Lo que no está escrito

CUATRO

Me maldije internamente, ¿cómo pude olvidar algo tan importante? ¡Los malditos reporteros! Si, aquellas criaturas enviados por los demonios llamados periódicos online, noticieros y demás.

Era de esperarse que después de mi repentina "desaparición" de las competencias obtuviera un regreso y para mayor suerte... directo a la copa dreams.

Suspiré frustrada al ver la inmensa cantidad de reporteros obstruyendo la puerta principal gritando como locos mi nombre y el de la entrenadora. Por un momento pensé en esconderme en los vestidores hasta que se cansaran y se fueran, pero aquello no funcionaría.

Debía ponerle un frente a la situación, contestar sus preguntas y listo, si bien hablarían sobre uno que otro rumor que se estuvo corriendo de mi.

—¡Puedes simplemente salir de una buena vez!— dijo Allen al borde del desespero. —Sabes que nadie podrá salir si no lo haces tú primero y haces las malditas entrevistas.

Asentí en comprensión, ciertamente tampoco podía arrastrar a mis compañeros en esto, ellos tenían una vida luego del entrenamiento.

Tomé mi mochila, y miré a la entrenadora, ella asintió y dijo. —Alonso y Fred, ¿pueden hacernos compañía?

Bien hecho, necesitaba más que a esos dos para poder apartar a uno que otro que quisiera propasarse.

Ellos asintieron sin rechistar y siguieron mis pasos hasta la puerta. Una vez allí, salí.

Sonreí. —Buen día, quisiera poner una pequeña condición antes de comenzar— dije lo más amable que pude. —¿Se puede?— todos asintieron. —¿Podríamos hacer la entrevista en un lugar más apartado y dejar de bloquear la puerta?

Volvieron a asentir y nos encaminamos a uno de los costados del lugar, dejando la puerta libre.

—Gracias— dije sonriente. —Bien, podemos comenzar— uno por uno levanto la mano, mi mirada se detuvo en un chico de cabello castaño, llevaba gafas y su piel se veía muy pálida gracias a la camisa azul marino que llevaba. Asentí. —Usted, el joven de camisa azul, puede preguntar.

El hombre hizo un ligero asentimiento y comenzo: —Señorita Davis, ¿qué se siente regresar a la natación después de lo acontecido con su brazo?— sonreí orgullosa.

—Me siento muy feliz, la natación ha sido parte de mi vida desde que era muy pequeña— suspiré. —cuando tuve que dejar mis entrenamientos y competencias me sentí perdida, mi vida no tenía sentido, y es por ello que, ahora que he vuelto, voy a dar lo mejor de mi— me encogí de hombros. Seleccione a una señorita de cabello corto y oscuro. —usted, señorita de cabello corto, puede preguntar.

Ella sonrió. —Sabemos que su salida fue por accidente, después la cancelación de su ingreso al equipo nacional, se tuvo la sospecha de que esto último en realidad fue por el consumo de materia ilícita, ¿puede corroborar u desmentir este hecho?

Sonreí forzada. —Mi cuerpo funciona gracias a la buena alimentación y el ejercicio que hago durante mis entrenamientos— dije a palabras suaves, tratando de no sonar grosera u algo que pudiese usarse en mi contra. —En efecto, todo se trata de un rumor mal intencionado, jamás he consumido materia ilícita, ciertamente se canceló mi ingreso al equipo nacional, pero, como ustedes ya sabrán, fue por motivos de salud, ¿alguna otra pregunta, señorita?

Ella negó y yo señalé a un tipo calvo. Él asintió y preguntó. —Durante meses se mantuvo el rumor de que usted sostenía una relación sentimental con otro nadador, entre los más mencionados estuvieron los hermanos Blake, ¿quisiera contestar si realmente es cierto?

Asentí en comprensión, el hombre no se veía muy cómodo preguntando, ya que aquello lo leyó de un papel en su mano. —Es totalmente falso, el único vínculo que tengo con los hermanos Blake es meramente profesional, —sonreí nuevamente. —cuando realmente me encuentre en una relación serán los primeros en saberlo.

—¿Se encuentra preparada para la copa dreams?— Cuestionó una chica de cabello largo y rizado. —¿Tiene un rival a vencer durante esta próxima copa dreams?

—Gracias por preguntar, señorita, como ya lo he dicho en entrevistas anteriores, jamás estaré totalmente preparada, siempre hay algo por mejorar— la mujer asintió y después tomo la cámara entre sus manos, tomó una fotografía. —y respecto a su segunda pregunta, mi único rival soy yo misma.

Miré de reojo a la entrenadora, misma que me miraba con una sonrisa, hice una pequeña seña en señal de que quería irme y pareció entenderla, ya que se posicionó frente a mi.

—Muy bien, la entrevista debe terminar aquí, la señorita Davis tiene clases a las cuales asistir y que no puede faltar.

Con la ayuda de Alonso y Fred nos abrimos pasó entre la multid de reporteros, dejando a unos cuantos muy molestos y otros tantos chistando por no obtener más que unas cuantas preguntas.

—¿Qué tal lo he hecho?— pregunto mirando seria a la entrenadora y a los chicos.

Sonrien como si lo que hubiera dicho fuera lo más maravilloso del mundo. —Haz dicho justo lo que ellos deseaban escuchar— dijo la entrenadora.

Fred alzó los dedos pulgares de ambas manos. —¡Estuviste genial! ¡Eres toda una profesional!

Sonreí apenada. Alonso pasó un brazo por mi espalda, haciéndome notar que realmente es más alto que yo.

—Lo hiciste bien, estrellita, pero yo me voy- dijo aquel sin dejar de mirarme.

Negué repetidamente. —Tú te quedas,- parecía que iba a negar, pero lleve un dedo a sus labios en señal de que no era momento para hablar. —tu y yo tenemos cuentas por arreglar.

Sonreí diabólicamente mientras tiraba del cuello de su camisa gris sin importarme la cara que tenía la entrenadora u la sonrisa en el rostro de Fred. 
Al llegar a un pasillo desolado me detuve y lo solté.

Me crucé de brazos antes de hablar, quería imponer, claro que solo era imagen porque yo no soy ese tipo de persona... creo.

—¿Por qué lo hiciste?— fue lo único que salió de mis labios.

Se encogió de hombros. —La entrenadora lo pidió, ya sabes, los reporteros pueden ser un poco tercos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.