Imagina

Imagina cuando les contemos a nuestros hijos que nos conocimos en la universidad. Cuando les cuente de aquél chico de rizos de ensueño, y tú, de aquella niña chiquita que parecía de metro y medio. Imagina cuando les contemos nuestros besos debajo de los puentes, imagina cuando saquemos nuestros álbumes de fotografías y le contemos de sus tíos y tías adoptivas.

Por favor, cuéntales cuantas veces nos peleamos y cuantas nos tomamos de la mano, que yo les contaré de esos días de estrés en donde no nos podíamos ver, esos llenos de exámenes y proyectos que nos hacían terminar. (Por unas horas, pero lo hacíamos.) Aquí ambos les diremos que descubrimos la química del amor, tan fuerte para encontrar en el otro esa zona de paz y tranquilidad, tan radiante como luz en la oscuridad.

Contemos los días que me visitabas diez minutos antes de tu hora de entrada, y el cómo me llamabas "mi batería" porque aunque los minutos eran diez nosotros nos recargábamos al cien, (aunque a ellos probablemente no les de risa nuestros chistes malos)

Imagina cuando les contemos de las veces en que recorrimos los bulevares a pie, de esas caminatas en la alameda de nuestra alegre ciudad, de nuestra farola favorita, de que su madre era una loca que le encantaba perderse entre calles pero al mismo tiempo le temía, y de que su padre siempre fue la cabeza del ahorro entre los dos. Que las locuras nunca faltaron, que los juegos y lugares con nombre eran parte de nosotros. 

Cuéntales el cómo la universidad nos alejó y que ésta misma fue nuestra mejor y peor relación. Estaré ahí para narrar nuestro primer beso, tú manera de tomarme las manos diferente, mi bobo poema diciendo "te amo", los cines y los museos visitados, tu música, mis escritos, tus sueños y los míos a la par cumpliéndose de pasito a pasito.

Solo imagina cuando llegue el día.