La noche caía sobre el reino y las antorchas iluminaban suavemente el salón privado del palacio, dónde solo él rey y su hijo, compartía una tranquila cena y era bien sabido x todos que nadie tenía permitido interrumpir la privacidad del rey y del príncipe.
La puerta se abre ligeramente y unos pasos se dirigen hacia ellos. Y el mayordomo (Bahir) se inclina ante ellos.
-Su Majestad, Su Alteza... Lamento interumpirlos pero uno de sus mensajeros pide verlo y dice que es urgente.
Hazlo pasar -Jacob.
El mensajero se acerca, se inclina en señal de reverencia.
El rey le concede la palabra.
El mensajero le informa al rey sobre la situación actual del reino.
Mis señores... Me temo que les tengo malas noticias... Los rumores son ciertos. Los espías han descubierto que los Paltas planean apoderarse de nuestro reino en secreto. Al ser descubiertos ahora exigen guerra y también aseguran que la hija perdida de su rey (Dalsem Bantoesh) su encuentra en Baddish -y agregó -la quieren de vuelta.
El rey asintió con gravedad, miro a su hijo y ordenó que los dos hombres salieran.
Una vez solos, él le dirigió unas palabras a su hijo.
-Su hija -dijo el príncipe.
-Mi príncipe, ha llegado la hora de que demuestres tu valía. Debes ponerte al frente de esta situación y asumir la responsabilidad del deber que debes de cumplir. Confío en tu honor y en tu valentía.
Amram tragó saliva, entendiendo el peso de la responsabilidad que le aguardaba. Era su debut como líder de guerra; aunque era la primera vez que lo haría sintió el fervor deseo de querer proteger a su pueblo y a quienes amaba.
-Padre, puedes contar conmigo -exclamó Amram.
-Padre -volvio a decir el príncipe podemos hablar sobre algo?
-Te concedo mi tiempo, habla -dijo el rey.
-Se supone que la princesa palta, la hija del rey está en su tierra. Pero el rey alega que está en nuestro reino. Yo opino que todo esto nos quiere decir algo. Nos dice que pueden haber espías en nuestro reino y que no podemos quedarnos de brazos cruzados. Monta guardia en cada esquina del reino para asegurarnos de no ser víctimas de sus artimañas.
Sin más tiempo que perder el rey ordenó que montarán guardia y así se hizo.