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...
Narra Alison:
—¡¡N-no, a él no!!—. Gritó exaltada al ver que Alexander le apunta al hombre que me mantuvo con vida hasta el día de hoy.
La voz de Alexander es un cuchillo que corta el aire, helada y letal.
—¡Quítate, Alison, merece morir!—, me ordena, su mirada es un abismo de hielo que me congela el alma. Mi corazón late con furia al ver la pistola apuntando al Señor Ponce, el hombre que me sostuvo en la oscuridad.
—¡No, no, no!—, grito, mi voz es un río desbordado que no puede contenerse. —¿Matarás al hombre que me ayudó en ese infierno?—, pregunto, mi voz es un susurro de miedo que recuerda el pasado.
El Señor Ponce está pálido, su rostro es un papel en blanco que refleja el terror que siente. Su vida cuelga de un hilo, y Alexander es el verdugo que está a punto de cortarlo.
—¿Te ayudó?—, pregunta Alexander, su voz es un eco de la duda.
—Sí—. susurro—Me dio comida y agua cuando nadie más lo haría, me salvó la vida a pesar que la de él pudo estar en riesgo—. Las palabras salen de mi boca como lágrimas, recordando el pasado, recordando el dolor y la oscuridad.
—Pero fue cómplice, ayudó a ese hombre a llevarte, no puedo perdonar eso, no puedo perdonarle que te haya tocado para privarte de tu libertad y alejarte de mi lado—. Puedo sentir la ira en cada una de sus palabras, este hombre que tengo enfrente no es el mismo con quien me case.
¿Quién es?
Yo sabia que él no era una blanca paloma pero enfrentarme con su verdadera identidad me ha impactado.
La imagen que tenía de mi esposo se desvaneció, revelando un desconocido que me miraba con ojos de mentira. Me sentí como si estuviera cayendo en un abismo sin fondo, sin saber qué me esperaba al final.
¿Cómo pude no verlo?
¿Cómo pude creer que lo conocía?
La verdad es que no sabía nada de él, y ahora mi corazón pagaba el precio de mi ignorancia.
Recuerdo la primera vez que lo vi, realmente no lo soportaba pero las cosas cambiaron, Me sentí atraída por su confianza y su carisma. Me enamoré de él sin saber nada de su pasado, sin saber qué lo había llevado a mi vida. Y ahora, me doy cuenta de que eso fue un error.
Me acuerdo de las noches que pasamos juntos, las risas que compartimos, los planes que hicimos. Todo parecía perfecto. Pero ahora, todo eso parece una mentira. Me pregunto en qué más me mintió, qué más se escondió detrás de su sonrisa.
Mi mente es un torbellino de preguntas y dudas.
¿Cómo pude ser tan ciega?.
Me siento como una estúpida, como una mujer que se dejó engañar por un hombre que nunca fue quien decía ser.
Es capaz de matar a sangre fría sin que le tiemble la mano.
Pero aún hay algo que me duele más y es que muchas personas sufrirán por la muerte de Jeremy, su hermana, mi amiga Hana, ella sufrirá y todo será mi culpa.
Me siento atrapada en una pesadilla que no puedo despertar. Me siento como si estuviera viviendo en una mentira, en una realidad que no es real. Y no sé cómo salir de aquí.
Puedo ver atrás vez de sus ojos qué la decisión de matar a este hombre está más que tomada.
Tengo que detenerlo, tengo que intervenir, no puede cargar con la culpa de la muerte de otra persona si eso pasara sería mi fin.
—Una vez me dijiste que si yo te pidiera algo lo arias sin pensarlo—. Me acerco a él sin importar qué tenga un arma en su mano.
No se como explicarlo pero se que no me lastimaría.
—Y tambien te dije que seria capaz de matar por ti, Me tienes a mi para cumplir tus deseos—. Me dice con ese tono de voz que me hace querer temblar el cuerpo.
—Entonces, cumple, baja la pistola ahora mismo—. Le ordeno, mi voz es firme y autoritaria—No vas a matar a este hombre delante de mí.
Alexander me mira, su mirada es un desafío, pero yo no retrocedo. Me acerco más a él, mi corazón late con determinación.
Alexander aprieta la mandíbula, su rostro es un mapa de ira y frustración. Pero yo no me detengo.
—Baja la pistola, Alexander— le repito, mi voz es un comando—¡¡Ahora!!
Le grito molesta, deseo con todas mis fuerzas que lo haga.
Para mi sorpresa, Finalmente, Alexander baja la pistola mientras sonrie ladinamente.
—Mi mujer me gobierna—. Susurra divertido ante de acercarse a mi y darme un beso en la frente.
El Señor Ponce exhala un suspiro de alivio, su rostro es un mapa de gratitud.
—Agradécele de que te haya salvado, porque si no fuera por ella ya tendrías un hoyo en tu frente—. Le dice Alexander mirándolo seriamente.
—Gracias, Alison—. Me dice, su voz es un susurro—Gracias por salvarme la vida.
—Vamos a salir de aquí —le digo, mi voz es firme—. Ahora.
El Señor Ponce asiente.
—Esto no ha terminado —Le dice, advierte Alexander al Sr. Ponce, su voz es un gruñido—Te estaré vigilando.
—No se preocupes Señor Alexander —le dice al Señor Ponce—. Yo estaba siendo obligado a trabajar para Richard, pero nunca estuve de acuerdo con lo que él hacía. Siempre estuve decidido a ayudar a alguien que quisiera vengarse de él.
Me sorprendo al escuchar sus palabras. No sabía que el Señor Ponce estaba en nuestra lado.
Alexander lo mira, su expresión es un reflejo de la sorpresa y el interés.
—¿Por qué me ayudarías a mí? —le pregunta.
El Señor Ponce se encoge de hombros.
—Porque creo que tú eres el único que puede detener a Richard —responde—. Y porque creo que tienes el derecho de vengarte por lo que te hizo, necesito ayuda para vengarme de él no tengo el poder suficiente para hacerlo yo solo, así que por favor acepte mi ayuda en esto, tengo mucha información de él que podrá ayudarlo.
Miro al Señor Ponce, su rostro es un reflejo de la sinceridad.
Alexander asiente, su rostro es un reflejo de la determinación. Se acerca al cuerpo de Jeremy y lo carga hacía el auto. Luego, se sube al volante y mira al Señor Ponce y a mí.