Lo que me queda por escribir

Ausente

Él va a seguir con su vida.
Yo voy a seguir con la mía.


Y por mucho que odiase los clichés en el rompimiento de una relación, la triste verdad es que los estábamos cumpliendo uno a uno los dos.

Mientras yo en madrugadas me encontraba destrozada, él, (probablemente) estuviese chateando con aquella chica linda de tinder.

Y si alguna vez pensé en no volver a enamorarme para no salir lastimada otra vez, ¡Pff! Esa fantasía se me esfumó en el momento en que el mundo se sintió un poquito más fuerte entre sus abrazos.

Mientras que en unos clichés las chicas débiles que rompen lloran y buscan y miran miles de películas de amor y alguna que otra frase reconfortante, él evita pensar en eso saliendo con más chicas lindas de cara pero huecas del alma.

Eso es muy triste, porque de verdad quería que él fuera el libro de mi vida, incluso algunos cuantos poemas se han quedado en el fondo de mis notas sin terminar, porque no puedo escribirle de amor sino existe ya.

A este punto ya te habrás dado cuenta de que estoy reutilizando, repitiendo hasta rebuscando las mismas palabras en esta carta, y te diré que busco vaciar todo lo que siento, viví, me alegré y reí en el ayer, me disculpo por ello pero es que no puedo evitarlo.

Existe una posibilidad en la que él esté en busca del amor de su vida, y existe una realidad en donde veme aquí, deseando con todo mi corazón que en su vida le vaya bien, que nunca le hagan sufrir y que se cuide, porque... Es imposible odiarle cuando se lleva una parte tan importante de mí en él.

Es imposible pasar la página no sin antes despedirme de él.




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