Lo que me pertenece

CAP 55: ¿Un malo no tan malo?

"El pasado no muere, solo se transforma en una sombra que nos persigue hasta que enfrentamos la verdad." - Inspirado en George Orwell, "1984"

"La búsqueda de la verdad es un viaje sin fin, porque cada respuesta nos lleva a nuevas preguntas y cada certeza nos hace dudar." - Inspirado en Albert Camus

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Alison ♡

La realidad de todo lo que ha pasado hasta el momento me ha hecho confundir. Tengo un sentimiento inefable, un torbellino de emociones que se ha apoderado de mi corazón. Me siento abrumada por los secretos revelados y no puedo evitar preguntarme por qué todo esto me está pasando a mí. Solo quería una vida tranquila, sin sobresaltos ni misterios. Pero ahora, me encuentro sumergida en un mar de dudas y emociones encontradas.

La confusión y la incertidumbre parecen haberse instalado en mi mente, y no sé cómo encontrar la calma y la claridad que tanto anhelo.

¿Cómo llegué a esto?

¿Cómo llegué a ser la esposa de un mafioso?

Pero, a pesar de saber que corro peligro estando a su lado, no quiero irme. Quiero seguir con él, pero ¿por qué?

Yo sé que lo primero que debería hacer es tomar a mi hermano y marcharme, dejarlo solo con todo lo que su mundo acarrea. Pero mi corazón se opone a esa decisión.

Mi lado lógico me dice:

"Vete, puedes terminar mal".

Pero no puedo, no puedo hacerlo, y no es porque esté atada a él por contrato, sino porque mi terco corazón se niega a dejarlo solo. Porque no haberlo tenido durante el tiempo que estuve secuestrada fue un tormento.

Bien dicen que el corazón no entiende de razones.

Miro a Alejandro jugar con sus muñecos; lo abrazo tan fuerte porque, en un punto, creí que jamás lo volvería a ver. Pero no fue así; pude regresar a él. Me ha contado que me buscó mucho, pero le dijeron que salí de viaje por unos días.

—Lo he cuidado bien —dice Alexander al entrar en la habitación de mi hermano.

—Lo sé —respondo.

Alejandro se para feliz y abraza a Alexander; no sé cómo es que Alex aprendió rápido la lengua de señas para comunicarse con mi pequeño y que este le entienda.

—He mejorado en esto para distraer a Alejandro de tu ausencia; tomé clases de señas.

—Gracias.

—No tienes nada que agradecer; lo hice con cariño —sonríe.

Lo veo jugar con mi hermanito; así parece una persona normal, pero detrás de esa sonrisa que tanto amo se esconde un criminal que ha matado a muchas personas.

Muevo la cabeza intentando deshacerme de esos pensamientos; necesito hablar con él primero.

—Alexander, quiero ir a ver a Oliver; sé que está en el hospital todavía —le pido.

—Claro, vamos —se levanta, dejando a mi pequeño con sus juguetes.

—Cuídelo bien, señora Julia —le pide Alexander a su nana.

—Por supuesto, mi niño; yo lo cuido; vayan con cuidado —dice la señora Julia.

La señora Julia es una persona muy amable y cariñosa; a pesar de que Alexander ya es un hombre adulto, lo trata como a un niño. Sorprendentemente, Alexander no parece molesto por ello.

—¡Unnie! —escucho el grito de Lucía en el pasillo.

Salgo a su encuentro; su mirada se cruza con la mía, y sus ojos se llenan de lágrimas al verme.

—Hola, pequeña —la saludo; ella corre hacia mí para después abrazarme.

—Unnie, te extrañé mucho; ¿estás bien? ¿No te lastimaron? —me inspecciona con su mirada.

—No, linda; estoy bien —le digo; realmente, sí tengo moretones en el cuerpo, pero no se notan ya que están ocultos con mi ropa.

—Fue un tormento no saber de ti —sigue llorando.

—Pero ya todo acabó; ya estoy bien y estoy aquí de nuevo —le digo.

...

[45 minutos después]

Hospital Élite Med.

Mientras caminaba junto a Alexander hacia la habitación del hospital donde Oliver se encontraba recuperándose, no podía evitar sentir una mezcla de emociones. Me siento culpable por que, por mi culpa, él está así.

Al entrar en la habitación, vi a Oliver conectado a varios monitores y con un vendaje en el pecho. Mi corazón se apretó al verlo así. Antonio está recostado en la cama al lado de Oliver, está durmiendo.

Un hombre de unos 50 años con una sonrisa tranquilizadora nos recibió. Su bata blanca me da a saber que es el doctor.

—Buenos días, señora Williams, señor Alexander. Me alegra verlos aquí —dijo.

—Doctor López, gracias por su trabajo —dice Alexander.

—¿Cómo está Oliver? —pregunté, intentando contener mi ansiedad.

—Oliver ha sufrido una herida grave en el pecho, pero gracias a la intervención rápida de nuestro equipo, logramos estabilizarlo —explicó el doctor.

Alexander se acercó a mí y tomó mi mano, ofreciéndome apoyo.

—¿Qué tipo de herida es? —preguntó.

—Oliver sufrió una lesión pulmonar debido a un disparo en el tórax. Tuvo que ser sometido a una toracotomía de emergencia para reparar el daño —dijo el doctor.

Me sentí mareada al escuchar las palabras del doctor. Alexander me apretó la mano.

—¿Y... ¿su estado actual? —preguntó.

—Oliver está en condición estable, pero aún necesita descanso y cuidados intensivos. Le hemos administrado antibióticos para prevenir infecciones y le estamos monitoreando constantemente —explicó el doctor.

Me alegró saber que estaba en buenas manos.

Antonio, el tío de Oliver, se ha despertado; se levantó de su silla y se acercó a nosotros.

—A-Alison —susurra.

—Tío —me acerco hasta abrazarlo; las lágrimas vuelven a salir. Siento que me voy a secar de tanto llorar.

—Linda, me alegra verte; ¿cómo estás? —dijo con una sonrisa; sus ojos están rojos, tal vez por las desveladas que sufrió.

—Estoy bien; ya todo terminó —respondí.

—Quería estar al tanto y trabajar en la investigación para encontrarte, pero le dije que era mejor que cuidara a Oliver aquí; yo me encargaría de encontrarte —explica Alexander.

—Y lo cumplió. Gracias, hijo, por traerla de vuelta —le agradece Antonio a Alexander.




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