Lo Que Me Pertenece: Esposa De Un Mafioso

Cap 72: Tercero al Mando.

"Debes saberlo antes de convertirte en uno más: aquí nadie sale ileso. Algunos pierden la vida, otros el alma... y los más desafortunados, aprenden a vivir sin sentir. Recuerda esto: morirás lentamente, y esa fue tu elección."
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-Pero... ¿quién será? -preguntó Dae-Hyun, cavilando seriamente la propuesta. El riesgo de nombrar a la persona equivocada era catastrófico-. Félix es el único de nuestra absoluta confianza capaz de manejar tales actividades operativas, pero tú y yo sabemos que está más que ocupado con sus obligaciones de seguridad directa.

​-Bueno... tienes razón -respondió Alexander, golpeando con el dedo el escritorio.

​-Solo queda Gabriel, pero no será él. -La mirada de Dae-Hyun fue tan firme como la de Alex. Gabriel quedaba fuera de la ecuación del riesgo directo.

​-¿Entonces? ¿Nos quedamos sin opciones viables entre nuestros rangos más altos? -preguntó Alexander, resignado.

​-Lo haré yo. -Una voz grave y serena irrumpió en el silencio, asustándolos ligeramente a ambos.

​Oliver había estado escuchando la conversación. La puerta del despacho de Alex no se había cerrado correctamente, y la mención del embarazo de Melany lo había anclado allí. Ahora, avanzaba con calma hacia el centro de la habitación.

​-O-Oliver... -Dae-Hyun tragó saliva, sintiendo el golpe de la sorpresa y la teoría de que Oliver ya sabía la verdad sobre Melany.

​Oliver se detuvo frente al escritorio, su expresión inescrutable.

​-Yo me encargaré de las obligaciones de Dae-Hyun en la organización. Nose al 100% cómo funciona el negocio pero puedo aprender. Solo tienen que formalizarlo. ¿O acaso desconfían de mi capacidad o mi lealtad?

​-Por supuesto que confiamos en ti -se apresuró a decir Dae-Hyun.

​-¡Espera un momento, Oliver! -intervino Alexander, su voz firme, marcando el límite-. Una cosa es que hayas entrado en la Umbra y otra muy distinta es que te hagas cargo de las obligaciones del segundo al mando. Tú no tienes un puesto. Tu función es proteger a Hana, no tener que estar cara a cara con mafiosos del nivel más alto.

​Alex apreto la mandíbula, su preocupación era genuina.

-Además, si hago esto, si te asigno oficialmente las funciones de Dae-Hyun, Alison se enterará, y sabes lo que significa.

​Oliver no pestañeó.

​-Lo sé. Significa que Alison se enojará contigo. Pero sabes perfectamente que aparte de mi no hay nadie más que pueda encargarse del puesto de Dae-Hyun, no dejaré a mi prima sin su pareja ni a su bebé sin padre. Solo sera por un tiempo, puede que no sepa al 100 de negociaciónes mafiosas pero se lo que hacen, solo necesito que Dae-Hyun me enseñe lo que me haga falta.

​Oliver se acercó a Dae-Hyun con la voz contenida, pero firme.

-Lo haré bien, no te preocupes. Tengo lo necesario para ser tu suplente. Sobreviviré al combate y después me enseñarás lo que significa ser el segundo al mando en una organización como La Umbra.

Dae-Hyun miró a Oliver con desconfianza. No estaba convencido, pero la situación no le dejaba alternativas.

-Tiene razón, Alex -dijo al final, dirigiéndose a Alexander-. Es la opción más segura. Es la única forma de que yo pueda apartarme sin crear una debilidad estructural.

-Sí, claro -respondió Alexander con un dejo de amargura-. Lo dices como si fuera sencillo. Alison se enfadó conmigo cuando vio que hice trabajar a Oliver con mis hombres. Me ha puesto entre la espada y la pared; y, disculpen, pero no puedo volver a estar lejos de ella.

-Alison lo entenderá -intervino Oliver con tranquilidad-. Yo hablaré con ella.

Alexander suspiró, derrotado por la suma de razones plausibles y riesgos inevitables. Una guerra doméstica con Alison era un precio alto, pero la alternativa era dejar un vacío estratégico que nadie podía permitirse.

-Está bien. Hazlo -aceptó Alexander al fin-. Pero te advierto, Oliver: esto no es un juego de números. Las obligaciones del segundo al mando son un infierno operativo. Tendrás que tratar con capos, supervisar entregas... y decidir a quién eliminar cuando sea necesario.

Oliver clavó la mirada en Alexander, y por un instante la calidez que siempre lo distinguió pareció contenerse tras una capa de decisión.

-No te preocupes por mi capacidad -dijo-. Mis manos ya no están limpias, y mis estrategias tampoco. Acepto la responsabilidad: ejerceré como segundo hasta que Dae-Hyun regrese.

Dae-Hyun asintió, enrollando los dedos con impaciencia.

-De acuerdo al embarazo de Melany -comenzó Dae-Hyun.

​-No te preocupes -interrumpió Oliver, levantando una mano para cortar la disculpa-. Mi prioridad no es juzgar sus acciones, ambos ya son adultos, solo quiero preservar a la familia. Considera mi tiempo en tu puesto mi contribución personal a esa seguridad.

Si bien no estaba feliz con la noticia no podia hacer nada al respecto. Sabía que Dae-Hyun la protegería confiaba en ello, lo habia escuchado todo y sabia que podia confiarle el futuro de su prima.

​Justo en ese momento, la puerta principal del despacho de Alexander se abrió de golpe, golpeando el marco con violencia. Los tres hombres se giraron al unísono, para ver entrar a Félix, seguido de cerca por Gabriel, Henry y Andrei.

El aire se hizo pesado, denso. Los cuatro se detuvieron en seco, y la mirada de Félix pasó de Alex a Oliver y se clavó en Dae-Hyun, percibiendo la inusual y grave seriedad de aquella reunión privada. Sabía que la línea de código rojo se había activado.

-Lamento interrumpir -dijo Félix con tono grave-. Pero hay una reunión urgente.

-Dime -ordenó Alexander.

No le importó que Andrei y Henry estuvieran presentes. Aunque no formaban parte oficial de La Umbra, se movían en el mismo mundo.

Andrei pertenecía a la Bratva; eso bastaba para saber que su palabra podía ser tan firme como su puntería... o tan volátil como una orden de muerte.
Henry, en cambio, era un hombre sin bandera. Un sicario libre, práctico, con la mirada de quien ya ha visto demasiado y aún así prefiere callar.




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