"Sé que está prohibido, que no debería sentir esto, pero no puedo evitarlo. Mientras el tiempo aclara lo que siento y lo que significas para mí, solo quiero estar aquí para protegerte, para asegurarme de que nada te lastime".
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Después de un tiempo, Mel y Estrella ya estaban sentadas en el suelo, cada una con su teléfono en mano, hablando con distintas fanbases de BTS.
—Sí, eso es correcto —decía Mel con una sonrisa, su tono dulce y profesional—. Los fondos se destinarán a las causas que mencionamos, y cada donación será registrada. Sabemos lo importante que es la transparencia para Army.
Estrella, por su parte, alternaba entre mensajes y llamadas. Los nombres de las fanbases aparecían en su pantalla: "Bangtan Hearts", "Purple Shields", "Wings of Hope" y muchos más. La respuesta había sido abrumadora, y las chicas no podían evitar sentirse emocionadas.
—Perfecto, entonces enviaremos el comprobante de donación al correo que nos diste. Gracias, de verdad. Sabemos que siempre podemos contar con ustedes —agregó Estrella antes de colgar y suspirar—. Listo chicas ya me comunique con ellas.
—Perfecto—Alison, que había estado revisando su computadora, levantó la mirada, satisfecha. La emoción de ver cómo sus planes tomaban forma era palpable.
—Bien, chicas, vamos avanzando. Las donaciones están aseguradas. Lo único que falta es que los fondos sean transferidos y que los abogados se encarguen del papeleo.
—¿Quieres que llamemos a Felix para eso? —preguntó Mel, mientras anotaba algo en su libreta.
—No, yo me encargo —respondió Alison, tomando su teléfono para llamarle.
Sin esperar más, Alison buscó el contacto de Felix y marcó. No pasó mucho antes de que él contestara.
—Dime pequeña. ¿Todo bien? —La voz de Felix sono tranquila, Alison habia adoptado ese apodo, ahora todos los chicos del circulo de Alexander le decian asi.
—Hola, Felix, si todo bien. —Alison sonrió, sus amigas la observaron, intercambiando miradas cómplices—. Necesito tu ayuda. Veras, quiero hacer unas cuantas donaciónes a Fan bases de BTS que estan haciendo varios proyectos, Mel y Estrella ya se están encargando de las fanbases y las donaciones con Army, pero necesito que hables con los abogados para gestionar la transferencia de fondos y asegurar que todo esté en orden. No quiero que haya problemas, ya sabes...ese dinero saldra de la cuenta de Williams.
—Claro. —La respuesta de Felix fue inmediata—. Me encargaré de eso, Alison. No tienes que preocuparte.
—Gracias, Felix. Sabía que podía contar contigo.
—Siempre puedes. —Hubo una breve pausa, y luego agregó—. Te llamaré cuando todo esté listo.
—Perfecto. —Alison colgó, dejando el teléfono a un lado, y se giró hacia las chicas—. Felix se encargará del resto.
Mel sonrió, satisfecha.
—Sabía que podíamos contar con él.
—Si, él es increíble—rió Estrella.
Mel volvió a su teléfono, mientras Estrella se estiraba.
—Voy por un vaso de agua. ¿Quieren algo? —preguntó Estrella, levantándose mientras Alison y Mel continuaban organizando las donaciones.
—No, gracias —respondió Mel, sin apartar la vista de su teléfono.
Estrella salió de la habitación, camino por el largo pasillo y comenzó a bajar las escaleras. Pero apenas llegó al comedor, sus pasos se detuvieron al escuchar una voz profunda que conocía demasiado bien. Su primer impulso fue seguir caminando, pero algo la detuvo. Sabía que escuchar conversaciones ajenas estaba mal, pero la curiosidad fue más fuerte que su sentido común.
—Sí, asegúrense de que los fondos se transfieran sin inconvenientes. No quiero que nada quede fuera de lugar —la voz de Félix resonaba con autoridad—. Hablen con el banco y gestionen las autorizaciones. Que todo esté en orden antes de que Alison firme.
Estrella se escondió discretamente tras el borde de la pared. Desde allí, distinguía la figura de Félix, de pie, su postura relajada, pero su tono dejaba claro que no estaba negociando.
—Perfecto. Me mantendrán informado. —Félix colgó y, al girarse, encontró la mirada de Estrella. Una leve sonrisa curvó sus labios.
—¿Escuchaste algo interesante? —preguntó, su tono era tranquilo, casi juguetón.
—Oh, disculpa —musitó Estrella, sintiendo un leve rubor en las mejillas—. Ya estás arreglando los detalles del plan de mi amiga. Creí que no te prestarías. Después de todo, Alexander es tu jefe y tu mejor amigo.
—Lo es —afirmó Félix, guardando su teléfono en el bolsillo—. Pero Alexander me ordenó ayudar a Alison en lo que ella necesite, y eso estoy haciendo.
—Entiendo… —Estrella bajó la mirada, se acerco lentamente hacia él mientras sus dedos jugaban nerviosamente con el borde de su blusa.
Félix frunció el ceño, notando su inquietud.
—¿Pasa algo? —preguntó, su voz se suavizó, dejando ver una preocupación genuina.
—Bueno, yo... quería pedirte un favor, pero no sé si sea posible.
—Dímelo. —La firmeza en su voz era reconfortante, como una promesa de solución.
—Es que... —Estrella suspiró, dudando—. No, olvídalo. Es una tontería.
Félix dio un paso al frente, y de forma casi instintiva, su figura imponente bloqueó la salida. Sus ojos se clavaron en los de ella, una intensidad que parecía desnudar cualquier mentira o inseguridad.
—Estrella —su voz descendió a un murmullo grave, magnético—. Dime qué deseas… y lo haré.
—F-Félix...
—Dímelo, o lo investigaré por mi cuenta. —Su mirada era implacable.
El corazón de Estrella latía acelerado. No estaba acostumbrada a que alguien la mirara así, con una seguridad tan avasalladora.
—Es solo que… nos quedaremos un tiempo aquí, y… en nuestra universidad las reglas son estrictas y en cuestion de faltas mucho más. Ya tomamos mucho tiempo para la boda de Alison y, si volvemos a faltar otra vez, nuestras calificaciones y la beca estarán en riesgo. —Las palabras salieron atropelladas—. No sé qué hacer, y pensé que tal vez… pero no, olvídalo, esto es ridículo comparado a los trabajos que debes tener pendientes, no quiero molestarte, disculpa por robar tu tiempo.
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Editado: 14.09.2025