Lo Que Me Pertenece: Esposa De Un Mafioso

CAP 41: Te dejare en Quiebra.

"Si pudiera envolverte en papel de seda y envolverte en estrellas, lo haría. Si pudiera darte el sol y la luna, te los daría. Pero como no puedo, te daré todo lo que tengo, todo lo que soy". A.w.

Narrador Omnisciente
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El sol apenas comenzaba a asomar por la ventana cuando Alison abrió los ojos. El silencio reinaba en la habitación, solo roto por la respiración tranquila de sus tres amigos, aún dormidos sobre el improvisado campamento de mantas y almohadas que habían armado en el suelo.

La noche había sido larga. No tanto por las horas, sino por las emociones que se habían quedado colgadas en el aire como sombras persistentes. Alison se incorporó lentamente, sintiendo el peso del cansancio aún sobre los hombros.

Melany fue la primera en notar su movimiento.

-Ya despertaste -Dijo en voz baja, sentándose y estirándose como un gato somnoliento.

Estrella se frotó los ojos-. ¿Dormiste algo? Porque yo tengo el cuello roto, pero valió la pena.

Oliver gruñó desde su rincón-. Les juro que si no hay café abajo, me lanzo por la ventana.

Oliver y Alison tenían la misma costumbre de tomarse una taza de café o chocolate todos los días y si no lo hacían, se ponían de malas.

Melany miró a Alison con una mezcla de dulzura y preocupación.

-Ali... es hora de desayunar, tenemos que bajar. Me dijo Lucía que no comiste nada ayer.

-No tengo hambre -murmuró ella, volviendo la vista hacia la ventana.

-Sabemos que no. Pero no puedes seguir así -dijo Estrella con firmeza-. Tu cuerpo necesita energía, y si no comes, tu mente tampoco se va a curar.

Oliver se levantó, caminó hacia ella y se agachó a su altura.

-Aunque sea por Alejandro, ¿sí? -susurró con cuidado-. Si él te ve mal, se va a preocupar. Ya te está buscando desde anoche.

Alison tragó saliva. La sola mención de su hermanito era suficiente para ablandarle hasta los huesos.

-Está bien... bajaré.

-Eso quería oír -dijo Melany, lanzando una pequeña sonrisa de victoria.

Mientras recogían las mantas, Estrella se acercó más a Alison.

-Y... ya que estamos hablando de cuidarte -empezó con tono casual-, ¿te gustaría venir con nosotras a México un tiempo? Podrías quedarte en nuestra casa. Alejandro también, por supuesto. Podrían tener un lugar tranquilo, lejos de todo esto.

Melany asintió de inmediato-. Solo hasta que estés mejor. Cambiar de ambiente, respirar otro aire, sanar sin tanto ruido alrededor.

Alison las miró por un momento, con los ojos nublados, pero la voz decidida.

-No puedo irme.

-¿Por qué no? -preguntó Melany con suavidad-. Podemos encargarnos de lo demás. Lo más importante ahora eres tú.

-No es solo por lo que pasó con Alex -dijo Alison, bajando la mirada-. Es la fundación. Hay familias, niños, mujeres que dependen de lo que hacemos allí. Tengo proyectos activos con Helsia Health Foundation, clases en curso... No puedo desaparecer así como así. No sería justo para ellos... ni para mí.

Estrella suspiró, apoyando una mano en su hombro.

-Eres más fuerte de lo que crees, ¿sabías?

Alison alzó la mirada, forzando una pequeña sonrisa.

-No sé si soy fuerte. Solo sé que no puedo huir.

-Entonces no huyas -dijo Oliver-. Pero no te enfrentes sola. Aquí estamos.

-Siempre -añadió Estrella, abrazándola por los hombros.

-Vamos a desayunar -insistió Melany, ahora más suave-. No puedes salvar al mundo con el estómago vacío.

Alison rió por lo bajo, solo un instante.

Bajaron juntos al comedor. La casa estaba en calma, los rayos de sol entrando con fuerza desde las grandes ventanas. Lucía ya estaba ahí, conversando mientras Alejandro jugaba con una pelota entre las piernas de Felix. Al ver a su hermana, el niño dejó todo y corrió hacia ella con torpes pasitos.

Llego a ella y la abrazó por la cintura.

Alison se agachó para abrazarlo de vuelta, enterrando la cara en su cabello.

Alejandro se apartó un poco, moviendo las manos con torpeza pero decisión. Su pequeño ceño fruncido y la lengua asomando por un lado de la boca mostraban su concentración.

"¿Mal?" gesticuló, tocándose el pecho con una mano abierta y luego frunciendo el ceño. Era una forma infantil de preguntar si ella seguía triste.

Alison le sonrió con ternura, acariciándole la mejilla.

"Estoy mejor," firmó con movimientos suaves y tranquilos. Luego, para tranquilizarlo aún más, se señaló el corazón con los dos deditos juntos -la seña que él había inventado para decir "te quiero".

Alejandro rió y repitió el gesto con ambas manos, exagerando el movimiento como siempre hacía cuando estaba feliz.

Lucía les observaba desde la mesa, con una sonrisa cálida.

-No paraba de preguntar por ti— le informo.

Dae-Hyun y Felix estaban sentados ya, con platos servidos. Alison tomó asiento con Alejandro a su lado, Él le empujaba suavemente el plato con ambas manitas, insistente.

-Come -. Le dijo en señas.

Ella probó un poco del desayuno, no mucho, pero suficiente para que él aplaudiera y celebrara con las manos agitadas en el aire, como si hubiera logrado algo heroico.

Alison no pudo evitar reír.

...

Después del desayuno, Alejandro fue el primero en retirarse ya que debía ir a terapia con la Psicóloga que acababa de llegar. Alison se levantó de la mesa, seguida de cerca por Melany y Estrella. Las tres mujeres se dirigieron hacia la habitación de Alison, un refugio seguro donde podrían hablar y procesar sus emociones sin ser interrumpidas.

Una vez dentro, Alison se desplomó sobre la cama, rodeada de cojines y mantas suaves. Melany y Estrella se sentaron a su lado, cada una tomando una de sus manos. La habitación estaba llena de objetos personales de Alison, fotos y recuerdos que normalmente la hacían sonreír, pero ahora parecían estar fuera de lugar.

Estrella acarició el cabello de Alison, intentando consolarla.




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