Aunque cargo con recuerdos dolorosos, trato de seguir con mi vida.
No ha sido fácil. Hay días en los que todavía me cuesta respirar, en los que las cicatrices duelen como si fueran nuevas. Pero sigo aquí. Con cada paso, con cada lágrima, con cada intento de seguir, me demuestro que merezco estar viva.
He entendido que no necesito tener todo resuelto para seguir adelante. Que puedo caminar incluso con el alma cansada. Que sanar no significa olvidar, sino aprender a vivir con lo que dolió sin que me destruya.
Ahora busco un motivo más para vivir. A veces es una sonrisa que me regalan, un amanecer que me sorprende, una palabra que me abraza. A veces soy yo misma… recordándome que, pese a todo, sigo de pie.
Y eso, también es amor.
Fin..