Lo Que Me Pertenece: Esposa De Un Mafioso

Cap 31: Mi última carta.

"La lealtad no se mide por el tiempo... sino por a quién estás dispuesto a proteger cuando nadie te obliga."-. A. K
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Alexander Williams

-Si Alison esta en peligro de parte de Anna, entonces debemos investigarla, podriamos interceptar una llamada-intervino Andrei-. Asi, sabremos donde esta y seguirla para ver con quienes se reune.

-Podría funcionar -dijo Dae-Hyun, pensativo-. Pero solo si lo hacemos bien. Podemos interceptar la llamada, rastrear su ubicación y posiblemente obtener datos de a quién más contactó.

-¿Puedes hacerlo desde aquí? -pregunté.

Negó con la cabeza.

-No con este equipo, Felix me ayudara pero necesitamos más equipo, en el Ojo; Allí está todo lo necesario para una intervención completa: análisis de paquetes, redirección satelital, decodificadores de eco. Necesitas traer todo lo necesario lleva a alguien que te ayude.

-Exacto, Necesitamos rastrear esa llamada asi que ve por todo lo necesario -dijo Dae-Hyun con seguridad, mientras se inclinaba hacia la laptop de Felix-. No podemos dejar que se nos escape. Si podemos interceptar el número desde el cual marcó, quizá podamos triangular su ubicación o al menos rastrear su historial. Entonces ve al ojo.

-¿El Ojo? -preguntó Andrei, arqueando una ceja, confundido.

Felix levantó la mirada, ya sabiendo de qué hablábamos.

-Así lo llamamos. El Ojo de Argos.

-¿Qué demonios es eso?

Me giré lentamente hacia Andrei, con una ligera sonrisa.

-Es nuestro núcleo. Donde todo lo que no se debe saber, se guarda. Un búnker digital. Vigilancia satelital, rastreo global, intercepción de señales, redes privadas, información cifrada y registros imposibles de borrar. Está oculto, incluso en los planos. Solo tres personas tenemos acceso autorizado ante el sistema: Dae-Hyun, Felix... y yo.

-¿Y dónde está eso? -insistió Andrei de manera curiosa.

-Justo detrás del cuarto de Arte -respondí-. Hay una pintura de Caravaggio, "Judith decapitando a Holofernes". Nadie pensaría que detrás de una escena tan violenta hay algo todavía más peligroso.

Andrei se quedó en silencio. Supongo que le pareció poético.

-Necesito ayuda para mover algunos componentes -dije mirando alrededor. Mis ojos se detuvieron en Oliver.

-Oliver, ven conmigo.

Sin hacer preguntas, él me siguió por el pasillo largo y silencioso, hasta llegar al ala oeste de la mansión. Nos detuvimos frente a una pintura de Caravaggio, Judith decapitando a Holofernes. Una obra intensa, violenta... perfecta.

Deslicé el marco inferior y una pequeña consola se reveló: escáner facial, lector de huellas, lector ocular, y teclado táctil.

Tecleé la contraseña:

Sicarius uno-siete-siete-cero.

Apoyé la mano. El escáner facial se activó. El ocular brilló en azul.

-Alexander Williams. Identificación múltiple confirmada. Nivel ViP. Acceso máximo concedido. Bienvenido al Ojo de Argos.

La pintura se deslizó hacia arriba revelando una puerta blindada. Esta se abrió con un sonido sordo y mecánico. Descendimos por una escalera de acero, hasta que la temperatura cambió. Una mezcla de aire frío y tecnología viva.

El Ojo de Argos se desplegó ante nosotros: una cámara circular llena de pantallas, paneles, luces, pantallas holográficas flotantes y un zumbido constante de servidores en funcionamiento. Parecía un núcleo de inteligencia artificial futurista, oculto bajo una mansión antigua.

-Esto no estaba en los planos -dijo en voz baja cuando se detuvo frente a una consola de seguridad.

Lo miré de reojo.

-¿Cómo lo sabes?

-Porque los vi.

Alcé una ceja.

-¿Los planos? ¿Cuáles?

-Los de esta mansión, Escuché que le dijiste a Dae-Hyun que debían hacer una copia en su laptop, así que entendí que la original estaba en la tuya. Era necesario. Necesito conocer el terreno... para proteger a Alison.

-Entraste en mi lap como si nada, ¿Sabes la información que tengo ahi?

-Solo busque los planos. No toqué nada más, lo juro -dijo, como si no acabara de admitir que había hackeado el sistema más blindado de mis empresas.

-¿Me estás diciendo que hackeaste una laptop con la mejor seguridad que me pudieron conseguir? -dije, alzando una ceja-. Diseñada por la mafia cibernética japonesa... ¿y solo entraste por los planos de la mansión?

Oliver se encogió de hombros con una media sonrisa descarada.

-No fue tan difícil. Deberías decirles que se actualicen.

-¿Cómo lo hiciste?.

Oliver ni siquiera levantó la mirada.

-Tenías una versión vulnerable del firmware UEFI. Inyecté un payload en el arranque usando un exploit viejo de Spectre combinado con un bypass al kernel en modo seguro. Cloné el sistema con una imagen forense y craqueé el cifrado con un rainbow table optimizado en CUDA.

Hizo una pausa.

-Tranquilo, ya te dije que no toqué nada sensible. No guardé ninguna información confidencial. Solo necesitaba los planos.

-¿Todo eso en qué...? ¿Diez minutos?

-Menos. Lo más lento fue esperar que el agua del café hirviera.

Lo miré, entre incrédulo y divertido, aunque en el fondo... un poco alarmado no por que él haya entrado en mi laptop si no, por que si él pudo otros tambien podrian, debo tener mas cuidado.

-Joder, Oliver... no dejas de sorprenderme.

Esa laptop no era solo una herramienta de trabajo. Era una bomba de tiempo digital. Contenía contratos secretos, rutas de transporte, códigos internos de mis tres empresas, enlaces con gobiernos corruptos, nombres y ubicaciones de enemigos, grabaciones que podrían destruir imperios enteros. Y él había entrado como si nada... como si se tratara de un simple blog mal protegido.

Oliver no era un civil cualquiera. Era un ex agente de la DEA, la Administración para el Control de Drogas. Gente entrenada para cazar y destruir organizaciones como la mía. Su trabajo era infiltrarse, ganar confianza y luego entregar a los peces gordos en bandeja de plata. Él conocía los métodos, los protocolos, las debilidades. Sabía cómo operamos... porque una vez vivió para desmantelarnos.




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