta casada—. Me paro a su lado— Llegas Tarde.

Tomo su mano y la levanto mostrando nuestros anillos de matrimonio.

Una sonrisa de superioridad se muestra en mi rostro.

—Ella es mía y por nada del mundo la dejo -. Le hago saber mirándolo fijamente.

—Hacen una linda pareja, felicidades—. Nos dice antes de darce la vuelta y así irse.

—¿Cómo le hago para dejarles de claro a todos que eres mía?—. Le pregunto sonriendo y luego de doy un beso en los labios.

—No lo se, ¿Yo como le hago para dejarles en claro a todas que eres Mio?—. Jala mi corbata para hacer que me hagache y nuestros rostros queden a la misma altura.

—¿Celosa?—. Sus mejillas se sonrojan.

—¿Celoso?—. Pregunta de vuelta.

—Si y mucho—. Sonrió al ver como esconde su rostro entre sus manos.

Últimamente siento que el corazón se me acelera cada vez que la veo y no puedo evitarlo, siento que algo anda mal conmigo.

Creo que tendré que ir con el Cardiologo.

Tomo su mano y empezamos a caminar por el enorme Parque.

...

El tiempo pasa y las horas siguen su curso como siempre.

Nos hemos divertido tanto que siento que es la primera vez en mi vida que me siento libre de preocupaciones, relajado y que vivo como cualquier persona normal.

—C-creo que i-ire a comprar un algodón de azúcar —. Me dice Alison soltandose de mi mano, Se da la vuelta y camina hacia el puesto de algodones.

Mi celular suena, respondo la llamada al ver el nombre de quien me llama.

"EL PERRO"

Me alejo de la gente para ver que nadie escuche mi llamada.

—¿Qué pasó perro?—. Le respondo pues se que nadie se atreveria a llamarme a menos que sea importante lo que me tienen que decir.

—Señor, lo tengo—. Dice sin rodeos.

—Fantástico, como siempre; muy rápido —. Él es uno de mis mejores hombres, le doy el nombre o foto de alguien y es capaz de rastrearlo o desparecerlo a tiempo récord.

Es un asesino entrenado por los mejores.

Por eso lo reclute, solo escojo a los mejores en este mundo.

—Gracias Señor, ¿Qué le gustaría que hiciera con él?—. Me pregunta.

—Hazlo sufrir tango que odie estar vivo pero no lo suficiente para que muera, a ese lo mato yo, tiene una cuenta pendiente conmigo por haber tocado a mi mayor tesoro—. Le digo sintiendo como la ira regresa a mi cuerpo de solo pensar en lo que ese desgraciado hizo.

—Así será señor.

—Pasame a Felix—. Le ordenó.

Escucho como le habla a este.

—Dígame señor—. Responde Felix.

—Dale el triple de lo que acordamos para el pago del perro—. Me gusta recompensar a mi gente cuando hacen las cosas mejor de lo que esperaba.

Así aprenderán a que si hacen todo bien y me obedecen serán muy bien recompensados.

—Si señor.

—Bien, mantenme al tanto de todo.

—Si.

—Perfecto, nos vemos luego.

Cuelgo la llamada.

Reviso algunos de los mensajes que tengo, la empresa está en su momento más exitoso.

Realmente estoy feliz.

—Hola Guapo, ¿Quieres ir algún lugar?

Me pregunta una pelirroja, se ve que no es de aquí.

—Por supuesto.

Sonrió viendo a Alison aun en el puesto.

Al parecer hay mucha gente.

—¿A dónde te gustaría ir?

Pregunta en un tono curioso intentando tocarme.

—A dónde está mi esposa, si me permites—. Intento pasar por su lado pero me detiene.

En otro momento probablemente ya estaría de camino al hotel con ella pero inexplicablemente no me produce deseo de querer eso.

—Anda, vamos a divertirnos, es imposible que alguien tan guapo como tu este atado—. Recorre mi pecho con su dedo, tomo su mano para alejarla de mi.

—No gracias, yo ya tengo a alguien con quien la estoy pasando bien y es mi esposa, así que no—. La paso por un lado y llego hasta donde está Alison quien con dos algodones de azúcar me voltea a ver con una gran sonrisa.

—Mira—. Me enseña los algodones, me entrega uno y ella se queda con el otro.

—Vamos—. Tomo nuevamente su mano y seguimos caminando.

Nos tomamos algunas fotos y subimos a algunos juegos mecánicos.

Disfruto ver como ríe y se divierte.

Se ha puesto una diadema de orejas de garito y yo me he puesto una igual.

...

—Me diverti mucho hoy—. Me dice Alison cuando vamos en el auto de regreso al Hotel.

Son las 5 de la tarde.

Tengo una hora para hacer que Alison se cambie y salgamos directo a nuestro nuevo destino.

No tardamos mucho cuando nos hemos estacionado en la entrada del hotel.

Bajo para así darle la vuelta y abrirle la puerta a Alison.

Ella baja y así entramos juntos al hotel.

Unos minutos más tarde ya estamos en nuestro departamento.

—Pequeña, vamos a salir nuevamente, ponte algo cómodo que vamos a tardar—. Le digo sin más.

—¿A dónde iremos?—. Sus ojos brillas con curiosidad.

—Tengo una junta en una hotel, iras conmigo quiero que conozcas a alguien.

Le miento.

—Bueno.

Se da la vuelta y entra a la habitación.
.
.
.

40 minutos más tarde.

Se nos hizo tarde.

Si.

Así que decidí que para ahorrar tiempo fueramos en Helicóptero.

Ya estamos en este y Alison aprieta mi mano con mucha fuerza.

Al parecer le tiene miedo a las alturas.

—Y-yo... yo ya quiero bajarme—. Se queja mientras me abraza.




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