[Narrador Omnisciente]
—¿Cómo que las hermanas Zhao Fueron Secuestradas? —preguntó Alexander, levantándose de inmediato de su asiento. La sorpresa fue tanta que no tuvo cuidado por la presencia de Alison, Dae-Hyun, Estrella y Hana en la sala.
Dae-Hyun se levantó también. Era el Segundo al Mando; un fracaso de seguridad en territorio propio era inaceptable.
—¡Manda a un equipo detrás de ellos! ¿Cómo los dejaron ir solos? —preguntó, visiblemente molesto.
—El Señor Oliver me ordenó quedarme con Félix, ya que está herido, y se fue antes de que el equipo de seguridad estuviera listo para seguirlo —explicó Dennet a través del auricular.
—¡Maldita sea! —Alexander se llevó una mano al cabello—. Rastrea el auto de Oliver. ¡Quiero que lo encuentren ya! —ordenó en voz alta, luego se calmó ligeramente—. Lleva a Félix al hospital.
Ante la mención de su primo y de Félix, Estrella palideció. En ese instante, su miedo se confirmó. Su primo efectivamente estaba metido en la mafia. Lo supo desde que vio el tatuaje de la Umbra en su antebrazo.
Estrella siempre había creído en la libertad de elección, y si Oliver había elegido ese camino, no era quién para juzgarlo. Pero la preocupación por su seguridad era insoportable.
—Sí, Señor.
—En cuanto tengan la dirección me la mandas. Voy para allá —Alexander cortó la llamada.
Las preguntas llegaron a la vez.
—¿Qué le ocurrió a Oliver?.
—¿Por qué Félix debe ir al hospital?.
Preguntaron Hana y Estrella al mismo tiempo.
Alexander cayó en cuenta de que no había tenido cuidado. Las mujeres en la sala, a excepción de Estrella, sabían sobre la organización.
—Es un asunto de trabajo —se limitó a decir Alexander.
Estrella entendió que cualquier cosa relacionada con la organización era un tema tabú. Se mordió el labio, asimilando que no podía preguntar de nuevo, pero Hana no era tan fácil de detener.
—¡¿Algo malo le ocurrió a Oliver?! —le preguntó sin filtro mientras apretaba los puños. El miedo a perderlo ya la invadía.
—No. —Dijo Alexander cortante.
Dae-Hyun caminó hacia su amigo. Sabía que el motivo de Alexander a no dar detalles se debía a la presencia de Estrella.
—Alex —dijo Dae-Hyun, viendo a su amigo a los ojos—. Estrella ya sabe sobre la organización y el puesto de cada uno. Se enteró el día en que Félix la rescató del secuestro.
Alexander miró a su amigo y luego a Estrella, quien agachó la cabeza.
Alison abrió los ojos sorprendida, al igual que Hana.
—¿Quién te lo dijo? —preguntó Alexander.
—Lo deduje sola. Eran demasiadas cosas; no fue difícil saber de qué se trataba —respondió Estrella aún sin verlo.
—¿Sabes que no puedes decírselo a nadie más? —la voz de Alexander era seria.
—Lo sé. Félix ya me lo dijo. Prometo guardar el secreto, no te preocupes —respondió Estrella.
—Bien. Cualquier cosa que veas o escuches. Si involucra a la organización no puedes hablar sobre ellos; es por tu seguridad —Alexander se frotó el rostro, sintiendo la culpa de que Alison también tuviera que cargar con ese secreto frente a su amiga.
—No diré nada de lo que escuche o vea.
—Gracias. Si es así, ya puedo decirles. Félix y Oliver fueron a una reunión con las herederas de la Triada, una organización de China. Al finalizar la reunión, se retiraban del hotel cuando fueron atacados. Las hermanas Zhao fueron secuestradas frente a ellos. Félix se lastimó nuevamente la herida del hombro y Oliver, junto a Artemis, fue detrás del auto que se llevó a las hermanas. Eso fue lo que pasó —dijo finalmente.
Alison, Hana y Estrella se quedaron procesando la información.
—Pueden rastrear el auto, eso escuché —dijo Estrella.
—Sí. Eso ordené que hicieran. No se preocupen. Oliver estará bien —les dijo Alexander, tratando de asegurar la calma.
—Eso espero o los mato a los dos —le dijo Hana a Alexander y Dae-Hyun.
—Y yo le ayudo —dijo Alison, con una mirada feroz en los ojos—. Tráeme a mi mejor amigo sin un rasguño, Williams.
—Sí, mi reina —Alexander tragó saliva ante la mirada molesta de su esposa.
Las tres chicas se dieron la vuelta y subieron al segundo piso, buscando un refugio para su ansiedad.
—Debo ir a ayudar. —Alexander se dirigió a Dae-Hyun.
—Voy contigo —dijo Dae-Hyun.
—Por supuesto que no. Ve mejor al hospital a ver a tu novia. A eso ibas hace rato, pero te detuve —le dijo Alexander palmeando su hombro, a pesar de que caminaba Dae-Hyun como si nada aun la herida le dolía y no podía hacer un esfuerzo que requiera moverse bruscamente.
Su celular sonó. Revisó el nuevo mensaje. Le habían enviado la ubicación del auto de Oliver, era hora de ir a buscarlos.
...
La cabaña estaba oculta entre los árboles.
Oliver y Artemis avanzaron sin hacer ruido, armas listas. Los hombres vigilaban la entrada, confiados, fumando, sin imaginar que estaban siendo enboscados.
—Tres afuera pero deben haber más adentro —susurró Artemis.
—Vas por la izquierda. Yo limpio al del fondo —ordenó Oliver.
Un asentimiento.
La señal.
Oliver apretó el gatillo primero.
El guardia del fondo cayó sin emitir un sonido.
Artemis se movió rápidamente: golpe seco a la tráquea del segundo, rodilla al pecho, remate al suelo.
El tercero intentó levantar el arma, pero Oliver lo abatió antes de que pudiera abrir la boca.
No hubo tiempo para respirar.
Un grito ahogado desde dentro los alertó.
Oliver no esperó.
Pateó la puerta.
La madera crujió, reventó… y la escena al otro lado les heló la sangre.
ZHAO XIA NO ESTABA SIENDO VÍCTIMA. ESTABA PELEANDO.
Un hombre estaba sobre ella, intentando quitarle la navaja.
Xia tenía las muñecas lastimadas, pero había logrado tomar una navaja que estaba en una silla.
Con los brazos torpes, heridos, lo atravesó por el costado y luego lo empujó con una fuerza desesperada, haciéndolo caer.
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Editado: 06.12.2025